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jueves, 12 de enero de 2017

Sólo los amantes sobreviven


Sólo dos monstruos pueden encontrar la canción que les hará bailar juntos más allá del miedo.
Y será hermosa aunque no lo sea, como las historias de amor que comienzan con mordiscos y dolor y acaban siendo eternas.
Lo que marca su camino son las huellas que se dejan con firmeza en la arena y en la mente, el sendero de admiración y brillo que los monstruos no pueden dejar de transitar en su búsqueda. Porque para quienes sólo entienden de emociones puras, no merecen la pena las mediocridades.
Sólo los amantes sobreviven. Y más si esconden colmillos en sus sonrisas y garras feroces en los bolsillos.

*Imagen: Sólo los amantes sobreviven (Jim Jarmusch, 2013)

viernes, 26 de agosto de 2016

Las reglas del juego


El Séptimo Sello Bergman

Es importante aprender las reglas de la partida:
no mover ficha, no es una opción,
hacerlo, a veces, tampoco.

Y luego está ese extraño juego
en el que el único movimiento ganador
es no jugar.


*La imagen es un fotograma de El Séptimo Sello (Ingmar Bergman, 1957)
*Los últimos versos están basados en una escena de la película Juegos de Guerra (John Badham, 1983)

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#WarGames #JuegosDeGuerra #ElSéptimoSello

miércoles, 10 de junio de 2015

Cocinando sueños

Como agua para chocolate

El olor del pan de pasas y nueces en el horno y el de la leche caliente con azúcar y canela que hervía en un cazo al fuego, eran tan intensos, espesos y deliciosos que al despertar aún los tenía impregnados en las trenzas de su pelo.
Cocinó su sueño con ingredientes dulces, con ralladuras de naranja y limón, con cacao, vainilla, harina y miel, con levadura, manzanas y mantequilla, con sonrisas, amor y deseos.
Y allí estaba él, con hambre del único bollo que ella no podía hacer, pues había olvidado la receta, la más simple, la que cualquier principiante podría elaborar.
Se levantó con unas intensas ganas de cocinar y la memoria restaurada, e invadida aún de duermevela, cogió el teléfono que sonaba insistente. Desde el otro lado del mundo, la voz grave de él le pareció una caricia.
─ ¿Sabes una cosa? he soñado que tenía ganas de comer...
Y antes de que pudiera decirlo, ella terminó la frase por él.

* La imagen pertenece a la película "Como agua para chocolate" de Afonso Arau, basada en un libro de Laura Esquivel, es uno de esos casos extraños en los que la película no desmerece al libro. Yo los adoro a ambos y os los recomiendo si queréis entender la preciosa relación que puede existir entre el amor y la cocina. Mientras daba forma a este pequeño relato, después de soñarlo, digerirlo y pensarlo, se me empezó a llenar la cabeza de imágenes de la maravillosa, sensual y bellísima historia de Tita y Pedro, por eso no habría tenido sentido ilustrarlo de otra forma.
#ComoAguaParaChocolata #AlfonsoArau

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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Aquellos maravillosos años. Los niños salvajes que fuimos. Stand by me

 
      Los niños salvajes que fuimos necesitaban cabañas para vivir durante el verano. Nadie debe vivir sin casa, ni siquiera los habitantes de los mundos imaginarios que frecuentábamos con paso firme, los que se encontraban ocultos entre bosques solitarios y años inciertos y que eran tan reales para nosotros como el mundo de los padres, esa otra realidad que sucedía a la hora de comer, a la hora del colegio o a la hora de ir a la cama. Por ello, hubo que construirlas. No quedaba otro remedio. Trabajamos como hormigas laboriosas durante mucho tiempo, o eso nos parecía, acarreando ramas, restos de obras y todo tipo de materiales susceptibles de ser utilizados en la fundación de aquel poblado magnífico de tres o cuatro cabañas que coronaba, orgulloso como una ciudad antigua, la parte más alta del diminuto pinar elegido como asentamiento por su estratégica situación. El emplazamiento lo tenía todo: en primer lugar, la principal característica a desear en un asentamiento de pequeños guerreros, la altitud, que aunque no era mucha, era suficiente para sobresalir por encima de las casas de los alrededores y permitirnos vigilar la zona; en segundo lugar, se podía ir andando en cinco minutos, algo que en realidad sobraba en aquellos tiempos en los que los desplazamientos se hacían en bicicleta, independientemente de que hubiese que recorrer un kilómetro o cincuenta. En un alarde de integración de arquitectura y naturaleza que habría impresionado al propio Frank Lloyd Wright, nuestras cabañas armonizaban con el bosque, se camuflaban en él, formaban parte de él. Una roca gigante podía ser un tejado, un árbol podía convertirse en pared, el granito, tan abundante en la zona, era el mejor de los suelos y unos ladrillos robados de algún chalé en construcción servían de inestable y lujoso mobiliario. La decoración consistía en mosaicos de piedras, plantas, barro y cualquier cosa que pudiésemos conseguir.

      Lo más curioso es que aunque no éramos demasiados niños, se acababan por reproducir estructuras sociales propias de un asentamiento humano primitivo, con categorías de poder basadas en la edad, la capacidad de manipular al resto o las ventajas de pertenecer al núcleo de fundadores, que eran los que decidían si se admitía o no a otros niños y tomaban las decisiones importantes. Es curioso recordar cómo, aunque partíamos de una cabaña por persona, algunos acabábamos compartiendo casa, al fin y al cabo era mucho más divertido estar juntos y es que de pequeños el sentimiento tribal está mucho más arraigado y nadie quiere estar aislado todo el tiempo, ni siquiera los niños más solitarios.

      ¿Sabéis una cosa? Aunque han pasado mil vidas desde entonces, cuando voy por el campo sigo encontrando buenos emplazamientos para mi cabaña por si alguna vez vuelvo a ser niña. Si es que alguna vez dejé de serlo.
     
      La banda sonora de hoy tiene que ser "Stand by me" de Ben E. King, de la B.S.O de la película del mismo nombre, conocida también en España como "Cuenta conmigo", dirigida por Rob Reiner y protagonizada por Wil Wheaton, River Phoenix, Corey Feldman y Jerry O'Connell

jueves, 13 de noviembre de 2014

Poeta de Ciencia Ficción

Imagen Pilar Zeta
Imagen: Pilar Zeta
      La mujer entre mundos se siente irreal, inconsistente con sus partículas esparcidas en diferentes universos, tan imposiblemente dividida que anda siempre al límite de la demencia. Poeta de ciencia ficción, escribe delirantes versos sin sentido con la electricidad de sus dedos mientras espera la nave extraterrestre en la que buscar respuestas como la explicación de su dualidad y la verdadera naturaleza de su sangre diferente. Tantas veces sueña con su cabeza reventada en millones de salpicaduras de estrellas formando galaxias con su esencia y su dolor, que se le ha quedado el espacio guardado en la mirada y si miras bien dentro de sus ojos, podrás ver reflejada la tristeza brutal y desoladora que sólo puede nacer en el infinito. No le importa el mundo ya, sólo quiere flotar ingrávida, sin pensamientos, ahogarse en un vacío tan abismal por dentro como por fuera, no pensar. Anhela suprimir su capacidad de estar en varios lugares y habitar en el mundo de los sueños, y no ser nada ni nadie en ninguna parte se le figura como la mejor de las bendiciones. Sabe que no hacer caso jamás al corazón es una recomendación que ningún ser extraño como ella debería olvidar, pero a veces pierde la memoria y se deja llevar y con su magia crea personajes que parecen de verdad y los ama, aunque por inventados no merezcan tanto amor como ella da. No quiere sufrir más y por ello, en secreto, cada día planea cuidadosamente asesinar a su imaginación, arrancarle las venas a bocados, extraerle hasta la última gota de sangre y destilarla en vulgaridad. Piensa en despedazar al tiempo, desmembrar las agujas de su reloj, parar su tic tac irregular, absurdo y anómalo que no sigue el ritmo del resto de la gente. Todo haría por detener el girar enloquecedor de sus pensamientos, hasta morir, si la muerte no fuese un mundo más en el que vivir.

      Para poner música a la historia de la Mujer entre dos mundos, nada mejor que este tema de la B.S.O. que ha compuesto Hans Zimmer para Interestelar, la recién estrenada película de Christopher Nolan. El tema se llama "Day One Dark" . Una obra maestra la película y la banda sonora. Y ya puestos, opino que Matthew McConaughey debería formar parte del reparto de todas las películas.



 #MatthewMcConaughey #ChristopherNolan #HansZimmer #Interstellar #Interestelar

lunes, 13 de octubre de 2014

Hay lodo y humedad por encima de todo

"Madera y río" Foto Mar Goizueta

       He visto la muerte desde muy cerca. Me dolían los dientes. Y en el fondo del pantano olía a tierra. No sé dónde estás ni dónde vives. En realidad no sé nada de ti. No te conozco, pero tengo la esperanza de que algún día te pondrás en contacto conmigo. Llámame por lo menos. Aunque sólo sea eso, oír tu voz. Me muero por oír tu voz. (Jota en "La Ardilla Roja" de Julio Medem)

ARENAS MOVEDIZAS

En arenas movedizas nado

Floto,
aferrada a las horas llenas,
sumergiéndome en los días vacíos.

Con el cuerpo embarrado y cieno en la boca,
enredada entre ramas,
en un constante fluir espeso,
me dejo llevar

con los ojos cerrados
y una canción repitiéndose como un mantra en mi cabeza.

Una voz lejana promete amores.
Turbios, disfrazados,
pero amores.

Espero tu mano
para salir del lodo en el que habito.

Y tú estás lejos,
a mil años luz y unos días,

a medio camino
entre los sueños
y los miedos.

       La canción de hoy sólo podía ser la "canción más bonita y triste del mundo", "Sólo luz" de Funambulista, como más bonita suena, con el violín prodigioso de Marino Sáiz y el piano de Alejandro Martínez. El título del post está robado de la canción.


Hay lodo y humedad por encima de todo




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martes, 7 de octubre de 2014

El Decamerón. El Triunfo de la Muerte o el Triunfo de la Vida

Fragmento de El triunfo de la muerte de Bruegel El Viejo
El Triunfo de la Muerte (Fragmento). Bruegel El Viejo (Hacia 1562)   
       Se respira el miedo. Periódicamente, el mundo nos da una razón para temer, para pensar que en cualquier momento moriremos todos; a veces es la inminente llegada de un cometa destructor, otras el caótico e imprevisible fin del milenio o las funestas predicciones de un calendario ideado por los Mayas y, cada vez más a menudo, la llegada de un virus fulminante y horroroso que nos va a exterminar casi sin que nos de tiempo a reaccionar. Y olvidamos que somos casi indestructibles, que de puro malos no se nos puede aplastar, que no son las ratas como en la Edad Media las que propagan la temible Peste, nosotros somos ahora la Peste y el transmisor, todo junto, y que si alguien va a acabar con nosotros seremos nosotros mismos, algo que con mucha dedicación, trabajo y estupidez, vamos camino de conseguir. 

       Hay algo que no cambia cuando el miedo está en el aire, la necesidad de vivir provocada por la inminencia de la muerte. Si vamos a morir, disfrutemos primero de lo que más nos gusta, piensa el inconsciente venciendo a la reprimida consciencia. En eso se basaba El Decamerón, esa fantástica colección de cuentos escrita por Giovanni Boccaccio entre el 1351 y el 1353, que me viene a la mente ahora que el miedo al Ébola está a pie de calle, como lo estaba la Peste en la época de Boccaccio. Aunque no es del todo igual, ahora sabemos más del comportamiento de las enfermedades, de medicamentos y de higiene y en lugar de enredar a un dios castigador en las teorías sobre su origen, enredamos a gobiernos codiciosos e insensibles, tan odiosos en sus probables intrigas unos como inútiles otros en sus políticas absurdas para detener el peligro.

       Imagino el miedo que se debía sentir en aquella época oscura que fue la Edad Media, el irracional miedo a lo absolutamente devastador y extraño, ese mismo pánico tan intrínseco a nosotros al que recurre la cultura del Terror imaginando elementos tan ajenos al ser humano que no entendemos y por tanto no podemos combatir, porque si hay algo que nos da miedo es lo desconocido: alienígenas, zombies, monstruos, virus letales y novedosos.... ah, no, que de esto si sabemos y precisamente por eso nos asusta más ¿Qué pasaría por la cabeza de una persona en mitad de una Peste al ver morir a todos a su alrededor y saber que ese mismo destino probablemente llevaría su nombre en un tiempo breve, que con toda probabilidad pronto la carreta llena de cadáveres que acaba de pasar a su lado transportaría su propio cuerpo, que por más que quemase hierbas o rezase a sus dioses o intentase purgar sus pecados, lo más seguro es que le esperase la muerte? El Decamerón reafirma mi recurrente teoría de que la muerte es maestra que enseña a vivir y añade que el Amor en todas sus vertientes, es Vida.

       Esperemos que este miedo no vaya a más, como otros, pero para eso hará falta usar la inteligencia que algunos parecen no tener.

      Si os preguntáis por qué uso mayúsculas para nombrar algunas cosas como enfermedades el motivo es que para mí tienen una identidad tan propia que la merecen.

       Y para no perder la costumbre, aquí van algunos documentos gráficos. 

       Primero unas escenas de "Los Señores del Acero", de mi adorado Rutger Hauer y dirigida por Paul Verhoeven, película que aunque no lo creáis, para mí refleja bien la confusión que debía haber en esa época ante algunos acontecimientos.


       Y como postre, para distraer la mente de cosas trágicas, un poquito de cine clásico, "El Decamerón" de Pier Paolo Pasolini al completo

lunes, 8 de septiembre de 2014

I came across time for you. Sueños de amores y relojes blandos.

La bola de cristal, 1902. John William Waterhouse
La bola de cristal, 1902. John William Waterhouse
Anoche acompasé mi corazón con el latido de un reloj blando. Era capaz de sentir cada segundo disolviéndose con el calor de mis dedos mientras hacía girar un corazón invisible con pericia de malabarista. Tenía engranajes de hierro en la garganta atrapando las palabras, convirtiéndolas en un tic tac sin ritmo. Me había convertido en la Dama hechicera, manipuladora del tiempo del amor, con minutos de arena en una mano y labios de fuego. Salté por los recuadros de un tablero de ajedrez inmenso de hierba y barro, arrastrando la falda, los pies descalzos. Encontré al Rey Rojo buscándome a través del tiempo, llevaba en su corazón el recuerdo de cada fragmento de Historia recorrida y arena de reloj bajo sus pies. Me dio la mano. Él era música, y yo bailé su canción. Intenté hablarle, tenía tanto que decirle que me ahogaba, pero de mi boca solamente salían calor y un monótono tic tac. Entonces paró el mundo y pude contarle un secreto al oído. Al despertar, me quedó el recuerdo, tan real como la vida, y un latido inconstante en el pecho midiendo el tiempo irregular en el que le pienso.

Hace poco alguien me recordó que "Terminator" es una de las películas más románticas de la historia del cine. Si un hombre atraviesa el tiempo por ti, hay que amarle si o si. Va por ti.


 I came across time for you, Sarah. I love you. I always have. Terminator

John Connor gave me a picture of you once. I didn't know why at the time. It was very old—torn, faded. You were young like you are now. You seemed just a little sad. I used to always wonder what you were thinking at that moment. I memorized every line, every curve... I came across time for you, Sarah. I love you. I always have  (Fragmento de diálogo de "Terminator")


#Terminator #SarahConnor #ICameAcrossTime

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miércoles, 3 de septiembre de 2014

El animal que hay en mi

Patíbulo. Foto Mar Goizueta
Patíbulo. Mar Goizueta
A veces la inquietud llega como un presagio de tormenta, con una presión en el plexo solar y la sensación de un nudo apretando la garganta. Es un hormigueo recorriendo los músculos, la piel, los huesos, el alma. Es abismo, vértigo, miedo, alerta y sublimación. Y cuando llega, el animal que vive en mi quiere salir corriendo, trepar por las paredes, oler el aire hasta que revienten los pulmones, comer estrellas, huir, bailar, esconderse, morder, disolverse en agua, soñar hasta agotarse. En esos momentos, prescindir de la racionalidad y dejar al animal libre durante un tiempo para evitar caer en la locura es una absoluta necesidad.

La música hoy la pone David Bowie como la puso en 1982 en la B.S.O. de Cat People de Paul Schrader, una de mis películas míticas, con mi amado Malcolm McDowellNastassja Kinski como protagonistas



Cat people (Putting out fire)
David Bowie

See these eyes so green
I can stare for a thousand years
Colder than the moon
Well, it's been so long

And I've been running on fire
With gasoline

See these eyes so red
Red like jungle burning bright
Those who feel me near
Pull the blinds and change their minds

It's been so long

Still this pulsing night
A plague I call a heartbeat
Just be still with me
But you wouldn't believe what I've been through

You've been so long, well, it's been so long

And I've been putting out the fire with gasoline
Putting out the fire with gasoline

See these tears so blue
An ageless heart that can never mend
Tears can never dry
A judgement made can never bend

See these eyes so green
I can stare for a thousand years
Just be still with me
You wouldn't believe what I've been through

Well you've been so long, it's been so long

And I've been putting out fire with gasoline
Putting out fire with gasoline

Putting out fire
I've been putting out fire

Well it's been so long, so long, so long
Yes it's been so long, so long, so long
I've been putting out fire

Been so long, so long, so long
Been so long, so long, so long
Been so long, so long, so long

viernes, 8 de agosto de 2014

He cruzado océanos de tiempo para encontrarte

"He cruzado océanos de tiempo para encontrarte" Dracula  Bram Stoker
Escena de Drácula de Bram Stoker
Yo no te quería robar instantes, yo te quería morder el corazón, hacerte vivir en mi devorando tu alma.

Quería comerme tu sonrisa, hacerla mía, beberme tus lágrimas, digerir tus miedos, lamerte las heridas, matarte y darte mi vida a cambio.

Vivir enredada en las conexiones de tus neuronas, arrasar tu piel con la electricidad de mis dedos, respirar tus aullidos, ahogarme en tu olor.

Quería soñar lo que tú sueñas, regalarte la sal de mi piel, mis pechos, mis manos, mis labios y mis ojos.

No, no sabes qué es Amor si nunca se te han roto las uñas trepando por la pared esperando una respuesta esquiva.

Tampoco es Amor si conservas intacta la cordura, si puedes negarlo, guardarlo en una caja bajo llave, olvidarlo

Si sabes qué es el Amor con mayúsculas, sabes que otro amor ya no vale.



"He cruzado océanos de tiempo para encontrarte" es una de las frases más bellas de la historia del cine. No puede haber una definición de Amor más impactante.

* Últimamente todo el mundo me habla de amor y yo no sé si entiendo sus conceptos. A veces no soy más que una salvaje 

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miércoles, 30 de julio de 2014

La Vampira

La Vampira Edvard Munch (1893-1894)
La Vampira. Edvard Munch (1893-1894)
      Infinito gozo es la vida deslizándose por mi garganta, propagándose por todo mi ser yerto, seco, árida tierra con grietas tatuadas era mi piel de pergamino segundos después de recibir el beso de la muerte. Pero mis ojos apelaron a su conmiseración y, arrastrado por su propia lástima, me devolvió parte de mi sangre, gota a gota, fragmentos de roja luz que en mi cuerpo se hicieron eternidad. Y así renací, como renace la planta aletargada que siente en sus raíces las primeras partículas de humedad.

      Hay para mí tres verdades innegables. Una gota de lluvia es un milagro en medio del desierto, una gota de vida lo es todo donde sólo hay muerte y un beso es el mayor deseo en el reino de la soledad.

      Antes de mi transformación, tenía la certeza de quererte, pero nadie que no haya muerto para regresar a una nueva vida conoce el verdadero sabor de las pasiones, la avidez salvaje del deseo animal, el Amor con mayúsculas de quien venda sus ojos con sentimientos para no ver la parte de bestia que anida en algún lugar de su interior.

      Entonces sentí que te amaba de verdad, aunque no me correspondieses, que anhelaba como nunca bucear en tu verde mirada acuosa, reflejo de mil bosques, de mil tristezas, de mil pensamientos ocultos imposibles de descifrar. Por eso te busqué, codiciosa, deseando arrebatarte lo que no conseguí antes de convertirme en lo que ahora soy, hermosa y pálida estatua de cabellos flotantes, frío mármol de tumba hecho mujer de hielo, arrebatadora criatura de facciones sublimadas por la sangre vampírica.

      Supe que amarías al instante mi hipnótica irrealidad, la añoranza profunda que anegaba mis ojos, mezclada con el deseo despiadado de tenerte, la inteligencia de mis gestos precisos. Sería sencillo hacer de ti mi esclavo, mi amante, mi hijo incestuoso, mi compañero.

      Y llegó el momento de hacerte mío. Elegí la más hermosa de las noches para nuestro siniestro matrimonio. No habría invitados, sólo una novia vestida de perversidad, un novio vestido de inocencia y en el cielo, sonriendo, la Luna roja de agosto como testigo.

      Viniste a mí sin miedos, incapaz de resistirte al influjo de mi mente poderosa, y en el instante del beso de vida y muerte que sellaría nuestra unión, te empujé violenta y huí como un animal asustado, como una mujer arrepentida que se niega a renunciar a su humanidad, prometiéndome que nunca volvería a acercarme a ti.

      Después todo fue vacío y corazón roto, un páramo de tristeza, olvido y sombras en el que deambulé hasta que el mundo entero se fue diluyendo para convertirse en tu voz gritando mi nombre con matices de melancolía.

      Lejos de mi hechizo, tu voluntad era libre, por eso rompí mi promesa y acudí a ti vestida de blanco, novia verdadera esta vez, y, cuando bebimos nuestras sangres mezcladas, sentimos que se convertía en paraíso nuestra noche inacabable.


Hoy la música corre a cargo de The Cure con Lullaby, incluida en mi muy amada The Hunger ( El Ansia), protagonizada por David Bowie, Catherine Deneuve y Susan Sarandon. Adoro la película, la banda sonora, el libro y a los actores. Ahí queda eso.

lunes, 28 de julio de 2014

Soy la Mujer Puzle

Mar Goizueta

Me rompo en pedazos

Borrando el todo
deconstruyo mis contradicciones

Me reduzco a partículas

Dividiendo mi ser con precisión de cirujano
aíslo los elementos que me componen

Ilumino cada pieza
examino los detalles
intentando entenderme

Aprendo a verme fragmentada
a quererme en porciones
a reír por partes

Mezclo las piezas
conjugo mis verbos
reconstruyéndome

Soy la Mujer Puzle


Para ilustrar este hablar de partes, esta escena de Te doy mis ojos de Icíar Bollaín protagonizada por Luis Tosar y Laia Marull me parece perfecta. De hecho, aislada y al margen de la temática de la película, es una escena tremenda en todos los aspectos

martes, 17 de junio de 2014

Hormigas mordisqueando la razón.


Un perro andaluz de Buñuel y Dalí. Hormigas saliendo de una mano. Surrealismo
Un perro andaluz. Hormigas saliendo de la mano

Chocar de huesos en la ausencia,
lágrimas ciegas,
mentiras crujiendo entre los dientes
en equivocadas estrategias de seducción.

Hormigas mordisqueando la razón
ascendiendo en borbotones a los labios.

Un huevo estrujado entre las manos,
antiguo albergue de peces que nadan en el aire.

Quizás todo habría sido tan fácil
como reflejarse en el espejo de los ojos contrarios,
recipientes de cristal ocultando miedos gemelos,
terrores provenientes de un amor embrionario.

Romper a dentelladas las dificultades,
desgarrar la piel de la inseguridad,
permitir a los cuerpos flotar en sueños,
acariciarse rodeados de ingravidez,
ceder las responsabilidades al Destino
Vivir

Yo creo en el mundo de los sueños, me gusta pensar que es como otra dimensión de este mismo mundo, un lugar en el que lo que sucede está relacionado con nuestra vida en el mundo de la vigilia aunque tamizado por el filtro de las otras leyes que rigen allí. Dos partes de un mismo todo. Hace tiempo, un amigo escritor me habló de cómo el soñar con alguien cambiaba su percepción hacia esa persona al volverla a ver. Yo estoy de acuerdo, a mí me pasa lo mismo, pero a veces voy un poco más allá, los soñadores sabemos que hay algunos sueños que trascienden la realidad.

Afortunadamente, allá por los locos años 20, dos soñadores inundaban el mundo con su arte, eran Luis Buñuel y Salvador Dalí. En una ocasión, decidieron unir dos de sus sueños, en el de Dalí había hormigas saliendo de sus manos, en el de Buñuel, un ojo era seccionado por una navaja. De esos dos conceptos nació en 1929 Un perro andaluz, un corto con un guión escrito a medias por ambos genios y dirigido por Buñuel, que es el ejemplo más representativo del cine surrealista. No le busquéis explicación al título, fue elegido precisamente por no tener nada que ver con la historia.

Aquí tenéis Un perro andaluz completo



*Hoy hablo de sueños porque una parte de mi "poema despoemado" está basado en un sueño
#Dali #Buñuel #UnPerroAndaluz

martes, 10 de junio de 2014

Lista de deseos. Remando al viento con una jirafa en el salón

Jirafa en el palacio veneciano, escena de Remando al viento de Gonzalo Suárez
Escena de la película Remando al viento de Gonzalo Suárez 


Siempre quise tener, entre otras cosas:

Un sombrero de copa
Un ornitorrinco
Un caballete para pintar
Un mascarón de proa
Un armadillo
Una claqueta de cine
Un kiwi
Una silla de los años 60 con forma de huevo
Un platillo volante

Una capa roja con capucha
Un timón de barco
Un kimono japonés
Un libro descatalogado
Un vestido con corsé

Una caja para coleccionar nubes 
Una casa desde la que respirar el mar 
Un navegante de sueños
Una canción que hablase de mí 

Una jirafa paseando por el salón
Un hombre que entendiese mis deseos extraños

Algunos de estos deseos los conseguí, algunos aún los espero, algunos se mezclaron, algunos se multiplicaron, algunos se convirtieron en ironías de la vida.


* La fotografía es una captura de Remando al viento, una película que es pura poesía visual, una delicia, como no podía dejar de serlo una obra que une las apasionantes figuras de Lord ByronMary Shelley y Polidori con el director Gonzalo Suárez y la génesis de Frankenstein. Vedla.

jueves, 5 de junio de 2014

Nada ni nadie está a salvo en los tiempos de la inquietud

Corriente de agua en Ezaro, A Coruña, Costa da Morte, Río Xallas

Se me ha olvidado dormir. No es raro, me ocurre a menudo que me olvido de cómo se hace. Me acuesto, leo un rato, apago la luz y lo intento. Nada. Vuelvo a encender la luz, leo durante horas, apago la luz y al no dar con la clave que desconecta el cerebro, dejo que la mente fluya. En ese fluir surgen ideas, sueños despiertos, diálogos internos y se reactivan los recuerdos. Entonces llega la nostalgia, que a veces es buena porque me hace recordar quien fui, las raíces de lo que soy, pero otras veces es demoledora. En esos momentos, pienso que me he olvidado de mi misma, que ya no hago muchas de las cosas que me gustan, esas en las que me reconozco, que hace mucho que no veo la mayoría de mis películas y series fetiche, las que siempre han estado ahí, las que de verdad me llegan, las que casi nunca ponen en la TV y por ello no veo en un descuidado cambiar de canales, que si no pongo los DVDs no las veré de casualidad. Y caigo en la cuenta de que no voy a todas las exposiciones que me gustaría, que no devoro el Arte como hacía antes, que olvidé mi corazón de prehistoriadora, que casi nunca saco tiempo para crear cosas con mis manos, que tengo olvidadas mis maderas, mis lanas, mis papeles, mis pinturas y hasta los cuadernos. Quedan los libros, a ellos no los abandono nunca, los leo de vez en cuando, enteros o por fragmentos, siempre están ahí. Y el capturar mi forma de ver el mundo en fotos que no sé hacer bien pero que adoro. Ellos me salvan de ahogarme del todo. En ese fluir de pensamientos, me doy cuenta también de que además del sueño he perdido la inspiración y no la encuentro por más que me recorro por dentro y me entran unas ganas terribles de huir, de perderme por la playa o por el campo con un trozo de madera, una cuchilla y un cuaderno y tallar y escribir y pensar, buscar la soledad para divagar y el hacer cosas con las manos para concentrarme. Con esos pensamientos me despierto aún más, pero trato de sacar provecho del insomnio y escribo un rato y me digo a mí misma que no importa, que siempre he sido nocturna y que ya dormiré cuando sea. Con el paso de los días, pierdo la coherencia. Es cierto lo que cuentan, el cerebro no funciona igual de bien cuando no descansa. Pero todo llega a su fin y, de repente, una noche recuerdo como se hace, toco el resorte del sueño y consigo dormir. Nunca demasiadas horas ni demasiado bien, lo suficiente para disfrutar de la bendición que es soñar. Y es que yo cuando sueño lo hago con mucha intensidad y se produce un cataclismo que remueve todo. Y al despertar quiero cambios, todo tipo de cambios, me doy cuenta de que nada ni nadie está a salvo en los tiempos de la inquietud, se me revuelven las aguas y durante unos días mi cerebro es un bullir de caos creativo, de frenético y enfermizo caos que me hace olvidar que al cabo de un tiempo todo se volverá a repetir, que retornará el aburrimiento, que volveré a perder la ilusión, que se irá el sueño y los sueños con él.

Y como final, un fragmento de Los Sueños de Akira Kurosawa: No está subtitulado, pero la belleza está sobre todo en las imágenes. Si no la habéis visto, tenéis que hacerlo. Es una de las mejores películas de la Historia del cine


#Sueños #AkiraKurosawa

domingo, 1 de junio de 2014

De repente, sin itinerario, como un impulso eléctrico, como la palabra precisa, la sonrisa perfecta o la chispa adecuada

Carmelo Gómez, Enma Suárez y Nancho Novo en La Ardilla Roja

Existen momentos que marcan vidas. De repente, alguien se cruza en tu historia o te mira de una forma especial y te vuelve del revés. Los planetas se detienen, silencian su música y el mundo entero cambia. Son unos segundos, pero son para siempre.

He estado pensando en esos detalles precisos en los que cambiamos la percepción que teníamos de alguien o creamos un “nuestro” donde antes no había nada, esos momentos que hacen única nuestra relación con otra persona. Hablo del instante en el que empezamos a ver a alguien de forma diferente. Pensadlo, ¿Podéis recordar la sonrisa concreta que hizo que vuestro corazón diese un vuelco? ¿Esa palabra dicha en el momento justo que lo cambió todo? ¿Quizás esa mirada que os dejó sin habla? ¿Ese segundo en que empezasteis a ver a un amigo de otra forma? ¿La primera conversación? En el mundo del otro lado del espejo tenemos la teoría de que los amores que de verdad marcan, sean consumados o no, son los que podemos retrotraer hasta ese momento en el que nuestro cerebro colapsó por culpa de esa otra persona, mucho más si fue un momento compartido, pero no es imprescindible. En otros tipos de relaciones interpersonales ocurre algo muy similar, en el fondo es un detectar corrientes de atracción, de simpatía o de afinidad, pero la teoría es más precisa si hablamos de amor, no pidáis números ni cantidades, hay cosas que no se pueden ni se deben medir, lo que sí sabemos los habitantes del espejo es que si el reconocimiento es compartido, las endorfinas hacen una fiesta y se anudan hilos invisibles entre los individuos implicados que casi nunca se rompen, se estiran cuanto sea necesario si se alejan, pero siempre suelen permanecer.

¿Empezáis ya a recordar algún momento de vuestra vida en el que hayáis sentido algo así? Momentos como girar la cabeza para mirar con disimulo a esa persona de la que tanto has oído hablar, encontrar una sonrisa capaz de derretir piedras preparada solo para ti y notar que en ese momento se tiende un hilo entre ambos que impide que os separéis en la multitud. Aparecer un hombre que nunca has visto y sentir un cierto desasosiego, una inquietud , un darse cuenta de todo lo que no es perfecto y al segundo ver que todas esas mismas cosas se vuelven perfectas de repente con una mirada, sentir entonces el hilo anudándose en tus pupilas que para siempre van a querer bucear en las suyas. Que un día cualquiera, al contacto de la mano de un amigo o con un entretenerse los ojos sientas una corriente eléctrica, te tiemblen las piernas y se desaten los nudos de la amistad para atarse los del deseo. Una palabra precisa en un camerino lleno de gente, una canción cantada para una sola persona que ata más que una cuerda. Un comentario escrito que se transforma en el hilo que hace bailar una peonza hecha de mil cosas acumuladas en el tiempo y que de ese girar loco surja otra forma de sentirse. Un cruzarse de repente con alguien absolutamente inesperado y que te mire, te sonría y te salude y luego te mire a escondidas y te sonría mucho más si le descubres y notar como se forma un nudo en una parte escondida del cerebro donde bailan juntos la alegría y un toquecito de vanidad. Un comunicarse sin voz con un artista desconocido con el que no compartes idioma y atar nudos con pinceles y risas. Se podría poner mil ejemplos más, reales e inventados, pero a estas alturas ya deberíais saber bien de qué hablamos. Actualmente, estamos trabajando en la comprobación de si los hilos se crean en el instante preciso o si preexisten esperando la conexión que los ate. También investigamos si a veces funcionan dentro de los sueños, creemos que sí, pero aún está por ver.

 Pensad en vuestros hilos, es casi seguro que los tenéis, está demostrado que algunas de las leyes que ordenan el mundo del espejo pueden exportarse al mundo normal, es posible (y probable) que esta sea una de ellas, aquí, donde vuestra realidad es extraña, nunca estamos seguros de nada.

Si habéis visto "La Ardilla Roja" de Julio Medem, entenderéis esta escena y el motivo de que os la ponga para ilustrar este texto. Lamento la calidad del vídeo, no lo encontré mejor


Y como banda sonora, no se me ocurre nada más perfecto que "Eléctrico" de Supersubmarina

"...Algo giró en mi barriga, 
la fricción me provocó.
Algo que no podré explicar, 
algo parecido a una descarga, 
algo parecido a un huracán...

...Como un impulso eléctrico, eléctrico, eléctrico...

...Porque me temblaron las entrañas...."


Pd: El título del post, como muchos habréis notado, es una unión alocada de palabras geniales de Iván Ferreiro, Silvio Rodríguez, Bunbury y Supersubmarina. A veces las mezclas imposibles saben bien.

Pd2: El día después de escribir esto, vi que alguien compartió esto en Facebook: http://elacorazado.com.mx/la-leyenda-del-hilo-rojo/. Desde entonces me siento menos loca

domingo, 25 de mayo de 2014

La humanidad en las pupilas (Reinterpretando Blade Runner)

Ojo a través de las gafas de sol. Autorretrato Mar Goizueta 

Deckard me hace preguntas extrañas, me habla de banquetes en los que sirven ostras vivas de aperitivo y perro cocido de primer plato. Me levanto y salgo de la habitación. Miro mis pupilas en el espejo. Soy humana, me repito una y otra vez, digan lo que digan, soy humana, por eso, a veces me duele el corazón si él me esquiva la mirada. Pero, en realidad, de nada estoy segura, no sé si esa oveja que pasta en la azotea es eléctrica, si yo soy una replicante, si mi mundo es ciencia-ficción, si la felicidad existe fuera de la máquina que produce sensaciones... todo es tan raro, ese test tan estúpido, la realidad tan irreal... y yo me abismo mirando imperturbable a los helicópteros que vigilan mi ventana. Da igual si Deckard me va a destruir o no, ya lo hace con sus dudas.

*Blade Runner, escena del Test de Voight Kampff. 

Texto antiguo que ya publiqué en El Mar de la Vieja Sirena (por si alguien lo leyó en su momento), estoy recuperando cosas que son recurrentes en mi cabeza y que son más de este lugar de locura que del otro, tan lleno de música
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