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martes, 31 de diciembre de 2019

Feliz 2020


Porque siguen existiendo personas que nos acercan a las estrellas y nos hacen soñar, locos que hacen de la vida un arte y creadores que llenan el mundo de otros mundos.
Porque todavía creo en los cuentos dulces y en los siniestros, en el triunfo de los amores difíciles y en el corazón de los monstruos: cuando es negro y cuando no. También en su hambre.
Porque sigo sobrecogiéndome ante una obra de arte, y porque sé encontrar belleza a veces incluso en lo más terrible.
Porque nunca pierdo mi curiosidad infinita, sé oler el viento y escuchar la canción de los árboles cuando bailan.
Porque no dejan de fluir palabras de mis dedos.
Porque siempre me gustarán las flores en el pelo y los cohetes en el pecho.
Porque conservo la sonrisa heredada, el humor como barrera frente al dolor y el amor de tantos.
Por todo eso, pisaré con fuerza cada segundo de 2020.
Me quedo, para cubrir las huellas de un 2019 de vacíos abismales y miedos infinitos, el lago de historias en el que buceo, olvido y renazco. Y me quedo con vosotros.

Os deseo un nuevo año lleno de felicidad.

*El broche es de Nuberia (www.nuberia.es)

domingo, 5 de mayo de 2019

Yo tuve la suerte de tenerlas



Yo tuve la suerte de tenerlas.
Y al irse, una me dejó su sonrisa fresca, su valentía, un alma algo traviesa, sangre de hada corriendo por mis venas, un pellizco de pecas y una chispa del brillo eterno de sus ojos.
La otra me legó una armadura de humor para enfrentarme a la vida, un poquito de su ternura invencible, la magia de sus manos, la risa explosiva y el saber que el amor está por encima de todo, hasta de la maternidad física.
Yo tuve suerte de tener dos madres, y si hoy tuviera fuerza os hablaría más de ellas.
Tuve dos, sí, y eran hermanas.
Tuve dos, sí, y llevo con orgullo su herencia.


domingo, 23 de diciembre de 2018

De la noche, el silencio


Romper el miedo a las palabras hechas sonido, como rompe el ruido de unos tacones la soledad de una noche muerta.
Aprendiendo...



*Soy consciente de que recitar no es lo mío. No me juzguéis con dureza.

domingo, 4 de febrero de 2018

El oso y yo


El oso y yo no nos miramos, aunque queramos hacerlo. Nos perturba la posibilidad de averiguar quién es real y quién es producto de la imaginación del otro. O si ninguno de los dos existe.

Las noches que oscilan entre el insomnio y los viajes a ese otro lugar alimentan a los monstruos, que crecen y se vuelven consistentes entre canciones que arrastran belleza y lágrimas. La imaginación puede a la razón, las palabras coherentes se extinguen y las barreras de la lógica se difuminan. El destino es un traidor que juega con todos nosotros, un maldito traidor de dientes afilados, una bestia caprichosa que disfruta manejando nuestros hilos, un loco que a veces parece ser amable y al instante siguiente se recrea en el caos que crea con apenas un soplido.

Hay días que me hace falta pisar con fuerza un mundo y, sin poder evitarlo, mis pies bailan en otro. Días que no sé bien quién soy o si en realidad no soy y me difuminaré en la nada cuando alguien abra los ojos. Como el oso.


jueves, 4 de enero de 2018

Adiós, 2017

"Mannequin with a bird cage over her head" (1938-66). Man Ray.
2017 ha sido un año maestro. Uno de esos que enseñan que el miedo no se acaba nunca, que siempre hay uno nuevo para sustituir al que se mitiga, que lo que importa es lo que importa y lo demás es secundario y que la mierda siempre será el mejor abono para las flores.
También me ha enseñado que sacrificar las ansias de poner las cosas en su sitio en un intento de no perjudicar a gente querida, ha sido mucho peor que no hacerlo. Ahora veo desde detrás del cristal los engaños que se repiten, las ilusiones que se pisotean, el despliegue de sonrisas que esconden dientes podridos para vender sueños que se guardarán en el cajón de las promesas olvidadas. Humo vendido con la pericia de años de práctica: regálame tu trabajo, tu tiempo, tu sangre. Y a cambio, nada, el prestigio invisible. No hay dinero, todas estas cosas son gratis: coches, casas, viajes... Lo veo a cámara lenta: los labios formando las palabras falsas, el aliento de la mentira oliendo a veneno. No sabéis la mayoría lo bien que lo conozco, lo mucho que luché por limpiar todo eso.
Con el paso de los meses, he descubierto que ha sido mejor, que yo también estaba metida en una jaula de promesas, encerrada para que no pudiese volar, por si acaso brillaba más que la estrella del show. He perdido casi tres años de sueños y miles y miles de horas de trabajo, pero ahora no hay barrotes que me paren.
Y sí, como decía antes, de la mierda surgieron cosas buenas que irán floreciendo. Unas ya lo han hecho y cada vez son más grandes y hermosas y otras van más lentas, pero llegarán a tocar el cielo como alubias mágicas. Y treparé por ellas. Vaya si lo haré.
Bienvenido, 2018. Espero que te portes bien. Ya me toca.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Noviembre es siempre triste


Es sencillo detener la canción que agarra mis manos, se enreda en mi mente y me arrastra al abismo, tanto como no escribir cuando sé que es mejor no hurgarme por dentro. Y sin embargo, la música suena mientras escribo con sangre en mi viaje a ese otro lugar. Porque es sencillo, sí, pero también imposible.

*Hace un año de esto, podría ser ahora mismo. #EternoRetorno. 

Suena en mi cabeza, insistente, esta frase de mi querido Diego Cantero "Funambulista": 
Noviembre es siempre triste 


martes, 22 de agosto de 2017

El último día antes del desastre (Diario de la cuenta atrás para el fin del mundo 2)

Mutación. Foto Mar Goizueta
Mutación.

22 de agosto de 2017. Hoy es el último día de la cuenta atrás. Mañana ―dicen―, el imaginario Planeta X chocará contra nuestro planeta. Yo empleo el tiempo de espera en hacer mi vida normal. No voy a mentir: ante tamaño acontecimiento, primero pensé en que era el momento de hacer mil cosas alocadas, pero después, meditándolo más, llegué a la conclusión de que todo era un enorme absurdo. Lo que en realidad quiero es tranquilidad, no pensar en ello, hacer como que no va a ocurrir, dejar pasar las horas lánguidas, perezosas, como cuando me dejo llevar en la piscina y floto, haciéndome la muerta, con las orejas dentro del agua y el pelo desparramado a mi alrededor, con los ojos cerrados para no ver la dirección en la que me hace viajar el agua que juega con mi cuerpo, con el sol cosquilleando la piel que sobresale de la superficie. O como cuando dejo que me lluevan estrellas, aviones o murciélagos fugaces en el silencio de las noches de verano mientras me pierdo en el abismo de mis propios pensamientos.
     Y puede que no ocurra nada, que mañana sea un día cualquiera, que haga calor y brille el sol y hablemos sobre la vida que no se ha acabado de repente y que nos da otra oportunidad de impedir que se nos escape el “Vivir” con mayúsculas de entre los dedos. Es más, estoy convencida de que así será, pero, como insinuaba en el primer texto de este Diario de la  cuenta atrás para el fin del mundo, estos días son excusa para una catarsis que nos haga cambiar la piel, olvidar lo que nos sobra para renovarnos y crecer.
     Ahora que llega la imaginaria oscuridad, entre otras cosas pienso en luz: tu luz. Soy igual que las polillas que vuelan en torno a un foco en el que creen ver un pequeño paraíso cálido, acogedor, poseedor de una luminosidad que podría hacer aparecer sus colores, convirtiéndolas en mariposas. Tan cerca parece estar la felicidad, que chamuscarse un poco las alas en el intento se les figura un precio minúsculo. Y perecen algunas en el camino, pero es siempre digna de honores la muerte en pos de la vida.
     Y aunque me consta que el futuro es terreno incierto, por más que a veces parezca lo contrario, creo en él, y lo sueño hermoso y habitado por amor. Un árbol hermoso y verde con raíces firmes en un presente que me grita con fuerza, que hace que mis alas se impacienten como las de la protagonista del cuento que comienza así:

     Como insectos sedientos de luz, las hadas oscuras comparten su magia con quien las deslumbra.
     Y si su regalo es aceptado, brillan y brillan, iluminando cada rincón con su risa musical.

    Paradójicamente, esta es una historia con vocación de interminable, a pesar del desastre imaginario que ocurrirá mañana. O no… Tic tac, tic tac.

*La música de hoy sólo podía ser la sintonía de El Planeta Imaginario (Debussy - Arabesque No.1), interpretada por Isao Tomita.

lunes, 21 de agosto de 2017

El fin del mundo (Diario de la cuenta atrás para el fin del mundo 1)

Los últimos rayos de sol son ciencia ficción sobre la piel.

El fin del mundo llega cuando menos te lo esperas. Un soplido del destino, un planeta X reventando la vida a tu alrededor. Una explosión inmensa y adiós. El fin de todo. La nada.
Pero antes puede ocurrir que el mundo empiece a morir poco a poco, de una forma tan sutil que no podemos darnos cuenta hasta que llega la primera señal: el sol apagándose por unos instantes, haciendo que nos cuestionemos qué ocurriría si nos dejase huérfanos de su calor. Porque sin calor no hay vida. Tampoco sin calor interno.
Esta noche, justo cuando el día empiece su decadencia, el eclipse llegará para rematarlo con celeridad cósmica. La Luna, aunque invisible, reinará minutos antes de que llegue su hora, apagando con su frialdad el fuego del sol. Y justo en ese momento, seremos más ligeros y las mareas más salvajes. Yo sospecho que la locura, que llegará a su culmen en el punto de máxima oscuridad, ya lleva tiempo rondándonos: hace días que padezco tempestades y tsunamis en las orillas de mi nombre.
Hay quien dice que dos días después llegará el fin del mundo: la explosión última. Quizás sea el momento de confesar los secretos, de mandar a paseo los miedos, de dejar de temer futuros inciertos. Ese es el único regalo que nos da el saber que el día siguiente no existiremos.
Es posible que nada cambie, pero disfrutemos por unos momentos de la catarsis que nos ofrece un día distinto. Y pensemos en lo que nos importa, en lo que nos daría pena dejar de tener si se acabara. Por si somos los últimos en sobrevivir.
21 de agosto de 2017, 20:45h. Primer paso del posible fin. Te espero al otro lado de la lógica, en mi planeta de aguas revueltas. 

*La canción de hoy es "El fin de la eternidad" de Iván Ferreiro.


Todos los principios son finales disfrazados de oportunidades 
Mira esa luz, viene hacia aquí, déjala entrar.
Todos los finales son fatales si no sabes qué vendrá. 
Tú, mira esa luz, que viene hacia aquí, y déjala entrar. 


miércoles, 26 de julio de 2017

En la cuerda floja


Para el mar, que no sabe de tiempos, la araña funambulista es sólo un punto mortal y frágil suspendido entre dos puntos verdes en el horizonte.

Para la araña, el mar es la eternidad al fondo del precipicio que es la vida. Pero arriesga y gana y disfruta del viento aprendiendo a bailar a su ritmo. Y con su danza crea líneas que atrapan la música del aire, la luz del Sol y el brillo de la Luna y las estrellas. Se mueve y vive. No espera que la vida se acabe atrapada en una pausa segura e infinita.

*No se ve en la foto, pero la araña está.
*Hoy la música la pone Funambulista






viernes, 2 de septiembre de 2016

Septiembre

The skeleton and the women. Franz Fiedler (1885-1956)


Septiembre y el ahogo,
el nudo en la garganta,
el ansia de quebrarme
                               los huesos

y no volver,

o volver a otro mundo
                              que quizás no exista,

o desaparecer tras la puerta
del calendario.

Septiembre trae la muerte
de todas las cosas
incumplidas,

de las cosechas no recogidas
                pudriéndose por dentro
de mi misma, que soy
mar con fondo revuelto
                         y mucha sal
                         incapaz ya de sanar
y llevo
aroma a tomates tardíos y hierbabuena
en los dedos,
y el los ojos, el rojo
de las uvas maduras, que dejo
secar en silencio,

observando su degenerar.

Septiembre, implacable
látigo que rompe
la piel de los deseos
                     y siembra miedo
                               en los surcos abiertos,
                                                     palpitantes.

Septiembre de ojeras eternas,
catarsis de risas y llantos
                              privados,
de mareas vivas y naufragios.

Septiembre suena a frufrú de alas rotas,
a despertador de monstruos
durmientes, que resurgen
                             buscando a su creador.

Septiembre, implacable,
oculta un maldito recuerdo de fragilidad:
                                    igual que se nace,
                                                    se muere.

*La foto es The skeleton and the women, de Franz Fiedler (1885-1956). En un principio puse otra imagen para ilustrar el poema, pero buscando otra cosa, me di de bruces con esta fotografía que es mucho mejor.


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jueves, 4 de febrero de 2016

Huellas en la orilla del Mar de la Lluvia


La sonda Chang'e 3 y el Yutu Rover le han robado sus secretos a la Luna.
Yo miro las fotos y nos imagino a ti y a mi dejando nuestras huellas eternas en la orilla del árido Mar de la Lluvia.
Luego pienso en la frialdad de besarse a través del cristal de una escafandra y en la calidez del tiempo compartido en mitad del abismo.
Y quiero volar.

#VolemosAstronauta

*Esta maravillosa foto de Dani Kxt Caxete ha sido hoy "Astronomy Picture of the Day" en la NASA. Me hace muy feliz por varios motivos, uno de ellos el que esté hecha en uno de mis lugares preferidos.
No me he podido resistir a ponerle palabras en Viviendo al otro lado del espejo
En estos dos enlaces, fotógrafo y fotografiado, cuentan detalles sobre el proceso:
http://danikxt.blogspot.com.es/2016/01/sombras-de-luna.html
http://bdouzaldarrudaceibeilustrados.blogspot.com.es/2016/01/astronomia-comparada-la-sombra-de-la.html

*Aquí os hablé del lugar donde se tomó la foto: http://viviendoalotroladodelespejo.blogspot.com.es/2015/02/los-dioses-son-de-granito.html

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domingo, 17 de enero de 2016

Historias de sirenas, buzos y astronautas

sirena y buzo

A veces recuerdo que fui sirena y me gustaban los marineros. Y también los buceadores, tan intrépidos en su búsqueda del misterio de los océanos. Pero sobre todo, me gustaban los buzos, con esos trajes alucinantes que los convertían en tritones con piernas, lentos y acorazados. Ellos me miraban hipnotizados y luego, al regresar a su mundo, eran tomados por locos si hablaban de la mujer acuática de pechos descubiertos. 

Ahora que perdí la cola de pez y me adorno con tacones en lugar de escamas, que mis estrellas son de luz y no respiran y mi techo tiene espuma de nubes, amo a los astronautas que surcan el espacio en sus trajes protectores. Los miro, pienso en mis amores con los buzos perdidos y espero que uno me coja de la mano y me lleve a volar. Tal vez así me crezcan alas.

Sospecho que siempre me gustarán las miradas desde detrás de un cristal.

#VolemosAstronauta

*No conozco al autor de la fotografía en la que está basado este gif que tampoco sé quién ha hecho. Lo encontré en el muro de Facebook de un amigo por casualidad y surgió el texto automáticamente, casi sin pensar, por eso lo escribí directamente en la página de fans de Viviendo al otro lado del espejo. Como parece ser que gustó, lo he traído al blog. Si alguien sabe el nombre del autor de la foto que me lo haga saber y lo pondré.

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jueves, 14 de enero de 2016

Mientras arde el cielo, hay versos congelándose en el asfalto.



Mientras arde el cielo, hay versos congelándose en el asfalto.

La ciudad huele a coche y humedad. También a comida, vidas ajenas y edificio viejo.

Camino solitaria por la acera casi vacía, pensando, todavía con sabor a pastel en los labios.

Un loco, del que venía observando su paso errático desde lejos, se cruza conmigo invadiendo mi espacio. Es hermoso, tiene el pelo largo y revuelto y sonríe todo el tiempo de forma desquiciada. No puedo evitar dar un paso atrás movida por el instinto, aunque no me asusta. Sin que me de tiempo a evitarlo, acerca su cara a la mía y, mirándome fijamente, me dice con una voz muy profunda que yo tengo el brillo en los ojos. Eso me reconcilia con el mundo y esbozo una medio sonrisa que lleva una pregunta dentro. Pero ya es tarde, sin dejar de hurgar en mis pupilas, se aleja con un paso como de bailar, el mismo con el que llegó hasta mí. En ese momento, me acuerdo de la pareja de retrasados que esa misma mañana se besaba con pasión desmedida en el metro y me fulmina el pensamiento de que lo que es una verdadera tragedia es ser un loco infeliz.

Tres hombres jóvenes y elegantes fuman en la puerta de un hotel. Uno me mira a la cara con impertinencia desafiante de triunfador, otro intenta traspasar la frontera de mi abrigo con ojos curiosos, el tercero se mira los pies. Yo no retiro la mirada, no me imponen los hombres grises por más que se fumen el tiempo. Entonces, pienso que los tipos con traje sueñan con morderle la boca a chicas despeinadas con olor a libertad, esas con las que nunca se casarían, las que se quedan enquistadas para siempre en sus corazones aburridos.

Ralentizo el paso, no quiero llegar al autobús, sólo quiero caminar sin nadie al lado que interrumpa mi diálogo interior. Tengo una tristeza profunda agarrada con fuerza al plexo solar y en el corazón algo que hace cosquillas, una impaciencia, algo así como la tensión contenida de los músculos de una fiera a punto de saltar. El Monstruo está dejándose domar acunado por las palabras del hombre y yo, confusa, retuerzo la mente hasta el sinsentido tratando de negarme a mí misma, aunque sé que es tarde para eso. El Monstruo derrama su pureza sin artificios y cura o hace daño a quienes ama si le abren la puerta invisible en un intercambio empático. Ese es su don y su miedo. A cambio, entrega mi alma, mi cuerpo y su devoción. No hay medias tintas en el sentir de los que no visten normas.

Al acercarme a la estación, la calle se va llenando de gente. Descubro a una mujer observándome, después un hombre que va con otro hombre y más tarde una señora mayor. Me doy cuenta de que mis ojos se han convertido en ventanas que dejan ver mi interior y me apresuro a cerrarlos. 

Hace frío y mi paseo se acaba. Tengo canciones recurrentes dando vueltas en mi cerebro al mismo tiempo que divago de forma poética.

La ciudad se queda atrás mientras yo me alejo en el vientre de una ballena de tierra. Te pienso y sonrío. Aunque duela. 


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lunes, 21 de diciembre de 2015

Abismo


Piso la nieve descalza. El rojo de las uñas como gotas de sangre rompiendo la blancura, el frío insensibilizando el alma y un vómito de palabras ardientes saliendo de mi boca para estrellarse contra el muro de tu fortaleza. Y es que a mi me gusta la niebla porque borra el mundo, la nieve porque lo silencia y la lluvia porque lo revuelve y lo llena de matices. Y tú eres bruma, silencio y agua y tus manos, casi invisibles, no pueden acariciar las espinas de mi coraza, que se esconden cuando llega hasta mi el recuerdo de tu cuerpo de aire, sutil como una medusa flotando en el espacio, tan leve como un pensamiento.

Tú y la irresistibilidad de tu matiz de oscuridad transparentándose a través de tu disfraz de luz. Tú, que eres espejo y reflejas lo que soy limpiando mis culpas, complemento de mi karma en un tiempo equivocado. Y es que hay que tener cuidado con lo que se desea y mucho más con lo que se sueña y yo no puedo reprocharte nada porque mis sueños te esperan para poder ser.

Trato de cerrar los ojos para no verte brillando en el aire y como un disparo láser, preciso y certero, lanzas una frase que se siente como un beso suave en el corazón y llega el vértigo de la certeza de lo inexplicable lleno de sentido.

Eres el vacío insondable al que vuelvo anhelando abismarme para dejarme ir convertida en polvo de estrellas, infinito y nada.

A veces, la única fe es la Eternidad.


(Textos guardados en los bolsillos del tiempo)

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domingo, 13 de diciembre de 2015

Metafórico microcuento de sangre o...


No sé cómo llegamos a enterrarnos en hielo, aunque eso ya da igual. Sólo importan el frío que nos siega los dedos y el hambre que llegará pronto, cuando se evapore la humanidad que nos queda.

No debimos beber de aquel frasco por más que el líquido rojo y espeso nos pareciese incitador. No podemos culpar a nadie, de sobra sabíamos que tras deslizarse por nuestras gargantas, nos esperaría la eternidad. Pero nunca imaginamos que sería tan fría.


Hoy la música la pone Bunbury con su versión de "Frío" de Distrito 14, que forma parte del proyecto de versiones Los Chulis que hace años tuvo a bien regalar a la humanidad.


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lunes, 26 de octubre de 2015

Lluvias

La mariposa y la muerte. Foto Mar Goizueta. Más en https://www.flickr.com/photos/lasmiradasdemar

Clonc,
clonc.
Escucho caer las gotas de lluvia sobre la superficie tranquila del lago y pienso que me gusta la lluvia porque se mueve aunque no esté viva.
También me gustan los sonidos rítmicos, me recuerdan el latido de un corazón en funcionamiento.
Y los cuerpos flotando suavemente entre los vientres de los barcos. Son paz y silencio.
Hay mucha belleza en el movimiento mudo y ondulante de los nadadores que se dejan llevar por la corriente.
A menudo, no puedo contenerme y rozo sus pieles. Les acaricio con dulzura, simulando ser una planta, o me froto contra ellos con la viscosidad de un animal acuático.
Ellos dan un respingo y se mueven un poco para espantar al pez que creen que les ha rozado.
Yo veo como se agitan, nerviosos, y me río con mi boca ya sin labios.
Es casi la única distracción para un cadáver que vive en el fango.
Clonc,
clonc.
Fragmentos de mi carne muerta llueven del revés, camino de la superficie.

* Más fotos en: https://www.flickr.com/photos/lasmiradasdemar
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domingo, 11 de octubre de 2015

Hablemos


Hablemos de la niebla que borra el mundo más allá de estas paredes y de la lluvia suave que barniza con su agua el jardín. Del olor dulce de los membrillos a punto de caer y de las uvas olvidadas en la parra, de la tierra mojada y de las primeras chimeneas. Del dolor de los árboles en llamas y del fuego, que es muerte y es renacer. Del frío que hiela las palabras en la garganta, de los corazones recosidos, de los personajes inventados en una madrugada eterna, de las confesiones inoportunas. De las pesadillas que asolan mis noches y mis días. Del leopardo que me ruge en el oído mientras duermo, de mis monstruos y tus miedos. De las voces y los besos. Hablemos.... de todo menos del tiempo que se escurre entre los dedos.

Hoy de la música se encargan Vetusta Morla y su "Maldita dulzura"


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#VetustaMorla

lunes, 14 de septiembre de 2015

¡Corre!

Desnudo bajando una escalera nº 2 Marcel Duchamp

El muchacho aprieta los puños y corre como si le fuera la vida en ello. Tiene una certeza, sabe que tiene que correr, saltar los obstáculos con limpieza y sin tirar nada, sin enojar aún más al monstruo que le persigue de cerca mientras se aleja de todo lo que le era amable. Al correr piensa en su padre muerto, en el agujero que le dejó en el corazón, en esa cicatriz que lo cerró formando la palabra "fin" y que aún supura por sus bordes frescos y rosados. Sigue corriendo mientras empieza a notar que el aire se reduce. El ahogo lo lleva a pensar en la madre muerta y en sus consejos: hijo, sé feliz, la muerte no espera, no respeta a nadie, no sabe de tiempos. La felicidad es el único camino. Ama sin miedo a quien te llene el corazón. Y lo hizo, amó sin pensar en el dolor y acabó doliendo, pero se sintió vivo. Mereció la pena un tiempo. Luego llegó el vacío. El aire casi no alcanza sus pulmones ya, pero continúa corriendo. Cuando está casi seguro de que no puede más, recuerda su despido, la falta de una nueva oportunidad. Piensa en que su carrera no puede ya durar mucho, como sus ilusiones y aun así, corre y corre hasta casi desmayarse, pensando en que quizás ya no queda nada por perder. De repente, a punto de caerse sin fuerzas, se detiene y se encara con su perseguidor: no huiré más de ti, maldito Miedo, no tener ya nada me hace invulnerable a tu poder. Miedo sonríe casi con afectividad y con una voz repugnante y dulce como el olor de la fruta podrida, contesta: mira detrás de mí, no soy yo quien te persigue, quien lo hace, es la Vida.

*La imagen es Desnudo bajando una escalera nº 2 pintado en 1912 por Marcel Duchamp

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lunes, 24 de agosto de 2015

En mi silencio baila una grulla de papel


En mi silencio hay una jaula en la que baila un deseo convertido en grulla de papel.

También hay maletas viejas preparadas para mis viajes a mundos fantasiosos, un telescopio capaz de localizar galaxias inventadas, una estufa antigua convertida en antena receptora de mensajes interestelares, planetas orbitando y aullidos proyectados a una Luna de maíz.

En las estanterías de mi silencio, mis recuerdos son de papel y celuloide y construyo escenas de películas con objetos absurdos y delirantes.

En mi silencio, hay un rincón cerca de donde se sentaba mi infancia en el que guardo mi corazón de piedra tras bellas filigranas de metal, para que no vuele erráticamente y llegue a lugares que no debería visitar.

Mi silencio se encuentra cobijado dentro del jardín burbuja y lo custodian dos mujeres escondidas en lienzos. En uno de ellos, pese a ser una copia, vive el alma de la modelo que lo hizo posible. Ella vino a buscarme desde más allá del Tiempo lógico para contarme su sospecha de que tal vez yo fui ella alguna vez. Desde entonces, hablamos mucho sobre nuestro presente y pasado compartidos. El otro lo habita una mujer enigmática que es una alegoría de mí misma vista a través de un filtro de amor y que tiene la eterna misión de recordarme la mujer que fui y la que es posible que siga siendo. Ella es silenciosa y distante, pero su mirada de Gioconda lo dice todo si sabes leer sus pupilas.

Mi silencio se rompe con el tictac de un reloj blando cuyos segundos, derretidos, gotean con precisión sobre mi cabeza y con el sonido enmudecido del despertador que inauguró muchos días alegres cargados de futuro e ilusiones y ahora permanece callado, esperando el día que mi felicidad regrese y le de cuerda.

En las paredes de mi silencio, viven sombras sin cuerpo. Suaves, silenciosas y amables, me cuentan historias de otros mundos y acompañan mis soledades. Son prolongaciones de mí misma, como lo es mi silencio.

Mi silencio es cálido y fresco, huele a plantas aromáticas y agua y siempre está lleno de luz gracias a una ventana que dejo abierta para que me susurre el viento con voz de lobo y puedan entrar a acunarme por la noche los ecos de recuerdos de noches anheladas.

En mi silencio, trazo planes secretos, vivo sueños e invento historias que a veces te cuento y a veces no.

* Si quieres ver a mi grulla moverse, puedes hacerlo en mi instagram
* Aquí puedes saber más cosas sobre una de las dos mujeres que viven en mis cuadros: La mujer del cuadro

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#Grulla #Origami#Papiroflexia #Jaula #Vintage

miércoles, 19 de agosto de 2015

Lobishome



LOBISHOME

Aparecía siempre como de la nada, envuelto en el misterio de sus largas ausencias y en olor a bosque. Traía en los ojos cierta ansiedad animal, un brillo como de otro mundo, de cristal no empañado por la rutina y la civilización, y una sonrisa amplia que precedía a las manos ansiosas de carne, a la lengua hambrienta de sus labios. Ella creía saber lo que era y lo que buscaba. Le traicionaban la dilatación de sus pupilas y las pinceladas doradas que jaspeaban el verde de sus ojos. No era sólo un hombre, era un vacío insondable en el que olvidarse de la rutina del mundo prosaico. Él, sin embargo, no sabía que sus tendencias campestres obedecían a una naturaleza marcada a fuego en sus genes con la fuerza de una bendita maldición.

El hombre mordió su boca, apretando el cuerpo femenino contra el suyo, notando la suavidad de los pechos, el desafío impertinente de los pezones contra la tela que los mantenía cautivos. Susurró en su oreja con voz ronca de deseo, haciéndole cosquillas con la barba al tiempo que ella escondía las manos en su pelo rebelde, retorciéndolo con los dedos, arañando. Luego fue bajando despacio, rozando con los dientes el cuello que ella le ofrecía, erizándole la piel con el soplo de su aliento cálido, lamiendo.

Cuando estaba a punto de llegar con la lengua y las manos al codiciado tesoro que escondía el levísimo vestido, ella se separó, agarró sus muñecas y, mirándole con intensidad, le suplicó:

── Ámame en el bosque, bajo la Luna, quiero absorber su magia, que esta noche sea especial.

Él, que ya no se sorprendía de esas fantasías que daban un matiz de locura a su educación científica, movido por el mismo deseo voraz que le haría seguir a aquellas caderas al fin del mundo, accedió.

── Vamos, el coche está en la puerta.

── Ve arrancando, me cambio y salgo.

En aquel lugar de árboles centenarios, con la luz de la Luna iluminando sus siluetas y el ulular de un búho, incómodo por su presencia, como única compañía, ella se propuso hacerle más feliz que nadie. Arrojó la túnica roja que cubría su cuerpo al suelo y él enmudeció al ver resbalar la tela sobre la piel desnuda.

Devoró su boca con ferocidad, acarició el sexo suave con manos lujuriosas, olisqueó sus dedos y los rincones más ocultos de la mujer y sus hormonas le inundaron el cerebro haciéndole volar. La penetró con furia, la misma que ella buscaba, aferrándose a sus pechos con desesperación, mordiendo su nuca mientras se diluía en ella aullando a la noche como un animal.

Al regresar, ella repetía como un mantra el inicio de la canción que desde siempre canturreaban las mujeres de su familia y que esa noche, por fin, cobró significado:


Aún no es tiempo de Luna Amarilla, pero llegará, 

derramando sal en su caminar. 

Esa misma sal que lamerás en mi piel cuando aúlles a mi lado.


* La imagen es un fotograma de la película Red Riding Hood (Caperucita Roja), basada en el cuento de los hermanos Grimm dirigida por Catherine Hardwicke y protagonizada por Amanda Seyfried, Gary Oldman, Shiloh Fernandez y Julie Christie entre otros.

*Escrito para el concurso de relatos eróticos "Fantasías Textuales" de El Círculo de Escritores

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