viernes, 4 de septiembre de 2015

Un año más camino de Wonderland


Este año ha sido tan tormentoso que si me pongo a pensarlo me tiemblan las piernas. He visto tambalearse mi mundo entero y aún sigo caminando sobre arenas movedizas. Renací del fuego como el Ave Fénix y eso me revolvió tanto que con el tiempo me di cuenta de que soy la misma sin serlo. Tengo plumas nuevas y he abierto horizontes y puertas que tenía cerradas con llave dentro de mi. He hecho muchas cosas que nunca había hecho y otras que no por hacerlas muchas veces dejan de ser maravillosas. Además de vivir sumergida en música, ahora lo hago también en libros. Estoy viviendo la aventura vertiginosa de dar alas a un sueño nuevo sin dejar de lado otros. He vuelto a sentirme escritora. He hecho entrevistas sobre temas de los que nunca había hablado en medios y he hecho de maestra de ceremonias en escenarios que sólo había pisado antes y después de abrirse el telón. Me han elegido para la enorme responsabilidad de juzgar con ilusión las ilusiones de algunos jovencísimos proyectos de escritores y leo, vendo y difundo las palabras de otros que ya lo son. He conocido a mucha gente nueva, estoy escribiendo mi primera novela y vuelto a sentir la libertad de volar en mi vieja bicicleta. He dejado a mi cabeza revolucionarse, he soltado algunos amarres y he flotado. He llorado y me he reído. He tenido y tengo miedo y también esperanzas. He hecho crecer mi mundo del otro lado del espejo y lo he llenado de gente maravillosa. Tengo los mejores amigos y la mejor familia del mundo y me gusta que tú, que me estás leyendo, estés ahí. Tengo un año más, la misma curiosidad, la misma imaginación y las mismas arrugas. No pienso envejecer.

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9 comentarios:

  1. Los velocípedos del tiempo dan pedaladas en la máquina del movimiento continuo y son los únicos imparables que como espectadores subidos a ellos no podemos hacer otra cosa que no sea ver pasar el paisaje y tomar las riendas que las conduzcan. A todo esto y sobre su viejo sillín de cuero (hummm, de cuero) lustroso por el roce vamos haciendo acopio de la capacidad que tantos kilómetros se van realizando. Unas veces torcemos, o mejor giramos a la izquierda y otras más izquierda para enfoncar su frágil rinder alumbrando con mejor o menor distancia las sendas que marcamos con nuestras sandalias cuando al descender nos limpiamos las botas o morimos con ellas puestas. Otras veces convertida en tándem improvisado llevamos sobre sus barras otras sonrisas que nos acompañan.
    Se pinchan neumáticos que reparamos con familiares ayudas, de entre las mejores, y pasados los asfaltos más recios gastamos frenos en cuestas y siempre pendientes de subidas o bajadas conforme a las más graves reglas que nos aferran al suelo. Gravedad que a juicio de expertos frenará siempre cualquier intento de escape salvo que venga con el extra de las catalinas aladas.
    Guardabarros, guardacadenas, guardarraíl, guarda de monte que en las tormentas estás presente a la lámpara tenue de los deseos alegrando así un nuevo pedaleo que nos hace avanzar en el tiempo bien agarrados a su brillante manillar. Cómo una moto.
    Tomamos arreglos, limpiezas y recambios de piezas que evolucionan y actualizan su aspecto, unas veces metálico otras hilando fino; a fin de cuentas lo que cuenta es que en esencia es la misma. Con el tiempo aquellas que pareciendo de otras modas se reponen bien vistas y adquieren nuevas ópticas. A veces por su edad contemplamos que el tiempo no trascurrido por ley relativa, o algo de eso, se nos antoja que es ahora cuando todas las observaciones se vuelcan en alabanzas por ser de moda. Antes bien son ahora magníficas y de gran encuentro, tanto que por elogio alcanzan el éxito.
    Cuídelo(s) sin son varios los ecológicos velomotores perpetuos que de viaje empleamos desde el día aquel en que nos enseñaron a ir sobre esas dos ruedas y nunca olvidamos cuan son estupendas; pues quien de manera xeitosa guía manillar ahora más amplio y al que aferrarse así como de andanzas lozanas no se pierde de camino en sus nubes tras el espejo que retrovisor es de recuerdos.
    Son ligeras por otra parte, incluso de lado y carroceramente continentes tanto como cuando en las que había con redecillas tras la trasera evitando así enganchones que redujeran alcanzar el futuro; presente bien atravesado y del cual le aseguro es fantástico.
    Tengo una ciclable vieja y, velocípedo ciclabe de más de setenta años, cuando salgo con ella por calles y aledaños miran con gula belleza sus talentosas formas y descaradamente hay quien me ofrece euros y dólares de cabeza por ella. No se vende lo que cuido por mucho ofrecido ya que al menor descuido pierdo posesión afectuosa y dinero que luego vuela a velocidad de escape absurda salvando distancias y desapareciendo en el espacio por mucho tiempo.
    Véase sobre ésta el mundo y háblenos sin bajarse de sus escritos y de otros que sumando tantos es posible que haga acopio de un nuevo manifiesto…
    Atención, *manifiesto
    Nos vamos en bici; luego, si eso, ya volveremos
    [Las licencias y encabalgamiento retóricos a propósito juegan fonéticamente con dialécticas permisibles, osmóticas que rozando el onírico relámpago sobrevuelan por entre pinos mansos a duermevela de una noche veraniega en aquel cadalso o al patíbulo de afectivas sensaciones que sin imaginar su futuro da(n) más de lo que pensamos]

    (Música tarareada: tengo un tractor amarillo que es lo que se lleva ahora…)

    Salud-os :)´
    *De festejo

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    1. Todo esto merece una respuesta muy adecuada, tantas referencias y juegos de palabras requieren análisis y contestación a su nivel... la voy preparando.
      Qué maravilloso TODO.
      Y sí, los sillines de cuero son los mejores, sin duda
      .... abrazos.

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  2. Es mi pregunta
    ¿A qué hace referencia?
    Pista: (ciclista)

    Es según unos motor del mundo
    Según otros motor único
    En segundo lugar o anterior
    Distante o cercano
    Movimiento perpetuo
    o simple(s)mente eterno

    Añado:

    Hace años sobre una oncetubos macario volaba como señuelo de lo que sería el sueño de oto Lilienthal basándose en los esbozos de aquel ot(r)o renacentista.
    Vida truncada que aún a la posteridad histórica reventó contra el lecho la más importante de todas ellas; existencia en un suspiro, bronco, limpio dejando atrás consternados sentidos ajenos cuando habiendo traspasados sus límites alzó el vuelo y quebró faz propia.
    Sobre sus lomos viaja clandestino esfuerzo que sin rumbo singular ni singladura mece el viento en contra cuando de estraperlo se trata por los sentidos

    Es parte de la clave y si usted lo sabe calle...arriba o abajo esperen

    Saludos festivos d:´

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    1. La clave para volar está en la (cl)ave... y yo sé volar, ya s(a(b))es
      Magníficas siempre tus palabras
      BAM

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    2. A veces pierdo fonemas pues me ciega la luz sobremanera y me retiro al fondo de una cazuela que si toda no escapa ya sabe donde viene.

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    3. Hablando de cazuelas... ave que no vuela..... ÑAM ;-)

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  3. ¡Oh! ¡Dios! Pero, ¿Por qué elegiré siempre comentarte el mismo día en que lo hace el elocuente señor d:´?. (de verdad, una vez más, siento gastar contigo tan sólo cinco líneas)
    En fin, sólo quería decirte que has conseguido que envidie ese año tan tormentoso que has tenido; pero sobre todo envidio...esa vida eterna de la que hablas en tu última línea.
    Me gusta como escribes. Un saludo.

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    Respuestas
    1. Hola Luz, muchas gracias por tu comentario. Todo comentario tiene igual valor independientemente de las líneas usadas y los tuyos me gustan mucho también ;-)
      Me alegro de que te gusten mis escritos, en cuanto al año tormentoso, hay de todo, bueno y malo, no creas que es tan envidiable. Lo de la vida eterna es cuestión de negarse a envejecer y eso se hace no perdiendo jamás la curiosidad ;-)
      Un abrazo

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