lunes, 31 de octubre de 2016
Muerte en Halloween
No hay ley de vida más terrible y cierta que la que habla del morir: si se vive, se muere.
La gata me mira de frente, de igual a igual. Es blanca, naranja y tiene un parche negro en el ojo. Una hermosa gata pirata, despiadada y terrible que durante la noche me ha dejado un regalo en el jardín, un tenebroso obsequio de Halloween. Y no es una gata cualquiera, es una gata que invade mundos ajenos y tiene alma de artista, una escultora de cadáveres a los que busca un podio adecuado. Sobre un tronco podado del albaricoquero, se derraman los restos de una paloma: entrañas rojas bordeadas de alas en alto, recogiendo la carne aún fresca. No hay cabeza y las moscas se revuelcan en un festín macabro formando parte de una composición a la que, a pesar de su naturaleza, no le puedo negar cierta belleza. Está en alto, tanto que apenas puedo llegar sin encaramarme al columpio cercano, lo suficientemente elevada para pasar desapercibida a quién no mira al cielo, pero la gata, astuta, quiso asegurarse de que su obra fuese hallada y dejó pistas en el suelo, una hermosa composición de plumas blancas sobre hojas de níspero y hierba.
Hace un rato ha regresado al jardín para preguntarme con los ojos si había recogido el regalo. En silencio, le he dicho que lo he recogido a mi manera.
Hoy es Halloween y quizás no es mal día para morir convertida en arte.
Hoy es Halloween y una gata artista me ha regalado un cuento y unas fotos terribles con cierta belleza siniestra.
* Os he ahorrado la foto sensible, pero la podéis ver aquí
jueves, 13 de octubre de 2016
Despierta, que el otoño ha llegado
I'm the last leaf on the tree
The autumn took the rest
But they won't take me
I'm the last leaf on the tree
(Tom Waits, "Last leaf")
Despierta,
que el otoño ha llegado
y se esconde
esperando que lo busquemos
en las setas que guarda bajo los pinos,
en los ojos húmedos de los caballos
que pagan
el pan del caminante
con la sabiduría de su mirada,
en los tonos de las hojas
que atrapan el sol
en ese árbol,
que cambia con cada estación,
y ahora es una hoguera eterna
de ramas rojas y doradas
como lenguas de fuego.
Despierta,
que la entrada al camino secreto está abierta
y espera
que crucemos su puerta de zarzas,
con sangre como tributo,
barro en las botas
y el cabello cubierto con velos de telarañas
como novias nuevas.
Despierta,
que las rocas se han movido
en silencio
y hay monstruos nuevos
esperando ser descubiertos
para ser
más allá del olvido
y la inexistencia
Despierta, que el sol es aterciopelado
como piel de membrillo
maduro
y no quema
si no miras su reflejo
en las alas de la Reina Libélula
que susurra secretos
con su danza
y esparce lluvia.
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