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viernes, 15 de noviembre de 2019

Valencia y la literatura de Género. Próximas citas en GolemFest e Hispacón 2019

Valencia va a ser el lugar de referencia de la literatura de género en los dos últimos meses del año gracias a la segunda edición del GolemFest (Festival de ciencia ficción, fantasía y terror multidisciplinar: literatura, cine, ilustración, videojuegos y series) que se celebrará del 21 al 24 de noviembre, y a que este año la Hispacón (Congreso anual sobre fantasía, ciencia ficción y terror) tendrá lugar en la misma ciudad del 6 al 8 de diciembre.

En ambas citas, imprescindibles para cualquier amante del género en todas las disciplinas artísticas, tengo la suerte de haber sido invitada a participar como autora.

GOLEMFEST




Como parte de la inauguración del festival, presentaré "Reina en el mundo de las pesadillas" (Ediciones Vernacci), y habrá firma de ejemplares. Me acompañará Ximo Cerdá. Será a las 20:30.
Este es el enlace a mi ficha en la web: https://golemfest.es/mar-goizueta/







En Hispacón 2019 participaré (y moderaré) en la mesa "Edición tradicional, coedición, crowdfunding... ¿cuál es la mejor opción?" junto a Aránzazu Serrano, Concepción Perea, Fali Ruiz Dávila, Félix Carreira, Begoña Pérez. En ella hablaremos de los diferentes tipos de edición y de sus ventajas y desventajas.

Espero veros en cualquiera de las citas antes, durante o después de mis intervenciones.
Os recuerdo que en mis redes sociales os cuento a diario todas las novedades, seguidme si queréis estar al tanto de todo:
Página de fans de "Reina en el mundo de las pesadillas": https://www.facebook.com/ReinaEnElMundoDeLasPesadillas/
Mi Facebook personal: https://www.facebook.com/margoizueta
Twitter: https://twitter.com/MarGoizueta
Instagram: https://www.instagram.com/margoizueta/
Goodreads: https://www.goodreads.com/author/show/18078138.Mar_Goizueta

jueves, 19 de enero de 2017

¿Y si el monstruo de Frankenstein amase a una sirena?

 

      He girado rápido para ver si conseguía atisbar, escapándose por un lateral del espejo, el reflejo de una de esas maldiciones que llevamos cosidas a la espalda como sombras negras, siempre dispuestas a cubrirnos con sus asquerosos cuerpos polimórficos que crecen consumiendo nuestra energía.

     El terror a no vivir arrasa a quienes ven a un primer amor viviendo de prestado, a quienes saben que no existe la certeza de un futuro, que nunca se conoce qué día será el último en el que la felicidad será plena. Y al final, es  la propia fragilidad de sabernos cristal la que  nos rompe si no conseguimos volvernos flexibles.

     Hoy he mirado con detenimiento los mil rostros de la perdición, me han revoloteando murciélagos en la tripa y he tragado mis propias defensas. He vomitado las espinas y la hiel del miedo y entonces, entre lágrimas, te he visto cómo eres en esencia, tu forma verdadera. Brillabas con el resplandor del fuego implacable que busca mi piel de ave fénix. Temblabas. Extendí mis alas doradas para cubrirte, dejando mi cuerpo desnudo, y te evaporaste cómo el agua al contacto con mi calor. Pareces ser  el aire ardiente que necesito respirar, el agua fresca con la que llenar mi boca y calmar mi sed y, en verdad, quizás solo seas un espejismo en mi desierto de locura, destinado a destrozar la poca cordura que aún poseo.

     Ahora, como resultado de esa visión, un deseo rebota en un espacio vacío y se multiplica en un eco siniestro y eterno. Hueco, como el sonido del frío o el de la niebla aislante, con la dulzura oscura que deja en el paladar el sabor de un secreto sucio o de un pecado.

     Hay un vértigo en la oscuridad que me precipita irresistiblemente al abismo que formaron tus palabras y me dejo caer, aunque no haya red que me asegure la supervivencia. O tal vez por eso.

     Me siento culpable de tu ausencia. Desprecio mi comportamiento errático y absurdo, enfermizo como recrearse en extender con un dedo la sangre pegajosa y espesa de una herida antes de cicatrizar, repugnante cómo el olor dulce de las flores que abrigan a los muertos intentando ocultar el olor a formol, destructivo cómo el poder infinito que siente un niño triste al regodearse en la agonía de la mariposa clavada a un corcho con un alfiler o al triturar con rabia un hermoso escarabajo dorado, arruinando su belleza de joya, un instante antes de llorar desolado por haber roto un tesoro.

     Y al igual que el niño, me retuerzo de dolor ante mi error, lamentando que quizás no haya vuelta atrás en mi dureza fingida, en mi simulada piel de hielo, suave para jugar, impenetrable al amor, tan falsa que sólo con tu mirada furiosa se abren grietas y sangra.

    No creas ni una sólo palabra, rómpeme con tus manos, abre mi pecho y muérdeme fuerte el corazón, haz que repita tu nombre hasta que se borre el mundo.

     Creí en Hades añorando a Perséfone, no en un verano de olvidos. Mil veces mejor es enamorar al terrible Minotauro o a un dios capaz de arrasar el mundo por seguir las huellas de mis pies, por correr detrás de mis medias, por beberse mi voz. Malditos los buenos que siempre duelen, benditos los malos que con su furia hacen temblar los cimientos y si hacen gritar es en combate de amor y luego lamen las heridas y curan. Bendita tu alma guerrera.

      Pienso en Anaïs Nin, viva en los brazos de Miller, en Dalí ahogando sus miedos en los pechos de Gala, en Caperucita siguiendo el rastro del lobo en las noches de Luna llena, en la bella amando el lado salvaje de la bestia, en Gustav Klimt acunado por Emilie en la vida y la muerte, en Picasso enloqueciendo a Dora Maar, en la tormenta eléctrica constante entre Frida Kahlo y Diego Rivera, en la Maga arrastrando a Oliveira a un circo feroz con su sexualidad catártica, en la inteligente Eve, antigua como la Historia, regalando al joven Adam una eternidad de libros, música y amor con su mordisco. Pasiones turbulentas que son vida. Qué importa que nadie lo entienda si ahí radica la pureza de su amor.

*Imagen: Ann Blyth disfrazada para su papel en “Mr. Peabody and the Mermaid” y Glenn Strange caracterizado para “Abbott & Costello Meet Frankenstein”, 1948.

jueves, 12 de enero de 2017

Sólo los amantes sobreviven


Sólo dos monstruos pueden encontrar la canción que les hará bailar juntos más allá del miedo.
Y será hermosa aunque no lo sea, como las historias de amor que comienzan con mordiscos y dolor y acaban siendo eternas.
Lo que marca su camino son las huellas que se dejan con firmeza en la arena y en la mente, el sendero de admiración y brillo que los monstruos no pueden dejar de transitar en su búsqueda. Porque para quienes sólo entienden de emociones puras, no merecen la pena las mediocridades.
Sólo los amantes sobreviven. Y más si esconden colmillos en sus sonrisas y garras feroces en los bolsillos.

*Imagen: Sólo los amantes sobreviven (Jim Jarmusch, 2013)

viernes, 26 de agosto de 2016

Las reglas del juego


El Séptimo Sello Bergman

Es importante aprender las reglas de la partida:
no mover ficha, no es una opción,
hacerlo, a veces, tampoco.

Y luego está ese extraño juego
en el que el único movimiento ganador
es no jugar.


*La imagen es un fotograma de El Séptimo Sello (Ingmar Bergman, 1957)
*Los últimos versos están basados en una escena de la película Juegos de Guerra (John Badham, 1983)

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#WarGames #JuegosDeGuerra #ElSéptimoSello

miércoles, 10 de junio de 2015

Cocinando sueños

Como agua para chocolate

El olor del pan de pasas y nueces en el horno y el de la leche caliente con azúcar y canela que hervía en un cazo al fuego, eran tan intensos, espesos y deliciosos que al despertar aún los tenía impregnados en las trenzas de su pelo.
Cocinó su sueño con ingredientes dulces, con ralladuras de naranja y limón, con cacao, vainilla, harina y miel, con levadura, manzanas y mantequilla, con sonrisas, amor y deseos.
Y allí estaba él, con hambre del único bollo que ella no podía hacer, pues había olvidado la receta, la más simple, la que cualquier principiante podría elaborar.
Se levantó con unas intensas ganas de cocinar y la memoria restaurada, e invadida aún de duermevela, cogió el teléfono que sonaba insistente. Desde el otro lado del mundo, la voz grave de él le pareció una caricia.
─ ¿Sabes una cosa? he soñado que tenía ganas de comer...
Y antes de que pudiera decirlo, ella terminó la frase por él.

* La imagen pertenece a la película "Como agua para chocolate" de Afonso Arau, basada en un libro de Laura Esquivel, es uno de esos casos extraños en los que la película no desmerece al libro. Yo los adoro a ambos y os los recomiendo si queréis entender la preciosa relación que puede existir entre el amor y la cocina. Mientras daba forma a este pequeño relato, después de soñarlo, digerirlo y pensarlo, se me empezó a llenar la cabeza de imágenes de la maravillosa, sensual y bellísima historia de Tita y Pedro, por eso no habría tenido sentido ilustrarlo de otra forma.
#ComoAguaParaChocolata #AlfonsoArau

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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Aquellos maravillosos años. Los niños salvajes que fuimos. Stand by me

 
      Los niños salvajes que fuimos necesitaban cabañas para vivir durante el verano. Nadie debe vivir sin casa, ni siquiera los habitantes de los mundos imaginarios que frecuentábamos con paso firme, los que se encontraban ocultos entre bosques solitarios y años inciertos y que eran tan reales para nosotros como el mundo de los padres, esa otra realidad que sucedía a la hora de comer, a la hora del colegio o a la hora de ir a la cama. Por ello, hubo que construirlas. No quedaba otro remedio. Trabajamos como hormigas laboriosas durante mucho tiempo, o eso nos parecía, acarreando ramas, restos de obras y todo tipo de materiales susceptibles de ser utilizados en la fundación de aquel poblado magnífico de tres o cuatro cabañas que coronaba, orgulloso como una ciudad antigua, la parte más alta del diminuto pinar elegido como asentamiento por su estratégica situación. El emplazamiento lo tenía todo: en primer lugar, la principal característica a desear en un asentamiento de pequeños guerreros, la altitud, que aunque no era mucha, era suficiente para sobresalir por encima de las casas de los alrededores y permitirnos vigilar la zona; en segundo lugar, se podía ir andando en cinco minutos, algo que en realidad sobraba en aquellos tiempos en los que los desplazamientos se hacían en bicicleta, independientemente de que hubiese que recorrer un kilómetro o cincuenta. En un alarde de integración de arquitectura y naturaleza que habría impresionado al propio Frank Lloyd Wright, nuestras cabañas armonizaban con el bosque, se camuflaban en él, formaban parte de él. Una roca gigante podía ser un tejado, un árbol podía convertirse en pared, el granito, tan abundante en la zona, era el mejor de los suelos y unos ladrillos robados de algún chalé en construcción servían de inestable y lujoso mobiliario. La decoración consistía en mosaicos de piedras, plantas, barro y cualquier cosa que pudiésemos conseguir.

      Lo más curioso es que aunque no éramos demasiados niños, se acababan por reproducir estructuras sociales propias de un asentamiento humano primitivo, con categorías de poder basadas en la edad, la capacidad de manipular al resto o las ventajas de pertenecer al núcleo de fundadores, que eran los que decidían si se admitía o no a otros niños y tomaban las decisiones importantes. Es curioso recordar cómo, aunque partíamos de una cabaña por persona, algunos acabábamos compartiendo casa, al fin y al cabo era mucho más divertido estar juntos y es que de pequeños el sentimiento tribal está mucho más arraigado y nadie quiere estar aislado todo el tiempo, ni siquiera los niños más solitarios.

      ¿Sabéis una cosa? Aunque han pasado mil vidas desde entonces, cuando voy por el campo sigo encontrando buenos emplazamientos para mi cabaña por si alguna vez vuelvo a ser niña. Si es que alguna vez dejé de serlo.
     
      La banda sonora de hoy tiene que ser "Stand by me" de Ben E. King, de la B.S.O de la película del mismo nombre, conocida también en España como "Cuenta conmigo", dirigida por Rob Reiner y protagonizada por Wil Wheaton, River Phoenix, Corey Feldman y Jerry O'Connell

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Salta por la ventana ¡Valiente!

   
niños beso

Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una elección.
                                                                                                  (William James)

      Analizando mi propia trayectoria, a veces pienso que no es que la vida no nos de oportunidades para conseguir lo que necesitamos o lo que realmente queremos, lo que ocurre es que tiene la fastidiosa costumbre de ser imprevisible y la mayoría de nosotros torpes a la hora de elegir lo que más nos conviene. No quiero decir con esto que cada paso que no llegue al lugar perfecto sea un paso malo, los caminos son importantes, nos hacen ser lo que somos, por complicados o enrevesados que sean, ningún marinero aprendió a navegar en aguas tranquilas, dice la sabiduría popular. Por el camino aprendemos a vivir, a reconocer lo que nos gusta y lo que no, lo que es bueno, lo que es malo y lo que es peor. Eso es la experiencia, y si tiene una cosa negativa, es el hacernos exigentes y por tanto menos permeables a las tentaciones de cosas que pueden llegar a ser buenas pero nos negamos a probar, olvidando absurdamente que las apariencias a veces son solo eso, disfraces que ocultan realidades. Recordar esto a mi me ayuda a intentar no perder la flexibilidad y las alas que nos hacen fluir, que nos permiten volar.

      Reconozco que en muchísimas ocasiones he tomado decisiones equivocadas en pequeños y en grandes asuntos, unas por no hacer caso al cerebro y otras por no hacer caso al corazón o por hacerle demasiado. De la mayoría no me arrepiento, me han llevado a conocer gente y lugares interesantes, a vivir experiencias que de otra forma nunca jamás habría vivido y si las borrase se irían con ellas personas y momentos que no querría no haber tenido. Si tuviese la oportunidad de cambiar el pasado, seguramente lucharía por no perder muchas de esas cosas, pero sí hay algunas a las que les doy vueltas y pienso eso tan manido de "qué habría sido de esta parte de mi vida si". No os creeríais la de oportunidades de conseguir cosas que deseaba que me ha dado la vida y la de veces que yo no las he visto o no las he querido ver hasta mucho después. Si lo pensáis bien, seguro que a vosotros también. Son puntos de inflexión, paquetes de regalo sorpresa con un envoltorio por desgracia no siempre llamativo que abrimos o no y que, aún siendo la mayoría de las veces discretos, tienen la capacidad de cambiar radicalmente algo, muchas veces cosas insignificantes para el mundo pero muy importantes para nosotros. Si alguna vez habéis abierto uno de esos regalos, sabréis a lo que me refiero, estoy convencida de que gracias a haber elegido bien en alguna de esas oportunidades, atesoráis un recuerdo, un amigo, un amante, un trabajo, un triunfo de cualquier tipo en el que os hace felices pensar.

Esta noche te espero en mi cuarto, salta por la ventana ¡Valiente! Los amantes del Círculo Polar Julio Medm

      Lo realmente terrible de todo esto, es que muchísimas veces reconocemos el regalo, pero nos da miedo abrirlo por lo que pueda significar o intentamos aplazar la decisión de si abrirlo o no y lo dejamos en un estante planeando hacerlo más adelante, cuando nos venga bien o estemos seguros, pensando que se quedará allí para siempre y, escuchadme atentamente, no es así, tienen caducidad siempre. Si no aceptamos el regalo, se va, lo perdemos, desaparece. Aunque me resisto a ello, consciente de que tiene algo de "autofustigamiento", a menudo caigo en pensar que si nos llega uno de esos paquetes y no nos atrevemos a aceptarlo y a disfrutar de su contenido, si no le damos toda la prioridad a lo bueno que nos ofrece, nos merecemos el tener una vida mediocre, el ahogarnos hasta morir en un "qué hubiese ocurrido si" infinito por torpes, cobardes e idiotas. Todo es cuestión de elecciones y nadie dijo que el camino a la felicidad tuviese que ser fácil. "La fama cuesta", lo realmente bueno, a veces, también. Pensadlo.

Otto tuvo que tomar la decisión que le puso en las manos Ana en esta escena preciosa de "Los amantes del Círculo Polar" de Julio Medem

Esta noche te espero en mi cuarto, salta por la ventana ¡Valiente!

lunes, 13 de octubre de 2014

Hay lodo y humedad por encima de todo

"Madera y río" Foto Mar Goizueta

       He visto la muerte desde muy cerca. Me dolían los dientes. Y en el fondo del pantano olía a tierra. No sé dónde estás ni dónde vives. En realidad no sé nada de ti. No te conozco, pero tengo la esperanza de que algún día te pondrás en contacto conmigo. Llámame por lo menos. Aunque sólo sea eso, oír tu voz. Me muero por oír tu voz. (Jota en "La Ardilla Roja" de Julio Medem)

ARENAS MOVEDIZAS

En arenas movedizas nado

Floto,
aferrada a las horas llenas,
sumergiéndome en los días vacíos.

Con el cuerpo embarrado y cieno en la boca,
enredada entre ramas,
en un constante fluir espeso,
me dejo llevar

con los ojos cerrados
y una canción repitiéndose como un mantra en mi cabeza.

Una voz lejana promete amores.
Turbios, disfrazados,
pero amores.

Espero tu mano
para salir del lodo en el que habito.

Y tú estás lejos,
a mil años luz y unos días,

a medio camino
entre los sueños
y los miedos.

       La canción de hoy sólo podía ser la "canción más bonita y triste del mundo", "Sólo luz" de Funambulista, como más bonita suena, con el violín prodigioso de Marino Sáiz y el piano de Alejandro Martínez. El título del post está robado de la canción.


Hay lodo y humedad por encima de todo




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martes, 7 de octubre de 2014

El Decamerón. El Triunfo de la Muerte o el Triunfo de la Vida

Fragmento de El triunfo de la muerte de Bruegel El Viejo
El Triunfo de la Muerte (Fragmento). Bruegel El Viejo (Hacia 1562)   
       Se respira el miedo. Periódicamente, el mundo nos da una razón para temer, para pensar que en cualquier momento moriremos todos; a veces es la inminente llegada de un cometa destructor, otras el caótico e imprevisible fin del milenio o las funestas predicciones de un calendario ideado por los Mayas y, cada vez más a menudo, la llegada de un virus fulminante y horroroso que nos va a exterminar casi sin que nos de tiempo a reaccionar. Y olvidamos que somos casi indestructibles, que de puro malos no se nos puede aplastar, que no son las ratas como en la Edad Media las que propagan la temible Peste, nosotros somos ahora la Peste y el transmisor, todo junto, y que si alguien va a acabar con nosotros seremos nosotros mismos, algo que con mucha dedicación, trabajo y estupidez, vamos camino de conseguir. 

       Hay algo que no cambia cuando el miedo está en el aire, la necesidad de vivir provocada por la inminencia de la muerte. Si vamos a morir, disfrutemos primero de lo que más nos gusta, piensa el inconsciente venciendo a la reprimida consciencia. En eso se basaba El Decamerón, esa fantástica colección de cuentos escrita por Giovanni Boccaccio entre el 1351 y el 1353, que me viene a la mente ahora que el miedo al Ébola está a pie de calle, como lo estaba la Peste en la época de Boccaccio. Aunque no es del todo igual, ahora sabemos más del comportamiento de las enfermedades, de medicamentos y de higiene y en lugar de enredar a un dios castigador en las teorías sobre su origen, enredamos a gobiernos codiciosos e insensibles, tan odiosos en sus probables intrigas unos como inútiles otros en sus políticas absurdas para detener el peligro.

       Imagino el miedo que se debía sentir en aquella época oscura que fue la Edad Media, el irracional miedo a lo absolutamente devastador y extraño, ese mismo pánico tan intrínseco a nosotros al que recurre la cultura del Terror imaginando elementos tan ajenos al ser humano que no entendemos y por tanto no podemos combatir, porque si hay algo que nos da miedo es lo desconocido: alienígenas, zombies, monstruos, virus letales y novedosos.... ah, no, que de esto si sabemos y precisamente por eso nos asusta más ¿Qué pasaría por la cabeza de una persona en mitad de una Peste al ver morir a todos a su alrededor y saber que ese mismo destino probablemente llevaría su nombre en un tiempo breve, que con toda probabilidad pronto la carreta llena de cadáveres que acaba de pasar a su lado transportaría su propio cuerpo, que por más que quemase hierbas o rezase a sus dioses o intentase purgar sus pecados, lo más seguro es que le esperase la muerte? El Decamerón reafirma mi recurrente teoría de que la muerte es maestra que enseña a vivir y añade que el Amor en todas sus vertientes, es Vida.

       Esperemos que este miedo no vaya a más, como otros, pero para eso hará falta usar la inteligencia que algunos parecen no tener.

      Si os preguntáis por qué uso mayúsculas para nombrar algunas cosas como enfermedades el motivo es que para mí tienen una identidad tan propia que la merecen.

       Y para no perder la costumbre, aquí van algunos documentos gráficos. 

       Primero unas escenas de "Los Señores del Acero", de mi adorado Rutger Hauer y dirigida por Paul Verhoeven, película que aunque no lo creáis, para mí refleja bien la confusión que debía haber en esa época ante algunos acontecimientos.


       Y como postre, para distraer la mente de cosas trágicas, un poquito de cine clásico, "El Decamerón" de Pier Paolo Pasolini al completo

miércoles, 3 de septiembre de 2014

El animal que hay en mi

Patíbulo. Foto Mar Goizueta
Patíbulo. Mar Goizueta
A veces la inquietud llega como un presagio de tormenta, con una presión en el plexo solar y la sensación de un nudo apretando la garganta. Es un hormigueo recorriendo los músculos, la piel, los huesos, el alma. Es abismo, vértigo, miedo, alerta y sublimación. Y cuando llega, el animal que vive en mi quiere salir corriendo, trepar por las paredes, oler el aire hasta que revienten los pulmones, comer estrellas, huir, bailar, esconderse, morder, disolverse en agua, soñar hasta agotarse. En esos momentos, prescindir de la racionalidad y dejar al animal libre durante un tiempo para evitar caer en la locura es una absoluta necesidad.

La música hoy la pone David Bowie como la puso en 1982 en la B.S.O. de Cat People de Paul Schrader, una de mis películas míticas, con mi amado Malcolm McDowellNastassja Kinski como protagonistas



Cat people (Putting out fire)
David Bowie

See these eyes so green
I can stare for a thousand years
Colder than the moon
Well, it's been so long

And I've been running on fire
With gasoline

See these eyes so red
Red like jungle burning bright
Those who feel me near
Pull the blinds and change their minds

It's been so long

Still this pulsing night
A plague I call a heartbeat
Just be still with me
But you wouldn't believe what I've been through

You've been so long, well, it's been so long

And I've been putting out the fire with gasoline
Putting out the fire with gasoline

See these tears so blue
An ageless heart that can never mend
Tears can never dry
A judgement made can never bend

See these eyes so green
I can stare for a thousand years
Just be still with me
You wouldn't believe what I've been through

Well you've been so long, it's been so long

And I've been putting out fire with gasoline
Putting out fire with gasoline

Putting out fire
I've been putting out fire

Well it's been so long, so long, so long
Yes it's been so long, so long, so long
I've been putting out fire

Been so long, so long, so long
Been so long, so long, so long
Been so long, so long, so long

viernes, 8 de agosto de 2014

He cruzado océanos de tiempo para encontrarte

"He cruzado océanos de tiempo para encontrarte" Dracula  Bram Stoker
Escena de Drácula de Bram Stoker
Yo no te quería robar instantes, yo te quería morder el corazón, hacerte vivir en mi devorando tu alma.

Quería comerme tu sonrisa, hacerla mía, beberme tus lágrimas, digerir tus miedos, lamerte las heridas, matarte y darte mi vida a cambio.

Vivir enredada en las conexiones de tus neuronas, arrasar tu piel con la electricidad de mis dedos, respirar tus aullidos, ahogarme en tu olor.

Quería soñar lo que tú sueñas, regalarte la sal de mi piel, mis pechos, mis manos, mis labios y mis ojos.

No, no sabes qué es Amor si nunca se te han roto las uñas trepando por la pared esperando una respuesta esquiva.

Tampoco es Amor si conservas intacta la cordura, si puedes negarlo, guardarlo en una caja bajo llave, olvidarlo

Si sabes qué es el Amor con mayúsculas, sabes que otro amor ya no vale.



"He cruzado océanos de tiempo para encontrarte" es una de las frases más bellas de la historia del cine. No puede haber una definición de Amor más impactante.

* Últimamente todo el mundo me habla de amor y yo no sé si entiendo sus conceptos. A veces no soy más que una salvaje 

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miércoles, 30 de julio de 2014

La Vampira

La Vampira Edvard Munch (1893-1894)
La Vampira. Edvard Munch (1893-1894)
      Infinito gozo es la vida deslizándose por mi garganta, propagándose por todo mi ser yerto, seco, árida tierra con grietas tatuadas era mi piel de pergamino segundos después de recibir el beso de la muerte. Pero mis ojos apelaron a su conmiseración y, arrastrado por su propia lástima, me devolvió parte de mi sangre, gota a gota, fragmentos de roja luz que en mi cuerpo se hicieron eternidad. Y así renací, como renace la planta aletargada que siente en sus raíces las primeras partículas de humedad.

      Hay para mí tres verdades innegables. Una gota de lluvia es un milagro en medio del desierto, una gota de vida lo es todo donde sólo hay muerte y un beso es el mayor deseo en el reino de la soledad.

      Antes de mi transformación, tenía la certeza de quererte, pero nadie que no haya muerto para regresar a una nueva vida conoce el verdadero sabor de las pasiones, la avidez salvaje del deseo animal, el Amor con mayúsculas de quien venda sus ojos con sentimientos para no ver la parte de bestia que anida en algún lugar de su interior.

      Entonces sentí que te amaba de verdad, aunque no me correspondieses, que anhelaba como nunca bucear en tu verde mirada acuosa, reflejo de mil bosques, de mil tristezas, de mil pensamientos ocultos imposibles de descifrar. Por eso te busqué, codiciosa, deseando arrebatarte lo que no conseguí antes de convertirme en lo que ahora soy, hermosa y pálida estatua de cabellos flotantes, frío mármol de tumba hecho mujer de hielo, arrebatadora criatura de facciones sublimadas por la sangre vampírica.

      Supe que amarías al instante mi hipnótica irrealidad, la añoranza profunda que anegaba mis ojos, mezclada con el deseo despiadado de tenerte, la inteligencia de mis gestos precisos. Sería sencillo hacer de ti mi esclavo, mi amante, mi hijo incestuoso, mi compañero.

      Y llegó el momento de hacerte mío. Elegí la más hermosa de las noches para nuestro siniestro matrimonio. No habría invitados, sólo una novia vestida de perversidad, un novio vestido de inocencia y en el cielo, sonriendo, la Luna roja de agosto como testigo.

      Viniste a mí sin miedos, incapaz de resistirte al influjo de mi mente poderosa, y en el instante del beso de vida y muerte que sellaría nuestra unión, te empujé violenta y huí como un animal asustado, como una mujer arrepentida que se niega a renunciar a su humanidad, prometiéndome que nunca volvería a acercarme a ti.

      Después todo fue vacío y corazón roto, un páramo de tristeza, olvido y sombras en el que deambulé hasta que el mundo entero se fue diluyendo para convertirse en tu voz gritando mi nombre con matices de melancolía.

      Lejos de mi hechizo, tu voluntad era libre, por eso rompí mi promesa y acudí a ti vestida de blanco, novia verdadera esta vez, y, cuando bebimos nuestras sangres mezcladas, sentimos que se convertía en paraíso nuestra noche inacabable.


Hoy la música corre a cargo de The Cure con Lullaby, incluida en mi muy amada The Hunger ( El Ansia), protagonizada por David Bowie, Catherine Deneuve y Susan Sarandon. Adoro la película, la banda sonora, el libro y a los actores. Ahí queda eso.

lunes, 28 de julio de 2014

Soy la Mujer Puzle

Mar Goizueta

Me rompo en pedazos

Borrando el todo
deconstruyo mis contradicciones

Me reduzco a partículas

Dividiendo mi ser con precisión de cirujano
aíslo los elementos que me componen

Ilumino cada pieza
examino los detalles
intentando entenderme

Aprendo a verme fragmentada
a quererme en porciones
a reír por partes

Mezclo las piezas
conjugo mis verbos
reconstruyéndome

Soy la Mujer Puzle


Para ilustrar este hablar de partes, esta escena de Te doy mis ojos de Icíar Bollaín protagonizada por Luis Tosar y Laia Marull me parece perfecta. De hecho, aislada y al margen de la temática de la película, es una escena tremenda en todos los aspectos

martes, 17 de junio de 2014

Hormigas mordisqueando la razón.


Un perro andaluz de Buñuel y Dalí. Hormigas saliendo de una mano. Surrealismo
Un perro andaluz. Hormigas saliendo de la mano

Chocar de huesos en la ausencia,
lágrimas ciegas,
mentiras crujiendo entre los dientes
en equivocadas estrategias de seducción.

Hormigas mordisqueando la razón
ascendiendo en borbotones a los labios.

Un huevo estrujado entre las manos,
antiguo albergue de peces que nadan en el aire.

Quizás todo habría sido tan fácil
como reflejarse en el espejo de los ojos contrarios,
recipientes de cristal ocultando miedos gemelos,
terrores provenientes de un amor embrionario.

Romper a dentelladas las dificultades,
desgarrar la piel de la inseguridad,
permitir a los cuerpos flotar en sueños,
acariciarse rodeados de ingravidez,
ceder las responsabilidades al Destino
Vivir

Yo creo en el mundo de los sueños, me gusta pensar que es como otra dimensión de este mismo mundo, un lugar en el que lo que sucede está relacionado con nuestra vida en el mundo de la vigilia aunque tamizado por el filtro de las otras leyes que rigen allí. Dos partes de un mismo todo. Hace tiempo, un amigo escritor me habló de cómo el soñar con alguien cambiaba su percepción hacia esa persona al volverla a ver. Yo estoy de acuerdo, a mí me pasa lo mismo, pero a veces voy un poco más allá, los soñadores sabemos que hay algunos sueños que trascienden la realidad.

Afortunadamente, allá por los locos años 20, dos soñadores inundaban el mundo con su arte, eran Luis Buñuel y Salvador Dalí. En una ocasión, decidieron unir dos de sus sueños, en el de Dalí había hormigas saliendo de sus manos, en el de Buñuel, un ojo era seccionado por una navaja. De esos dos conceptos nació en 1929 Un perro andaluz, un corto con un guión escrito a medias por ambos genios y dirigido por Buñuel, que es el ejemplo más representativo del cine surrealista. No le busquéis explicación al título, fue elegido precisamente por no tener nada que ver con la historia.

Aquí tenéis Un perro andaluz completo



*Hoy hablo de sueños porque una parte de mi "poema despoemado" está basado en un sueño
#Dali #Buñuel #UnPerroAndaluz

martes, 10 de junio de 2014

Lista de deseos. Remando al viento con una jirafa en el salón

Jirafa en el palacio veneciano, escena de Remando al viento de Gonzalo Suárez
Escena de la película Remando al viento de Gonzalo Suárez 


Siempre quise tener, entre otras cosas:

Un sombrero de copa
Un ornitorrinco
Un caballete para pintar
Un mascarón de proa
Un armadillo
Una claqueta de cine
Un kiwi
Una silla de los años 60 con forma de huevo
Un platillo volante

Una capa roja con capucha
Un timón de barco
Un kimono japonés
Un libro descatalogado
Un vestido con corsé

Una caja para coleccionar nubes 
Una casa desde la que respirar el mar 
Un navegante de sueños
Una canción que hablase de mí 

Una jirafa paseando por el salón
Un hombre que entendiese mis deseos extraños

Algunos de estos deseos los conseguí, algunos aún los espero, algunos se mezclaron, algunos se multiplicaron, algunos se convirtieron en ironías de la vida.


* La fotografía es una captura de Remando al viento, una película que es pura poesía visual, una delicia, como no podía dejar de serlo una obra que une las apasionantes figuras de Lord ByronMary Shelley y Polidori con el director Gonzalo Suárez y la génesis de Frankenstein. Vedla.

domingo, 25 de mayo de 2014

La humanidad en las pupilas (Reinterpretando Blade Runner)

Ojo a través de las gafas de sol. Autorretrato Mar Goizueta 

Deckard me hace preguntas extrañas, me habla de banquetes en los que sirven ostras vivas de aperitivo y perro cocido de primer plato. Me levanto y salgo de la habitación. Miro mis pupilas en el espejo. Soy humana, me repito una y otra vez, digan lo que digan, soy humana, por eso, a veces me duele el corazón si él me esquiva la mirada. Pero, en realidad, de nada estoy segura, no sé si esa oveja que pasta en la azotea es eléctrica, si yo soy una replicante, si mi mundo es ciencia-ficción, si la felicidad existe fuera de la máquina que produce sensaciones... todo es tan raro, ese test tan estúpido, la realidad tan irreal... y yo me abismo mirando imperturbable a los helicópteros que vigilan mi ventana. Da igual si Deckard me va a destruir o no, ya lo hace con sus dudas.

*Blade Runner, escena del Test de Voight Kampff. 

Texto antiguo que ya publiqué en El Mar de la Vieja Sirena (por si alguien lo leyó en su momento), estoy recuperando cosas que son recurrentes en mi cabeza y que son más de este lugar de locura que del otro, tan lleno de música
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