martes, 22 de julio de 2014

Al principio fue el caos


Preparando mi viaje a las estrellas. Foto Mar Goizueta. Maletas antiguas, estufa, vintage
Preparando mi viaje a las estrellas 
caos.
(Del lat. chaos, y este del gr. χάος, abertura).
1. m. Estado amorfo e indefinido que se supone anterior a la ordenación del cosmos.
2. m. Confusión, desorden.
3. m. Fís. y Mat. Comportamiento aparentemente errático e impredecible de algunos sistemas dinámicos, aunque su formulación matemática sea en principio determinista

Siempre me ha fascinado el caos concebido como una mezcla de las tres definiciones que da la RAE. Me gusta pensar en él como una sustancia en la que, en perfecto desorden y mezcla, está todo lo necesario para crear . Yo lo imagino, de forma abstracta, como un líquido espeso como el mercurio que burbujea de pura vida y, de forma más concreta, como un baúl lleno de pinturas, arcilla, lana, metal, piedra, madera, agua, pegamento, papel... todo tipo de materiales con los que construir cualquier cosa, aún por imaginar, esperando al artista que, con una idea por herramienta, sea capaz de aislar y mezclar los elemento en la proporción y forma adecuadas para dar lugar a algo nuevo. Así, a gran escala, se crean mundos, a pequeña, surgen objetos, teorías y obras de arte, pero todo parte de lo mismo, el bendito caos. Nunca nada nuevo ha surgido del orden, ni el mundo, ni las grandes ideas ni la genialidad en el Arte. Hasta la evolución depende de las caóticas mutaciones. Por eso no me gustan las cosas perfectamente colocadas, el orden absoluto me ahoga y me perturba. Yo llevo el caos dentro y sólo puedo ser feliz en medio de un desorden medio organizado en el que yo sepa más o menos dónde están las cosas. 

A veces es bueno desordenar para volver a descubrir el potencial de los objetos y de los lugares y conseguir que de lo antiguo surja algo nuevo. Reinventar para las cosas una función distinta de aquella para la que fueron concebidas es proporcionales una nueva vida, es crear pequeños remansos de paz para distraer los ojos del aburrimiento que proviene de lo cotidiano. Os recomiendo también romper las rutinas: desordenar las costumbres, sentarse en un sitio diferente del acostumbrado, dormir en el otro lado de la cama, tumbarse en el suelo y mirar el techo, poner las piernas en la pared, se trata de realizar cualquier acción que no soláis hacer. Al principio, os resultará inquietante, pero al mirar alrededor todo os parecerá distinto, descubriréis rincones y elementos que la tóxica rutina, con su capacidad de hacer invisibles algunas cosas, hace que os pasen desapercibidos a pesar de convivir en el mismo espacio. No debéis olvidar tampoco desordenar los recuerdos, no hay que dejar que se apolillen, sobre todo los buenos, hay que sacarlos a la luz, revivirlos y luego guardarlos de nuevo en otro cajón, para que siempre estén vigentes, porque ellos son lo que somos, para bien y para mal. También es importantísimo jugar, no dejar nunca que muera el caótico niño que todos hemos sido. Los juegos tienen reglas que no son las de la vida diaria, pueden basarse en situaciones irreales, rebosan imaginación y no son predecibles, eso hace que sean perfectos para poner un puntito de caos en la vida. Y por último, y no por ello menos importante, os aconsejo reír con ganas, descontroladamente, reír hasta que se salten las lágrimas, reír hasta despeinarse. Reír hasta que tiemble el cuerpo es la forma más maravillosa de desordenarnos enteros para volver a ordenarnos más felices.

* La foto es de un rincón de mi casa, las maletas antiguas ahora son cajones, la vieja estufa, una antena para comunicarme con el espacio. Así me desordeno yo ¿Cómo lo haces tú?

Y como remate, os dejo con una de las historias más maravillosas que conozco y que para mi es obsesión recurrente, "El mito pelasgo de la creación", contado por Robert Graves en su libro Los mitos griegos. Por si no lo sabéis, los Pelasgos fueron uno de los primeros pueblos que habitó lo que hoy es Grecia. Espero que os guste tanto como a mi. 

En el principio Eurínome, la Diosa de Todas las Cosas, surgió desnuda del Caos, pero no encontró nada sólido en qué apoyar los pies y, en consecuencia, separó el mar del firmamento y danzó solitaria sobre sus olas. Danzó hacia el sur y el viento puesto en movimiento tras ella pareció algo nuevo y aparte con que poder empezar una obra de creación. Se dio la vuelta y se apoderó de ese viento norte, lo frotó entre sus manos y he aquí que surgió la gran serpiente Ofión. Eurínome bailó para calentarse, cada vez más agitadamente, hasta que Ofión se sintió lujurioso, se enroscó alrededor de los miembros divinos y se ayuntó con la diosa. Ahora bien, el Viento del Norte, llamado también Bóreas, fertiliza; por ello las yeguas vuelven con frecuencia sus cuartos traseros al viento y paren potros sin ayuda de un semental. Así fue como Eurínome quedó encinta.

Luego asumió la forma de una paloma aclocada en las olas, y a su debido tiempo puso el Huevo Universal. A petición suya Ofión se enroscó siete veces alrededor de ese huevo, hasta que se empolló y dividió en dos. De él salieron todas las cosas que existen, sus hijos: el sol, la luna, los planetas, las estrellas, la tierra con sus montañas y ríos, sus árboles, hierbas y criaturas vivientes.


Eurínome y Ofión establecieron su residencia en el Monte Olimpo donde él irritó a la diosa pretendiendo ser el autor del Universo. Inmediatamente ella se golpeó la cabeza con el talón, le arrancó los dientes de un puntapié y lo desterró a las oscuras cavernas situadas bajo la tierra.

A continuación la diosa creó las siete potencias planetarias y puso una Titánide y un Titán en cada una: Thía e Hiperión para el Sol; Febe y Atlante para la Luna; Díone y Crío para el planeta Marte; Metis y Ceo para el planeta Mercurio; Temis y Eurimedonte para el planeta Júpiter; Tetis y Océano para Venus; Rea y Crono para el planeta Saturno. Pero el primer hombre fue Pelasgo, progenitor de los pelasgos; surgió del suelo de Arcadia, seguido de algunos otros, a los que enseñó a construir chozas, alimentarse de bellotas y coser túnicas de piel de cerdo como las que la gente pobre lleva todavía en Eubea y Fócida.


3 comentarios:

  1. No había leído esta historia. Y me ha encantado. Es preciosa.
    En cuanto al caos, me gusta mucho tu idea de que todo empieza del caos, opino como tú, aunque yo sí que es verdad que necesito un poco más de rden en mi vida.
    Un besillo.

    P.D. Pero me encanta reír hasta despeinarme y hasta que se me desencajen los huesos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ordenados o desordenados, lo importante es reírse hasta de lo malo ;)
      Un besito, guapa

      Eliminar
  2. ¿Existe realmente el caos?. No lo se. ¿O, simplemente el caos es un orden aun por descifrar? De ser así ¿se puede descifrar?. Pienso que en parte se puede llegar a descifrar y en parte no. La parte que no es porque siempre nos faltarán datos para hacerlo, son demasiados datos a tener en cuenta y muchos de ellos los desconocemos. Nuestras capacidades son bastante limitadas también y, además, tenemos poco tiempo de vida para desarrollarlas.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...