domingo, 22 de marzo de 2015

Inhumanidad, lluvia y pájaros en vuelo rasante


Desde esta altura venzo a la valla que se empeña en ocultarme las montañas y el bosque de pinos prodigiosos del otro lado, que concentra una representación de todos los pájaros del mundo. Observo en silencio, sin moverme, mimetizada con el aire y la lluvia suave que a ratos rebota en las hojas, formando gotas gruesas que hacen un sonido hueco al caer. Un pájaro grande y negro roza mi pelo en vuelo rasante, tan cerca de mi oreja que puedo escuchar el frufrú del roce de las plumas de sus alas al volar. En esos momentos ya no soy humana y la Naturaleza, acostumbrada a desconfiar de los hombres, no me teme. Dejo que la inhumanidad me posea un rato más, disfrutándola. El tiempo pasa y la lluvia se queda atrapada en mi pelo salvaje mientras mi yo animal olfatea la tierra mojada y el aire frío con los oídos alerta y los ojos llenos de libertad.


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5 comentarios:

  1. Un cántico a la naturaleza, desde el corazón de la humanidad a las entrañas de la tierra, un micro perfecto que huele a hierba mojada y a libertad. ¡Magnífico Mar!
    ¡¡¡Un abrazo amiga!!!

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    Respuestas
    1. ¡Siempre tan emocionantes tus comentarios Edgar! ¡Mil gracias!
      (Estoy leyendo tus últimos cuentos de terror, fascinantes)
      Besos :-)

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  2. Saludos, un relato muy interesante,muy buena narración y descripción de la relación con la naturaleza. Éxitos!

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  3. Me encanta!!

    Te invito a que visites mi blog, a ver si te gusta :)

    Besos!
    ❤Mary❤
    ¡Sígueme y entérate de todo!

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