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martes, 31 de diciembre de 2019

Feliz 2020


Porque siguen existiendo personas que nos acercan a las estrellas y nos hacen soñar, locos que hacen de la vida un arte y creadores que llenan el mundo de otros mundos.
Porque todavía creo en los cuentos dulces y en los siniestros, en el triunfo de los amores difíciles y en el corazón de los monstruos: cuando es negro y cuando no. También en su hambre.
Porque sigo sobrecogiéndome ante una obra de arte, y porque sé encontrar belleza a veces incluso en lo más terrible.
Porque nunca pierdo mi curiosidad infinita, sé oler el viento y escuchar la canción de los árboles cuando bailan.
Porque no dejan de fluir palabras de mis dedos.
Porque siempre me gustarán las flores en el pelo y los cohetes en el pecho.
Porque conservo la sonrisa heredada, el humor como barrera frente al dolor y el amor de tantos.
Por todo eso, pisaré con fuerza cada segundo de 2020.
Me quedo, para cubrir las huellas de un 2019 de vacíos abismales y miedos infinitos, el lago de historias en el que buceo, olvido y renazco. Y me quedo con vosotros.

Os deseo un nuevo año lleno de felicidad.

*El broche es de Nuberia (www.nuberia.es)

domingo, 23 de diciembre de 2018

De la noche, el silencio


Romper el miedo a las palabras hechas sonido, como rompe el ruido de unos tacones la soledad de una noche muerta.
Aprendiendo...



*Soy consciente de que recitar no es lo mío. No me juzguéis con dureza.

sábado, 2 de junio de 2018

Reina en el mundo de las pesadillas ya en tu librería

Me hace muy feliz anunciar que mi novela "Reina en el mundo de las pesadillas" ya comienza a estar disponible en librerías.


Estas son unas pistas visuales sobre su argumento.




Y con este vídeo os podéis hacer una idea de lo bonita que es la edición, con prólogo de María Zaragoza, ilustraciones de Jorge del Oro y acabado artesanal en los cantos del libro.



Para saber más: https://www.facebook.com/ReinaEnElMundoDeLasPesadillas/



jueves, 9 de noviembre de 2017

De reflejos, fuego, agua y anocheceres


Olvidamos observar la llegada de la noche, esos minutos, mucho más veloces que el resto de minutos del día, en los que todo cambia. En la contemplación de ese proceso nos reconciliamos con el animal que somos y a menudo negamos. Nos volvemos más reales al ver encenderse las llamas en el cielo para instantes después disolverse en la oscuridad y, si estamos atentos a nuestro ser, podemos sentir el cambio en la percepción del entorno, la necesidad de morir con el día para renacer a la mañana siguiente luchando con el estado de alerta que conlleva la noche. Eso es el ritmo de la Naturaleza. Eso es vida.

Hoy el poder del rojo vence a su contrario, el verde de agua estancada, en ese otro mundo que sólo se atisba en los reflejos. En mi Jardín Burbuja ahora arde el cielo y el agua no puede apagarlo.


martes, 29 de agosto de 2017

Thunderbirds

El tiempo en los huesos. Foto Mar Goizueta

Seis águilas cabalgan la tormenta. Sobre las nubes negras. Seis.
Sólo yo las veo.
Yo, que descalza respiro ozono y bailo la danza de los truenos,  
anhelando en secreto que me parta un rayo. 
Un relámpago, ajeno a mi pensamiento turbio, resbala por mis deseos, dejando chispas en mi pelo salvaje a su paso. 
Las águilas son violencia y caos. Son el trueno que desgarra el cielo. Tan sagradas. 
Las miro. Me bebo la tormenta. Mi piel se nutre del agua celeste. 
Ayer, la lluvia que se coló por la ventana aclaró el jabón de mi cuerpo. En parte. Sólo en parte. Catarsis bajo las aguas: la domada, la indomable, la de mis ojos anegados ante la revelación de poner nombre a la tristeza que está arrasando, implacable, mis últimos días. 
A punto de consumirse el día, el dragón llenó de fuego el Universo durante un instante. Secó la humedad y ardí. Se quemaron los restos de mi coraza humana. 
Ahora, desnuda entre cenizas, me enfrento al frío, a un mundo que no acabo de comprender. 
A flor de piel. Tan frágil como monstruosa, dudo de si la verdad está en mis sueños o en las palabras. 
El suelo tiembla a mi paso, barro inconsistente que rechaza mis raíces. 
Hojas muertas brotan de mis dedos. 
El diluvio escuece en las heridas. Les grito a las águilas que me arrastren a otro lugar en el que no me encuentre la sombra de mi maldición. 
Cada año muero con el fin del verano. 
Y esta vez, quizás, estoy muriendo un poco más. 




martes, 22 de agosto de 2017

El último día antes del desastre (Diario de la cuenta atrás para el fin del mundo 2)

Mutación. Foto Mar Goizueta
Mutación.

22 de agosto de 2017. Hoy es el último día de la cuenta atrás. Mañana ―dicen―, el imaginario Planeta X chocará contra nuestro planeta. Yo empleo el tiempo de espera en hacer mi vida normal. No voy a mentir: ante tamaño acontecimiento, primero pensé en que era el momento de hacer mil cosas alocadas, pero después, meditándolo más, llegué a la conclusión de que todo era un enorme absurdo. Lo que en realidad quiero es tranquilidad, no pensar en ello, hacer como que no va a ocurrir, dejar pasar las horas lánguidas, perezosas, como cuando me dejo llevar en la piscina y floto, haciéndome la muerta, con las orejas dentro del agua y el pelo desparramado a mi alrededor, con los ojos cerrados para no ver la dirección en la que me hace viajar el agua que juega con mi cuerpo, con el sol cosquilleando la piel que sobresale de la superficie. O como cuando dejo que me lluevan estrellas, aviones o murciélagos fugaces en el silencio de las noches de verano mientras me pierdo en el abismo de mis propios pensamientos.
     Y puede que no ocurra nada, que mañana sea un día cualquiera, que haga calor y brille el sol y hablemos sobre la vida que no se ha acabado de repente y que nos da otra oportunidad de impedir que se nos escape el “Vivir” con mayúsculas de entre los dedos. Es más, estoy convencida de que así será, pero, como insinuaba en el primer texto de este Diario de la  cuenta atrás para el fin del mundo, estos días son excusa para una catarsis que nos haga cambiar la piel, olvidar lo que nos sobra para renovarnos y crecer.
     Ahora que llega la imaginaria oscuridad, entre otras cosas pienso en luz: tu luz. Soy igual que las polillas que vuelan en torno a un foco en el que creen ver un pequeño paraíso cálido, acogedor, poseedor de una luminosidad que podría hacer aparecer sus colores, convirtiéndolas en mariposas. Tan cerca parece estar la felicidad, que chamuscarse un poco las alas en el intento se les figura un precio minúsculo. Y perecen algunas en el camino, pero es siempre digna de honores la muerte en pos de la vida.
     Y aunque me consta que el futuro es terreno incierto, por más que a veces parezca lo contrario, creo en él, y lo sueño hermoso y habitado por amor. Un árbol hermoso y verde con raíces firmes en un presente que me grita con fuerza, que hace que mis alas se impacienten como las de la protagonista del cuento que comienza así:

     Como insectos sedientos de luz, las hadas oscuras comparten su magia con quien las deslumbra.
     Y si su regalo es aceptado, brillan y brillan, iluminando cada rincón con su risa musical.

    Paradójicamente, esta es una historia con vocación de interminable, a pesar del desastre imaginario que ocurrirá mañana. O no… Tic tac, tic tac.

*La música de hoy sólo podía ser la sintonía de El Planeta Imaginario (Debussy - Arabesque No.1), interpretada por Isao Tomita.

lunes, 21 de agosto de 2017

El fin del mundo (Diario de la cuenta atrás para el fin del mundo 1)

Los últimos rayos de sol son ciencia ficción sobre la piel.

El fin del mundo llega cuando menos te lo esperas. Un soplido del destino, un planeta X reventando la vida a tu alrededor. Una explosión inmensa y adiós. El fin de todo. La nada.
Pero antes puede ocurrir que el mundo empiece a morir poco a poco, de una forma tan sutil que no podemos darnos cuenta hasta que llega la primera señal: el sol apagándose por unos instantes, haciendo que nos cuestionemos qué ocurriría si nos dejase huérfanos de su calor. Porque sin calor no hay vida. Tampoco sin calor interno.
Esta noche, justo cuando el día empiece su decadencia, el eclipse llegará para rematarlo con celeridad cósmica. La Luna, aunque invisible, reinará minutos antes de que llegue su hora, apagando con su frialdad el fuego del sol. Y justo en ese momento, seremos más ligeros y las mareas más salvajes. Yo sospecho que la locura, que llegará a su culmen en el punto de máxima oscuridad, ya lleva tiempo rondándonos: hace días que padezco tempestades y tsunamis en las orillas de mi nombre.
Hay quien dice que dos días después llegará el fin del mundo: la explosión última. Quizás sea el momento de confesar los secretos, de mandar a paseo los miedos, de dejar de temer futuros inciertos. Ese es el único regalo que nos da el saber que el día siguiente no existiremos.
Es posible que nada cambie, pero disfrutemos por unos momentos de la catarsis que nos ofrece un día distinto. Y pensemos en lo que nos importa, en lo que nos daría pena dejar de tener si se acabara. Por si somos los últimos en sobrevivir.
21 de agosto de 2017, 20:45h. Primer paso del posible fin. Te espero al otro lado de la lógica, en mi planeta de aguas revueltas. 

*La canción de hoy es "El fin de la eternidad" de Iván Ferreiro.


Todos los principios son finales disfrazados de oportunidades 
Mira esa luz, viene hacia aquí, déjala entrar.
Todos los finales son fatales si no sabes qué vendrá. 
Tú, mira esa luz, que viene hacia aquí, y déjala entrar. 


miércoles, 26 de julio de 2017

En la cuerda floja


Para el mar, que no sabe de tiempos, la araña funambulista es sólo un punto mortal y frágil suspendido entre dos puntos verdes en el horizonte.

Para la araña, el mar es la eternidad al fondo del precipicio que es la vida. Pero arriesga y gana y disfruta del viento aprendiendo a bailar a su ritmo. Y con su danza crea líneas que atrapan la música del aire, la luz del Sol y el brillo de la Luna y las estrellas. Se mueve y vive. No espera que la vida se acabe atrapada en una pausa segura e infinita.

*No se ve en la foto, pero la araña está.
*Hoy la música la pone Funambulista






lunes, 26 de junio de 2017

Apolo y Dafne

"Apolo y Dafne" Mar Goizueta
Apolo y Dafne
Y, a pesar de todo, siempre valdrá mil veces más un instante vivido que los que se quedan en el aire como fantasmas de deseos inconclusos. 
(De "Memorias de un fénix") 


Vestía
desnudez de sábana blanca, pureza
impúdica, perfumada
de otra piel. 

Tenía
el cabello revuelto, de miel
y verde, y la boca
pintada con el color del último suspiro
de una petite mort compartida.

Los fantasmas, en la puerta,
observaban, invisibles excepto
para ella, la mujer renacida. 
Sus bocas, deformadas  
en un gesto de reproche, 
murmuraban:

Tú nos concediste el veneno
de tu corazón caníbal, la inconsistencia
de tu alma errática, las arenas
movedizas de tu limbo.

El dios protector,   
con mirada fulminante detenía
sus cuerpos de aire, aun sin verlos. 
Extendía
frente a ella su manto
protector de música y letras.
Le sonreía.

«Yo los convertí en dolor y ahora
sangro su tristeza. Cubre
mis ojos de besos»
imploró
«no dejes que vea
nunca más lo que fui».

Sacudió
con brazos de mármol
las últimas hojas de laurel
de su pelo, los blancos
pechos temblaban en sus manos,
las de Apolo. 

A cambio de su rendición, 
Dafne sólo suplicó cordura,
vida 
y amor. 



Cuentan las leyendas que el artístico y profético Apolo, hermoso dios de innumerables atributos y funciones, se enamoró de la lira inventada por Hermes hasta el punto que pasó a ser uno de sus atributos. También se enamoró de la deseada y díscola Dafne, amante de los bosques con corazón de piedra. Yo he cambiado la historia porque los amores bellos merecen una oportunidad.

sábado, 10 de junio de 2017

La trampa de cristal


El miedo
es un cangrejo aferrado a las neuronas,
el peso de los huesos de nuestros muertos,
la mirada de los ojos de cristal
supurando vida al otro lado
del propio miedo.

*La foto la he titulado "La trampa de cristal". No encuentro un nombre mejor para el poema.

sábado, 25 de febrero de 2017

Flores de tinta


Ante mis ojos el mundo comenzó a cambiar. Se perdieron los colores y la tinta ganó la partida. Las flores, antes llenas de tonos diferentes, sucumbieron a la belleza de las sombras aguadas, a los matices de unos azules que con su fuerza robaban  protagonismo a la palidez inocua del cielo. Y os juro que esta vez el azul no fue tristeza, pues la contemplación de aquella transformación prodigiosa era un vehículo hacia la sabiduría, como ocurre cada vez que los humanos nos enfrentamos a lo desconocido.

*La foto no tiene filtros de ningún tipo.
*La canción que asocio a la imagen en mi mente es "Lápiz y tinta" de El último de la fila


martes, 10 de enero de 2017

Hibernación


Bajo el hielo duerme
mi casa.
A su lado,
escondida en un lecho de hojas secas,
descansa mi serpiente imaginada.


lunes, 9 de enero de 2017

Hoy tu dolor es mi dolor



Suspendido en el tiempo
infinito,
en el lugar donde habita lo más puro,
le encontrarás
siempre,
a través de la puerta invisible que conecta mundos,
te doy la mano.
Hoy tu dolor es mi dolor.


miércoles, 21 de diciembre de 2016

Luz de Luna




Luz de Luna llena iluminando
el sendero de hielo que preserva
intacta y lleva
               a la carne que se ha de cocinar.

Esta noche,
        que es de corazón revuelto,
        de arenas fluyendo en el reloj del tiempo
                                                        del revés
pienso en las palabras bellas
saliendo de tus dedos, de tu lengua,
directas a horadar mi pecho, a enredarse
en mis costillas
como un disparo certero
de semillas de vida.

Y ahora sí, brillo
y es porque tú enciendes la llama
de la Mujer de acero,
Hombre pedernal,

más allá de la piel,
hoguera que arde
en el epicentro del desastre
de los sueños de libros mezclados
entre bocas sedientas
de sabiduría y besos nuevos,
de anhelos que arrasen
la cordura y se escriban
sobre la piel de los amantes.

Deseos de noche “plenilunada”,
como cantaba Chavela,
que es
       azul como la tristeza,
       azul como ninguna,
pues desde que te fuiste
no he tenido
luz de Luna.


La maravillosa "Luz de Luna" de Chavela Vargas como música de fondo

lunes, 31 de octubre de 2016

Muerte en Halloween

Foto Mar Goizueta

No hay ley de vida más terrible y cierta que la que habla del morir: si se vive, se muere.
La gata me mira de frente, de igual a igual. Es blanca, naranja y tiene un parche negro en el ojo. Una hermosa gata pirata, despiadada y terrible que durante la noche me ha dejado un regalo en el jardín, un tenebroso obsequio de Halloween. Y no es una gata cualquiera, es una gata que invade mundos ajenos y tiene alma de artista, una escultora de cadáveres a los que busca un podio adecuado. Sobre un tronco podado del albaricoquero, se derraman los restos de una paloma: entrañas rojas bordeadas de alas en alto, recogiendo la carne aún fresca. No hay cabeza y las moscas se revuelcan en un festín macabro formando parte de una composición a la que, a pesar de su naturaleza, no le puedo negar cierta belleza. Está en alto, tanto que apenas puedo llegar sin encaramarme al columpio cercano, lo suficientemente elevada para pasar desapercibida a quién no mira al cielo, pero la gata, astuta, quiso asegurarse de que su obra fuese hallada y dejó pistas en el suelo, una hermosa composición de plumas blancas sobre hojas de níspero y hierba.
Hace un rato ha regresado al jardín para preguntarme con los ojos si había recogido el regalo. En silencio, le he dicho que lo he recogido a mi manera.
Hoy es Halloween y quizás no es mal día para morir convertida en arte.
Hoy es Halloween y una gata artista me ha regalado un cuento y unas fotos terribles con cierta belleza siniestra.

* Os he ahorrado la foto sensible, pero la podéis ver aquí

jueves, 13 de octubre de 2016

Despierta, que el otoño ha llegado

Foto Mar Goizueta


I'm the last leaf on the tree
The autumn took the rest
But they won't take me
I'm the last leaf on the tree
(Tom Waits, "Last leaf")



Despierta,
que el otoño ha llegado
y se esconde
esperando que lo busquemos
en las setas que guarda bajo los pinos,
en los ojos húmedos de los caballos
que pagan
       el pan del caminante
con la sabiduría de su mirada,
en los tonos de las hojas
que atrapan el sol
en ese árbol,
que cambia con cada estación,
y ahora es una hoguera eterna
de ramas rojas y doradas
               como lenguas de fuego.

Despierta,
que la entrada al camino secreto está abierta
                                                            y espera
que crucemos su puerta de zarzas,
con sangre como tributo,
barro en las botas
y el cabello cubierto con velos de telarañas
                                                        como novias nuevas.

Despierta,
que las rocas se han movido
                                 en silencio
y hay monstruos nuevos
esperando ser descubiertos
para ser
        más allá del olvido
                            y la inexistencia

Despierta, que el sol es aterciopelado
como piel de membrillo
                      maduro
y no quema
si no miras su reflejo
en las alas de la Reina Libélula
que susurra secretos
                   con su danza
                   y esparce lluvia.


lunes, 6 de junio de 2016

Vinieron los fantasmas


Los fantasmas y la lluvia de Mar Goizueta
Foto: Los fantasmas y la lluvia 
Vinieron los fantasmas. Traían aliento de pasado y un gesto triste en unos rostros que me observaban con nostalgia, en la curvatura de esos labios que alguna vez deseé. Sus miradas, interrogaciones sin cerrar, lo decían todo. También vi curiosidad en sus palabras, disfrazadas de cotidianeidad. Querían saber si los había llorado, si alguna vez los eché de menos, si la lluvia del olvido había borrado sus rostros, si alguien ocupaba ya su lugar. Si nos equivocamos.

Yo los miraba y los veía tan hermosos como antes, pero lejanos. Ya no sentía sus raíces en mí. No dolían.

Vinieron los fantasmas, y no trajeron enseñanzas del pasado, ni consejos, ni un qué hacer.  

Y nos dio un poco de pena
pero daba un poco igual
nos pusimos a reír

Vinieron los fantasmas, cada uno a su lugar. Y no has venido tú, de carne escondida en un presente imperfecto en el que mis palabras rebotan como el eco del silencio.

Y no sé dónde estarás
ni en qué frase te perdí
y por eso cada día lanzo mi botella al mar
con un poco de por qué
y otro poco de ojalá
y por eso cada día lanzo mi botella al mar
y viviendo aquí en Madrid
no sé si te llegará
le pedí a los marineros
"traigan mar a la ciudad"

Vinieron los fantasmas, como otras veces, a apuntalar mis piernas, a sujetar mis brazos, a recordarme quien soy y por qué me amaron. Intuyeron que estaba a punto de dejarme arrastrar por la inconsistencia y me lanzaron el salvavidas de mi recuerdo en sus corazones Por eso siempre son bienvenidos.

Cuando vuelvan los fantasmas
que se queden a cenar
y te vienes tú también


*Los versos en cursiva están sacados de la canción "Delante de mi" de Lewin



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miércoles, 20 de abril de 2016

De gatos y fantasmas



"Y se produjo aquel silencio de los cementerios, aquella atmósfera donde cada movimiento de las ramas de los árboles colindantes, se escucha amplificado. Y apareció el viento, poniendo esa melodía característica al pasar por las cosas. El tiempo se percibe de otra manera ante los restos de los que alguna vez vivieron."


DE GATOS Y FANTASMAS

En el vacío,
al que nos condenamos como autómatas sin voluntad,
entrechocamos los huesos de nuestros muertos.
Dimos voz a los fantasmas,
los de dentro y los que llevamos atados a la espalda.
Escupimos a la lógica
con discursos que reavivaron a las almas
que vagan en nuestros corazones

Yo arañaba las paredes con las uñas mutiladas
y lijaba mis colmillos incipientes,
en un intento de detener al monstruo
que tú alimentabas desde el otro lado de las rejas
con palabras que quemaban como hielo líquido
escurriéndose entre mis costillas,
buscando un corazón que paralizar.

Al otro lado, susurraba un viento de olvido y hiel
que arrastraba lágrimas de lluvia,
y mi no ser
comenzaba a concretarse en el lugar donde vive la nada.

Entonces llegaron los muertos,
intercediendo en nuestra noche infinita,
sembrando señales que hay que aprender a leer,
reafirmando la profecía
que el Rey de los Gatos me regalo
en la primera etapa de su viaje infinito:

Maullará,  llamándote con sus ojos verdes,
siguiendo su voz, llegarás a tu hogar, 
allí, donde se asientan tus raíces, él te esperará.
Y gritaréis juntos con voces felinas.
Y arañaréis vuestros cuerpos, buscando redención 
en una batalla de lascivia y miedos,
de esas que hacen enmudecer las guerras.
Luego, os lameréis las heridas como animales,
llegará la paz en brazos del otro
y la lluvia borrará los restos de la batalla. 

Sé que un día, desde ese otro lugar,
el Rey de los Gatos sonreirá con su sonrisa franca.
Y a su lado, nuestros fantasmas se mirarán, cómplices.
Será como renacer limpios de pecado
Y comenzará, por fin, la vida.


Más textos de Raúl Campoy en su blog, Misantropía

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jueves, 14 de enero de 2016

Mientras arde el cielo, hay versos congelándose en el asfalto.



Mientras arde el cielo, hay versos congelándose en el asfalto.

La ciudad huele a coche y humedad. También a comida, vidas ajenas y edificio viejo.

Camino solitaria por la acera casi vacía, pensando, todavía con sabor a pastel en los labios.

Un loco, del que venía observando su paso errático desde lejos, se cruza conmigo invadiendo mi espacio. Es hermoso, tiene el pelo largo y revuelto y sonríe todo el tiempo de forma desquiciada. No puedo evitar dar un paso atrás movida por el instinto, aunque no me asusta. Sin que me de tiempo a evitarlo, acerca su cara a la mía y, mirándome fijamente, me dice con una voz muy profunda que yo tengo el brillo en los ojos. Eso me reconcilia con el mundo y esbozo una medio sonrisa que lleva una pregunta dentro. Pero ya es tarde, sin dejar de hurgar en mis pupilas, se aleja con un paso como de bailar, el mismo con el que llegó hasta mí. En ese momento, me acuerdo de la pareja de retrasados que esa misma mañana se besaba con pasión desmedida en el metro y me fulmina el pensamiento de que lo que es una verdadera tragedia es ser un loco infeliz.

Tres hombres jóvenes y elegantes fuman en la puerta de un hotel. Uno me mira a la cara con impertinencia desafiante de triunfador, otro intenta traspasar la frontera de mi abrigo con ojos curiosos, el tercero se mira los pies. Yo no retiro la mirada, no me imponen los hombres grises por más que se fumen el tiempo. Entonces, pienso que los tipos con traje sueñan con morderle la boca a chicas despeinadas con olor a libertad, esas con las que nunca se casarían, las que se quedan enquistadas para siempre en sus corazones aburridos.

Ralentizo el paso, no quiero llegar al autobús, sólo quiero caminar sin nadie al lado que interrumpa mi diálogo interior. Tengo una tristeza profunda agarrada con fuerza al plexo solar y en el corazón algo que hace cosquillas, una impaciencia, algo así como la tensión contenida de los músculos de una fiera a punto de saltar. El Monstruo está dejándose domar acunado por las palabras del hombre y yo, confusa, retuerzo la mente hasta el sinsentido tratando de negarme a mí misma, aunque sé que es tarde para eso. El Monstruo derrama su pureza sin artificios y cura o hace daño a quienes ama si le abren la puerta invisible en un intercambio empático. Ese es su don y su miedo. A cambio, entrega mi alma, mi cuerpo y su devoción. No hay medias tintas en el sentir de los que no visten normas.

Al acercarme a la estación, la calle se va llenando de gente. Descubro a una mujer observándome, después un hombre que va con otro hombre y más tarde una señora mayor. Me doy cuenta de que mis ojos se han convertido en ventanas que dejan ver mi interior y me apresuro a cerrarlos. 

Hace frío y mi paseo se acaba. Tengo canciones recurrentes dando vueltas en mi cerebro al mismo tiempo que divago de forma poética.

La ciudad se queda atrás mientras yo me alejo en el vientre de una ballena de tierra. Te pienso y sonrío. Aunque duela. 


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lunes, 21 de diciembre de 2015

Abismo


Piso la nieve descalza. El rojo de las uñas como gotas de sangre rompiendo la blancura, el frío insensibilizando el alma y un vómito de palabras ardientes saliendo de mi boca para estrellarse contra el muro de tu fortaleza. Y es que a mi me gusta la niebla porque borra el mundo, la nieve porque lo silencia y la lluvia porque lo revuelve y lo llena de matices. Y tú eres bruma, silencio y agua y tus manos, casi invisibles, no pueden acariciar las espinas de mi coraza, que se esconden cuando llega hasta mi el recuerdo de tu cuerpo de aire, sutil como una medusa flotando en el espacio, tan leve como un pensamiento.

Tú y la irresistibilidad de tu matiz de oscuridad transparentándose a través de tu disfraz de luz. Tú, que eres espejo y reflejas lo que soy limpiando mis culpas, complemento de mi karma en un tiempo equivocado. Y es que hay que tener cuidado con lo que se desea y mucho más con lo que se sueña y yo no puedo reprocharte nada porque mis sueños te esperan para poder ser.

Trato de cerrar los ojos para no verte brillando en el aire y como un disparo láser, preciso y certero, lanzas una frase que se siente como un beso suave en el corazón y llega el vértigo de la certeza de lo inexplicable lleno de sentido.

Eres el vacío insondable al que vuelvo anhelando abismarme para dejarme ir convertida en polvo de estrellas, infinito y nada.

A veces, la única fe es la Eternidad.


(Textos guardados en los bolsillos del tiempo)

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