sábado, 23 de abril de 2016

Aquellos maravillosos años. Libros.

     
En la imagen, Bastian, personaje de La Historia Interminable
     Aprendí a leer antes que el resto de los niños, antes casi que cualquier otra cosa que haya aprendido. Y lo aprendí bien, tanto que algunos de mis primeros recuerdos están relacionados con libros. También con otros niños, monstruos, aventuras y bicicletas, pero esa es otra historia, que otro día contaré, igual que mis inicios en el mundo de la escritura. Si hurgo en mi niñez, encuentro una niña con trenzas larguísimas, sonrisa grande y un libro o un cuaderno y mil lápices en la mano, o leyendo antes de dormir, a veces escondida bajo las mantas. linterna en mano, como los niños listos de las películas. Si busco en mí, aún puedo sentir la inquietud que me producía aquella maestra manca, directora del colegio, que, con su mano buena, me sacaba de la clase de los niños de preescolar para llevarme a la de los niños mayores, porque, a pesar del riesgo de una sanción por parte de aquella figura misteriosa que era el inspector escolar, no podía dejar que una niña que ya leía libros tuviese que tener delante de los ojos una cartilla con la “a, e, i, o, u”. Yo, con las mejillas rojas de vergüenza e ira porque me separaban durante aquella hora de mis amigos para llevarme a una clase en la que los demás me miraban raro, la seguía con fastidio. Pero cuando empezaba la clase, todo cobraba sentido, ya no tenía que pensar en secreto que los demás eran un poco tontos por no ser capaces de unir letras y me dejaba llevar. Eso cambió luego, cuando llegó la hora de ir a otro colegio y ya no había una directora que se preocupase por desarrollar la inteligencia de sus pupilos. Entonces llegaron los tiempos de gozar en las horas de clase de Literatura y de aburrirse en las de Lengua, observando a mis compañeros intentar entender con torpeza conceptos que me parecían tan simples, que a ratos pensaba que era imposible que no los comprendiesen. Luego entendí que su problema era que no leían. Para entonces, yo ya me había todo lo que había caído en mis manos, que era mucho. Los cuentos y los libros infantiles dieron pronto paso a los libros de aventuras y mi vida se llenó de Julio Verne, de Sandokan, de viajes a lugares extraños, de Alicia y sus mundos, de cuentos clásicos como los de los Grimm, de vidas de niños en internados y de mil lecturas más, tantas veces devoradas. Y también de clásicos como El Lazarillo de Tormes, o una edición “infantil” y extraña de La Celestina que aún conservo. Mis padres y mis tíos alimentaban mi ansia de lectura y a mi biblioteca llegaban varios libros al mes, además de infinidad de tebeos. Nunca se lo agradeceré lo suficiente.  No tardó mucho en llegar el descubrimiento de las novelas pulp, que mi tío leía y lee con pasión, sus favoritas eran las de vaqueros, pero yo me fui encargando de que llegasen a mis manos las de horror y ciencia ficción, cuando bajaba al quiosco a cambiárselas. Al principio, las leía a escondidas porque era demasiado pequeña, según los mayores, para eso, hasta que les fui convenciendo de que era una batalla perdida intentar evitarlo. Aún las amo, las recopilo y las leo. Qué felicidad haber conocido, con el tiempo, a algunos de sus autores. También llegó en seguida el gusto por el terror del maestro Stephen King y similares. Y nunca se fue, había llegado para quedarse. Y debió ocurrir por la misma época, el descubrimiento, en una estantería en casa de mi tía, de Viven, aquella historia que me conmocionó y que tantas veces leí, especialmente impactante porque estaba basada en un hecho real y había canibalismo de por medio. Ese siempre fue otro de mis libros recurrentes. Con la adolescencia, se abrieron las miras y el realismo mágico impactó con fuerza en mi cerebro. Mastiqué con deleite a Rulfo, García Márquez, Isabel Allende y algunos más. Abrí las puertas a algunos clásicos medievales y descubrí a Asimov, Arthur C. Clarke, Italo Calvino, y otros tantos. Mi mente lectora se expandía por momentos y jamás se detuvo.  Nunca fui muy normal, ahora lo sé. Y también sé que parece ser real eso de que “de lo que se come se cría”, que dice la sabiduría popular.

     El después, ya no tiene cabida en “Aquellos maravillosos años”, pero podéis imaginar que la universidad fue un Big bang de leer y descubrir, lo técnico y lo que no. Ahora, sigo nadando entre libros, como lectora, como parte de dos editoriales y como autora. 


*Como podréis suponer, no es una recopilación exhaustiva de datos, títulos y autores, mi intención no es esa. En “Aquellos maravillosos años” pretendo mirar el mundo con los ojos de aquella niña que fui (y sigo siendo). Y así os lo cuento.


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miércoles, 20 de abril de 2016

De gatos y fantasmas



"Y se produjo aquel silencio de los cementerios, aquella atmósfera donde cada movimiento de las ramas de los árboles colindantes, se escucha amplificado. Y apareció el viento, poniendo esa melodía característica al pasar por las cosas. El tiempo se percibe de otra manera ante los restos de los que alguna vez vivieron."


DE GATOS Y FANTASMAS

En el vacío,
al que nos condenamos como autómatas sin voluntad,
entrechocamos los huesos de nuestros muertos.
Dimos voz a los fantasmas,
los de dentro y los que llevamos atados a la espalda.
Escupimos a la lógica
con discursos que reavivaron a las almas
que vagan en nuestros corazones

Yo arañaba las paredes con las uñas mutiladas
y lijaba mis colmillos incipientes,
en un intento de detener al monstruo
que tú alimentabas desde el otro lado de las rejas
con palabras que quemaban como hielo líquido
escurriéndose entre mis costillas,
buscando un corazón que paralizar.

Al otro lado, susurraba un viento de olvido y hiel
que arrastraba lágrimas de lluvia,
y mi no ser
comenzaba a concretarse en el lugar donde vive la nada.

Entonces llegaron los muertos,
intercediendo en nuestra noche infinita,
sembrando señales que hay que aprender a leer,
reafirmando la profecía
que el Rey de los Gatos me regalo
en la primera etapa de su viaje infinito:

Maullará,  llamándote con sus ojos verdes,
siguiendo su voz, llegarás a tu hogar, 
allí, donde se asientan tus raíces, él te esperará.
Y gritaréis juntos con voces felinas.
Y arañaréis vuestros cuerpos, buscando redención 
en una batalla de lascivia y miedos,
de esas que hacen enmudecer las guerras.
Luego, os lameréis las heridas como animales,
llegará la paz en brazos del otro
y la lluvia borrará los restos de la batalla. 

Sé que un día, desde ese otro lugar,
el Rey de los Gatos sonreirá con su sonrisa franca.
Y a su lado, nuestros fantasmas se mirarán, cómplices.
Será como renacer limpios de pecado
Y comenzará, por fin, la vida.


Más textos de Raúl Campoy en su blog, Misantropía

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miércoles, 6 de abril de 2016

Limbo

Levitación

Cultivo con esmero ojeras de llanto almacenado,
agua podrida infectando el marco de mis ojos tristes,
anegados de frío y sinrazón
Nada es tan inquietante como la tibieza terrible del limbo.
La felicidad y la infelicidad suspendidas en el mismo instante y lugar,
encrucijada maldita entre el todo y la nada, el dolor y el éxtasis, el amor y el vacío.
Hoy dueles con sutileza de herida antigua,
aunque palpitas en mi tiempo de ahora,
comedido, como el protagonista de un amor ya viejo.
Rechazo con violencia las ganas de buscarme,
al escuchar ecos de los tiempos de la huida,
ahogo al monstruo que pide vida,
me odio por convertirme en lo que niego.


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jueves, 3 de marzo de 2016

La granja de hormigas

Drifting Away de Erik Johansson
   
     ─El Apocalipsis del que hablan las páginas sagradas ya está aquí. Oremos, oremos, hagamos llegar nuestras voces al cielo. ─El sacerdote gritaba y corría con las manos en alto por todo el pueblo, histérico y sin un rumbo fijo, como un pollo sin cabeza.

      El sabio trataba de entender el fenómeno. El mundo se movía en un mareo continuo, pero nada parecía acabar de perder su estabilidad. Las casas y los árboles seguían firmemente sujetos al suelo y, salvo alguna sacudida, no había signos de destrucción. Nunca había visto algo así, ni tampoco sus antecesores en el cargo, pues un hecho como aquel no dejaría de estar señalado en alguno de los diarios de investigación que estaban obligados a llevar y que conocía casi de memoria.

      Los campesinos, los artesanos y el médico habían dejado lo que estaban haciendo para correr a la plaza del pueblo, el lugar donde se decidía todo lo que tuviese que ver con el conjunto de los habitantes: el calendario de fiestas, los eventos sociales, el procedimiento a seguir en caso de emergencia o el papel que cada nuevo niño tendría en la sociedad y que se designaba ya desde su nacimiento. Esto último era muy importante en una comunidad tan pequeña y sin posibilidades de crecer por culpa del mandato divino que los hacía estar aislados del resto de la humanidad, según contaban las crónicas de fundación del poblado datadas en unos cuatrocientos años antes.

      Y para colmo, lloviznaba y el sol había dejado de verse, así que su destino parecía estar dominado en ese momento únicamente por el Astro Constante, aquel que a veces veía en las horas del sol y en las de la luna, algo que asombró y sobrecogió a partes iguales al astrónomo, que en esos días andaba fascinado por un invento a medio camino entre un telescopio y una lupa gigante, construido con ayuda del inventor y uno de los antiguos libros de la biblioteca. Gracias a él, estaba registrando, cuidadosamente, cada uno de los cráteres de aquel cuerpo celeste que, o bien no seguía órbita alguna, o se movía al mismo tiempo exacto que la Tierra, como si estuviesen unidos por un hilo invisible.

      El niño gigante sonrió, satisfecho, al ver que la botella flotaba siguiendo sus cálculos. La había encontrado días atrás en el desván de su casa, colocada en el pequeño poyete de la ventana de la estancia, junto a un libro de pastas verdes, escrito a mano, titulado “El proceso de creación de la granja de hombrecillos”. La letra era infantil, similar a la suya propia, redonda y grande, con círculos bien marcados sobre las íes y con cierta falta de respeto hacia los márgenes. Pero lo importante era la detallada descripción, la exactitud con la que aquel otro niño, cuatrocientos años atrás, había enumerado los objetos, plantas, animales y hombrecitos, cuidadosamente seleccionados por su trabajo y su sexo, a introducir en el frasco de cristal para crear un mundo que observar crecer. También contaba dónde ir a buscarlos, la cantidad de agua necesaria para asegurar un flujo de lluvias por condensación y muchas más cosas. Era tan emocionante que quiso seguir con aquello, y días después se le ocurrió completar el experimento llevando el frasco al estanque de su jardín, para dejar que navegase libre por aquel pequeño mar.

      Una vez depositado en el agua, cogió un lapicero y se dispuso a registrar la continuación de la investigación de su padre. Estaba deseando contárselo cuando regresase de trabajar.

        Así fue como empezó el viaje del mundo flotante.


*He escrito "La granja de hormigas" para el concurso "La imagen imposible I" de El círculo de escritores

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jueves, 11 de febrero de 2016

Dicen que ha nacido una flor en el espacio

#‎NASA‬ ‪#‎ScottKelly‬ ‪#‎ISS‬ ‪#‎NASANET‬ #SpaceFlower #FlorEspacio
Image Credit: NASA / Scott Kelly
Flores para romper la frialdad del abismo infinito.
Ahora que ya me podré adornar las trenzas en un verano que intuyo inexistente,
volemos, Astronauta
*Dicen que ha nacido una flor en el espacio.


#VolemosAstronauta
Por primera vez ha florecido una planta en el espacio. Ha sido una flor de zinnia. En este artículo de PlayGround lo cuentan.
La fotografía maravillosa que ilustra mis palabras es del astronauta Scott Kelly, la hizo desde su reclusión en la Estación Espacial Internacional.

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jueves, 4 de febrero de 2016

Huellas en la orilla del Mar de la Lluvia


La sonda Chang'e 3 y el Yutu Rover le han robado sus secretos a la Luna.
Yo miro las fotos y nos imagino a ti y a mi dejando nuestras huellas eternas en la orilla del árido Mar de la Lluvia.
Luego pienso en la frialdad de besarse a través del cristal de una escafandra y en la calidez del tiempo compartido en mitad del abismo.
Y quiero volar.

#VolemosAstronauta

*Esta maravillosa foto de Dani Kxt Caxete ha sido hoy "Astronomy Picture of the Day" en la NASA. Me hace muy feliz por varios motivos, uno de ellos el que esté hecha en uno de mis lugares preferidos.
No me he podido resistir a ponerle palabras en Viviendo al otro lado del espejo
En estos dos enlaces, fotógrafo y fotografiado, cuentan detalles sobre el proceso:
http://danikxt.blogspot.com.es/2016/01/sombras-de-luna.html
http://bdouzaldarrudaceibeilustrados.blogspot.com.es/2016/01/astronomia-comparada-la-sombra-de-la.html

*Aquí os hablé del lugar donde se tomó la foto: http://viviendoalotroladodelespejo.blogspot.com.es/2015/02/los-dioses-son-de-granito.html

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domingo, 17 de enero de 2016

Historias de sirenas, buzos y astronautas

sirena y buzo

A veces recuerdo que fui sirena y me gustaban los marineros. Y también los buceadores, tan intrépidos en su búsqueda del misterio de los océanos. Pero sobre todo, me gustaban los buzos, con esos trajes alucinantes que los convertían en tritones con piernas, lentos y acorazados. Ellos me miraban hipnotizados y luego, al regresar a su mundo, eran tomados por locos si hablaban de la mujer acuática de pechos descubiertos. 

Ahora que perdí la cola de pez y me adorno con tacones en lugar de escamas, que mis estrellas son de luz y no respiran y mi techo tiene espuma de nubes, amo a los astronautas que surcan el espacio en sus trajes protectores. Los miro, pienso en mis amores con los buzos perdidos y espero que uno me coja de la mano y me lleve a volar. Tal vez así me crezcan alas.

Sospecho que siempre me gustarán las miradas desde detrás de un cristal.

#VolemosAstronauta

*No conozco al autor de la fotografía en la que está basado este gif que tampoco sé quién ha hecho. Lo encontré en el muro de Facebook de un amigo por casualidad y surgió el texto automáticamente, casi sin pensar, por eso lo escribí directamente en la página de fans de Viviendo al otro lado del espejo. Como parece ser que gustó, lo he traído al blog. Si alguien sabe el nombre del autor de la foto que me lo haga saber y lo pondré.

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jueves, 14 de enero de 2016

Mientras arde el cielo, hay versos congelándose en el asfalto.



Mientras arde el cielo, hay versos congelándose en el asfalto.

La ciudad huele a coche y humedad. También a comida, vidas ajenas y edificio viejo.

Camino solitaria por la acera casi vacía, pensando, todavía con sabor a pastel en los labios.

Un loco, del que venía observando su paso errático desde lejos, se cruza conmigo invadiendo mi espacio. Es hermoso, tiene el pelo largo y revuelto y sonríe todo el tiempo de forma desquiciada. No puedo evitar dar un paso atrás movida por el instinto, aunque no me asusta. Sin que me de tiempo a evitarlo, acerca su cara a la mía y, mirándome fijamente, me dice con una voz muy profunda que yo tengo el brillo en los ojos. Eso me reconcilia con el mundo y esbozo una medio sonrisa que lleva una pregunta dentro. Pero ya es tarde, sin dejar de hurgar en mis pupilas, se aleja con un paso como de bailar, el mismo con el que llegó hasta mí. En ese momento, me acuerdo de la pareja de retrasados que esa misma mañana se besaba con pasión desmedida en el metro y me fulmina el pensamiento de que lo que es una verdadera tragedia es ser un loco infeliz.

Tres hombres jóvenes y elegantes fuman en la puerta de un hotel. Uno me mira a la cara con impertinencia desafiante de triunfador, otro intenta traspasar la frontera de mi abrigo con ojos curiosos, el tercero se mira los pies. Yo no retiro la mirada, no me imponen los hombres grises por más que se fumen el tiempo. Entonces, pienso que los tipos con traje sueñan con morderle la boca a chicas despeinadas con olor a libertad, esas con las que nunca se casarían, las que se quedan enquistadas para siempre en sus corazones aburridos.

Ralentizo el paso, no quiero llegar al autobús, sólo quiero caminar sin nadie al lado que interrumpa mi diálogo interior. Tengo una tristeza profunda agarrada con fuerza al plexo solar y en el corazón algo que hace cosquillas, una impaciencia, algo así como la tensión contenida de los músculos de una fiera a punto de saltar. El Monstruo está dejándose domar acunado por las palabras del hombre y yo, confusa, retuerzo la mente hasta el sinsentido tratando de negarme a mí misma, aunque sé que es tarde para eso. El Monstruo derrama su pureza sin artificios y cura o hace daño a quienes ama si le abren la puerta invisible en un intercambio empático. Ese es su don y su miedo. A cambio, entrega mi alma, mi cuerpo y su devoción. No hay medias tintas en el sentir de los que no visten normas.

Al acercarme a la estación, la calle se va llenando de gente. Descubro a una mujer observándome, después un hombre que va con otro hombre y más tarde una señora mayor. Me doy cuenta de que mis ojos se han convertido en ventanas que dejan ver mi interior y me apresuro a cerrarlos. 

Hace frío y mi paseo se acaba. Tengo canciones recurrentes dando vueltas en mi cerebro al mismo tiempo que divago de forma poética.

La ciudad se queda atrás mientras yo me alejo en el vientre de una ballena de tierra. Te pienso y sonrío. Aunque duela. 


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lunes, 21 de diciembre de 2015

Abismo


Piso la nieve descalza. El rojo de las uñas como gotas de sangre rompiendo la blancura, el frío insensibilizando el alma y un vómito de palabras ardientes saliendo de mi boca para estrellarse contra el muro de tu fortaleza. Y es que a mi me gusta la niebla porque borra el mundo, la nieve porque lo silencia y la lluvia porque lo revuelve y lo llena de matices. Y tú eres bruma, silencio y agua y tus manos, casi invisibles, no pueden acariciar las espinas de mi coraza, que se esconden cuando llega hasta mi el recuerdo de tu cuerpo de aire, sutil como una medusa flotando en el espacio, tan leve como un pensamiento.

Tú y la irresistibilidad de tu matiz de oscuridad transparentándose a través de tu disfraz de luz. Tú, que eres espejo y reflejas lo que soy limpiando mis culpas, complemento de mi karma en un tiempo equivocado. Y es que hay que tener cuidado con lo que se desea y mucho más con lo que se sueña y yo no puedo reprocharte nada porque mis sueños te esperan para poder ser.

Trato de cerrar los ojos para no verte brillando en el aire y como un disparo láser, preciso y certero, lanzas una frase que se siente como un beso suave en el corazón y llega el vértigo de la certeza de lo inexplicable lleno de sentido.

Eres el vacío insondable al que vuelvo anhelando abismarme para dejarme ir convertida en polvo de estrellas, infinito y nada.

A veces, la única fe es la Eternidad.


(Textos guardados en los bolsillos del tiempo)

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domingo, 13 de diciembre de 2015

Metafórico microcuento de sangre o...


No sé cómo llegamos a enterrarnos en hielo, aunque eso ya da igual. Sólo importan el frío que nos siega los dedos y el hambre que llegará pronto, cuando se evapore la humanidad que nos queda.

No debimos beber de aquel frasco por más que el líquido rojo y espeso nos pareciese incitador. No podemos culpar a nadie, de sobra sabíamos que tras deslizarse por nuestras gargantas, nos esperaría la eternidad. Pero nunca imaginamos que sería tan fría.


Hoy la música la pone Bunbury con su versión de "Frío" de Distrito 14, que forma parte del proyecto de versiones Los Chulis que hace años tuvo a bien regalar a la humanidad.


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lunes, 26 de octubre de 2015

Lluvias

La mariposa y la muerte. Foto Mar Goizueta. Más en https://www.flickr.com/photos/lasmiradasdemar

Clonc,
clonc.
Escucho caer las gotas de lluvia sobre la superficie tranquila del lago y pienso que me gusta la lluvia porque se mueve aunque no esté viva.
También me gustan los sonidos rítmicos, me recuerdan el latido de un corazón en funcionamiento.
Y los cuerpos flotando suavemente entre los vientres de los barcos. Son paz y silencio.
Hay mucha belleza en el movimiento mudo y ondulante de los nadadores que se dejan llevar por la corriente.
A menudo, no puedo contenerme y rozo sus pieles. Les acaricio con dulzura, simulando ser una planta, o me froto contra ellos con la viscosidad de un animal acuático.
Ellos dan un respingo y se mueven un poco para espantar al pez que creen que les ha rozado.
Yo veo como se agitan, nerviosos, y me río con mi boca ya sin labios.
Es casi la única distracción para un cadáver que vive en el fango.
Clonc,
clonc.
Fragmentos de mi carne muerta llueven del revés, camino de la superficie.

* Más fotos en: https://www.flickr.com/photos/lasmiradasdemar
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domingo, 11 de octubre de 2015

Hablemos


Hablemos de la niebla que borra el mundo más allá de estas paredes y de la lluvia suave que barniza con su agua el jardín. Del olor dulce de los membrillos a punto de caer y de las uvas olvidadas en la parra, de la tierra mojada y de las primeras chimeneas. Del dolor de los árboles en llamas y del fuego, que es muerte y es renacer. Del frío que hiela las palabras en la garganta, de los corazones recosidos, de los personajes inventados en una madrugada eterna, de las confesiones inoportunas. De las pesadillas que asolan mis noches y mis días. Del leopardo que me ruge en el oído mientras duermo, de mis monstruos y tus miedos. De las voces y los besos. Hablemos.... de todo menos del tiempo que se escurre entre los dedos.

Hoy de la música se encargan Vetusta Morla y su "Maldita dulzura"


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#VetustaMorla

lunes, 14 de septiembre de 2015

¡Corre!

Desnudo bajando una escalera nº 2 Marcel Duchamp

El muchacho aprieta los puños y corre como si le fuera la vida en ello. Tiene una certeza, sabe que tiene que correr, saltar los obstáculos con limpieza y sin tirar nada, sin enojar aún más al monstruo que le persigue de cerca mientras se aleja de todo lo que le era amable. Al correr piensa en su padre muerto, en el agujero que le dejó en el corazón, en esa cicatriz que lo cerró formando la palabra "fin" y que aún supura por sus bordes frescos y rosados. Sigue corriendo mientras empieza a notar que el aire se reduce. El ahogo lo lleva a pensar en la madre muerta y en sus consejos: hijo, sé feliz, la muerte no espera, no respeta a nadie, no sabe de tiempos. La felicidad es el único camino. Ama sin miedo a quien te llene el corazón. Y lo hizo, amó sin pensar en el dolor y acabó doliendo, pero se sintió vivo. Mereció la pena un tiempo. Luego llegó el vacío. El aire casi no alcanza sus pulmones ya, pero continúa corriendo. Cuando está casi seguro de que no puede más, recuerda su despido, la falta de una nueva oportunidad. Piensa en que su carrera no puede ya durar mucho, como sus ilusiones y aun así, corre y corre hasta casi desmayarse, pensando en que quizás ya no queda nada por perder. De repente, a punto de caerse sin fuerzas, se detiene y se encara con su perseguidor: no huiré más de ti, maldito Miedo, no tener ya nada me hace invulnerable a tu poder. Miedo sonríe casi con afectividad y con una voz repugnante y dulce como el olor de la fruta podrida, contesta: mira detrás de mí, no soy yo quien te persigue, quien lo hace, es la Vida.

*La imagen es Desnudo bajando una escalera nº 2 pintado en 1912 por Marcel Duchamp

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viernes, 4 de septiembre de 2015

Un año más camino de Wonderland


Este año ha sido tan tormentoso que si me pongo a pensarlo me tiemblan las piernas. He visto tambalearse mi mundo entero y aún sigo caminando sobre arenas movedizas. Renací del fuego como el Ave Fénix y eso me revolvió tanto que con el tiempo me di cuenta de que soy la misma sin serlo. Tengo plumas nuevas y he abierto horizontes y puertas que tenía cerradas con llave dentro de mi. He hecho muchas cosas que nunca había hecho y otras que no por hacerlas muchas veces dejan de ser maravillosas. Además de vivir sumergida en música, ahora lo hago también en libros. Estoy viviendo la aventura vertiginosa de dar alas a un sueño nuevo sin dejar de lado otros. He vuelto a sentirme escritora. He hecho entrevistas sobre temas de los que nunca había hablado en medios y he hecho de maestra de ceremonias en escenarios que sólo había pisado antes y después de abrirse el telón. Me han elegido para la enorme responsabilidad de juzgar con ilusión las ilusiones de algunos jovencísimos proyectos de escritores y leo, vendo y difundo las palabras de otros que ya lo son. He conocido a mucha gente nueva, estoy escribiendo mi primera novela y vuelto a sentir la libertad de volar en mi vieja bicicleta. He dejado a mi cabeza revolucionarse, he soltado algunos amarres y he flotado. He llorado y me he reído. He tenido y tengo miedo y también esperanzas. He hecho crecer mi mundo del otro lado del espejo y lo he llenado de gente maravillosa. Tengo los mejores amigos y la mejor familia del mundo y me gusta que tú, que me estás leyendo, estés ahí. Tengo un año más, la misma curiosidad, la misma imaginación y las mismas arrugas. No pienso envejecer.

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lunes, 24 de agosto de 2015

En mi silencio baila una grulla de papel


En mi silencio hay una jaula en la que baila un deseo convertido en grulla de papel.

También hay maletas viejas preparadas para mis viajes a mundos fantasiosos, un telescopio capaz de localizar galaxias inventadas, una estufa antigua convertida en antena receptora de mensajes interestelares, planetas orbitando y aullidos proyectados a una Luna de maíz.

En las estanterías de mi silencio, mis recuerdos son de papel y celuloide y construyo escenas de películas con objetos absurdos y delirantes.

En mi silencio, hay un rincón cerca de donde se sentaba mi infancia en el que guardo mi corazón de piedra tras bellas filigranas de metal, para que no vuele erráticamente y llegue a lugares que no debería visitar.

Mi silencio se encuentra cobijado dentro del jardín burbuja y lo custodian dos mujeres escondidas en lienzos. En uno de ellos, pese a ser una copia, vive el alma de la modelo que lo hizo posible. Ella vino a buscarme desde más allá del Tiempo lógico para contarme su sospecha de que tal vez yo fui ella alguna vez. Desde entonces, hablamos mucho sobre nuestro presente y pasado compartidos. El otro lo habita una mujer enigmática que es una alegoría de mí misma vista a través de un filtro de amor y que tiene la eterna misión de recordarme la mujer que fui y la que es posible que siga siendo. Ella es silenciosa y distante, pero su mirada de Gioconda lo dice todo si sabes leer sus pupilas.

Mi silencio se rompe con el tictac de un reloj blando cuyos segundos, derretidos, gotean con precisión sobre mi cabeza y con el sonido enmudecido del despertador que inauguró muchos días alegres cargados de futuro e ilusiones y ahora permanece callado, esperando el día que mi felicidad regrese y le de cuerda.

En las paredes de mi silencio, viven sombras sin cuerpo. Suaves, silenciosas y amables, me cuentan historias de otros mundos y acompañan mis soledades. Son prolongaciones de mí misma, como lo es mi silencio.

Mi silencio es cálido y fresco, huele a plantas aromáticas y agua y siempre está lleno de luz gracias a una ventana que dejo abierta para que me susurre el viento con voz de lobo y puedan entrar a acunarme por la noche los ecos de recuerdos de noches anheladas.

En mi silencio, trazo planes secretos, vivo sueños e invento historias que a veces te cuento y a veces no.

* Si quieres ver a mi grulla moverse, puedes hacerlo en mi instagram
* Aquí puedes saber más cosas sobre una de las dos mujeres que viven en mis cuadros: La mujer del cuadro

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#Grulla #Origami#Papiroflexia #Jaula #Vintage

miércoles, 19 de agosto de 2015

Lobishome



LOBISHOME

Aparecía siempre como de la nada, envuelto en el misterio de sus largas ausencias y en olor a bosque. Traía en los ojos cierta ansiedad animal, un brillo como de otro mundo, de cristal no empañado por la rutina y la civilización, y una sonrisa amplia que precedía a las manos ansiosas de carne, a la lengua hambrienta de sus labios. Ella creía saber lo que era y lo que buscaba. Le traicionaban la dilatación de sus pupilas y las pinceladas doradas que jaspeaban el verde de sus ojos. No era sólo un hombre, era un vacío insondable en el que olvidarse de la rutina del mundo prosaico. Él, sin embargo, no sabía que sus tendencias campestres obedecían a una naturaleza marcada a fuego en sus genes con la fuerza de una bendita maldición.

El hombre mordió su boca, apretando el cuerpo femenino contra el suyo, notando la suavidad de los pechos, el desafío impertinente de los pezones contra la tela que los mantenía cautivos. Susurró en su oreja con voz ronca de deseo, haciéndole cosquillas con la barba al tiempo que ella escondía las manos en su pelo rebelde, retorciéndolo con los dedos, arañando. Luego fue bajando despacio, rozando con los dientes el cuello que ella le ofrecía, erizándole la piel con el soplo de su aliento cálido, lamiendo.

Cuando estaba a punto de llegar con la lengua y las manos al codiciado tesoro que escondía el levísimo vestido, ella se separó, agarró sus muñecas y, mirándole con intensidad, le suplicó:

── Ámame en el bosque, bajo la Luna, quiero absorber su magia, que esta noche sea especial.

Él, que ya no se sorprendía de esas fantasías que daban un matiz de locura a su educación científica, movido por el mismo deseo voraz que le haría seguir a aquellas caderas al fin del mundo, accedió.

── Vamos, el coche está en la puerta.

── Ve arrancando, me cambio y salgo.

En aquel lugar de árboles centenarios, con la luz de la Luna iluminando sus siluetas y el ulular de un búho, incómodo por su presencia, como única compañía, ella se propuso hacerle más feliz que nadie. Arrojó la túnica roja que cubría su cuerpo al suelo y él enmudeció al ver resbalar la tela sobre la piel desnuda.

Devoró su boca con ferocidad, acarició el sexo suave con manos lujuriosas, olisqueó sus dedos y los rincones más ocultos de la mujer y sus hormonas le inundaron el cerebro haciéndole volar. La penetró con furia, la misma que ella buscaba, aferrándose a sus pechos con desesperación, mordiendo su nuca mientras se diluía en ella aullando a la noche como un animal.

Al regresar, ella repetía como un mantra el inicio de la canción que desde siempre canturreaban las mujeres de su familia y que esa noche, por fin, cobró significado:


Aún no es tiempo de Luna Amarilla, pero llegará, 

derramando sal en su caminar. 

Esa misma sal que lamerás en mi piel cuando aúlles a mi lado.


* La imagen es un fotograma de la película Red Riding Hood (Caperucita Roja), basada en el cuento de los hermanos Grimm dirigida por Catherine Hardwicke y protagonizada por Amanda Seyfried, Gary Oldman, Shiloh Fernandez y Julie Christie entre otros.

*Escrito para el concurso de relatos eróticos "Fantasías Textuales" de El Círculo de Escritores

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#RelatoErótico #CaperucitaRoja #LoboFeroz #Sexo

domingo, 2 de agosto de 2015

Impura

Cueva de Tito Bustillo. Camarín de las Vulvas (Asturias)

Arrastró sus pies y su vergüenza fuera del perímetro de la aldea, condenada al aislamiento por impura, por provocar con su femineidad la sangre que brotaba entre sus piernas. Caminaba aterrorizada, pensando en las noches que le esperaban en el abrigo solitario, con las bestias rondando su carne fresca y desprotegida y la noche húmeda de la cueva como único refugio.

Fueron pasando los días de su Luna y de mucho observar el mundo instada por el miedo, hizo sabiduría y tanto horror acumulado se convirtió en oscuridad. La negrura que anidó en su interior fue una invocación para el Mal, que acudió galante a su llamada, y en él encontró la ausencia de temor que necesitaba.

Cuando llegó la hora de regresar, ya no quedaba nada de la niña que se fue. Lo último que vio cada uno de los habitantes del poblado fue algo parecido a una mujer con sangre goteando de su boca terrible, un largo cabello enmarañado y el delirio en sus ojos enrojecidos, tan acostumbrada a la soledad, que limpió el poblado de toda humanidad que pudiese perturbar el silencio de su nueva vida muerta.

* La imagen es una fotografía del Camarín de las Vulvas, en la Cueva de Tito Bustillo (Asturias)
#ArtePrehistórico #TitoBustillo 
*Microterror en 200 palabras para el concurso Microterror III de El Círculo de Escritores

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