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miércoles, 31 de agosto de 2016

Latidos en la Luna


Los latidos de Armstrong siguen sonando,
eternos,
acompasando la noche en la ventana.

No borra el tiempo,
estancado,
las huellas sobre el polvo lunar.

#VolemosAstronauta
*La foto es la huella de Armstrong en la Luna

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jueves, 11 de febrero de 2016

Dicen que ha nacido una flor en el espacio

#‎NASA‬ ‪#‎ScottKelly‬ ‪#‎ISS‬ ‪#‎NASANET‬ #SpaceFlower #FlorEspacio
Image Credit: NASA / Scott Kelly
Flores para romper la frialdad del abismo infinito.
Ahora que ya me podré adornar las trenzas en un verano que intuyo inexistente,
volemos, Astronauta
*Dicen que ha nacido una flor en el espacio.


#VolemosAstronauta
Por primera vez ha florecido una planta en el espacio. Ha sido una flor de zinnia. En este artículo de PlayGround lo cuentan.
La fotografía maravillosa que ilustra mis palabras es del astronauta Scott Kelly, la hizo desde su reclusión en la Estación Espacial Internacional.

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‪#‎NASA‬ ‪#‎ScottKelly‬ ‪#‎ISS‬ ‪#‎NASANET‬ #SpaceFlower #FlorEspacio

jueves, 4 de febrero de 2016

Huellas en la orilla del Mar de la Lluvia


La sonda Chang'e 3 y el Yutu Rover le han robado sus secretos a la Luna.
Yo miro las fotos y nos imagino a ti y a mi dejando nuestras huellas eternas en la orilla del árido Mar de la Lluvia.
Luego pienso en la frialdad de besarse a través del cristal de una escafandra y en la calidez del tiempo compartido en mitad del abismo.
Y quiero volar.

#VolemosAstronauta

*Esta maravillosa foto de Dani Kxt Caxete ha sido hoy "Astronomy Picture of the Day" en la NASA. Me hace muy feliz por varios motivos, uno de ellos el que esté hecha en uno de mis lugares preferidos.
No me he podido resistir a ponerle palabras en Viviendo al otro lado del espejo
En estos dos enlaces, fotógrafo y fotografiado, cuentan detalles sobre el proceso:
http://danikxt.blogspot.com.es/2016/01/sombras-de-luna.html
http://bdouzaldarrudaceibeilustrados.blogspot.com.es/2016/01/astronomia-comparada-la-sombra-de-la.html

*Aquí os hablé del lugar donde se tomó la foto: http://viviendoalotroladodelespejo.blogspot.com.es/2015/02/los-dioses-son-de-granito.html

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domingo, 17 de enero de 2016

Historias de sirenas, buzos y astronautas

sirena y buzo

A veces recuerdo que fui sirena y me gustaban los marineros. Y también los buceadores, tan intrépidos en su búsqueda del misterio de los océanos. Pero sobre todo, me gustaban los buzos, con esos trajes alucinantes que los convertían en tritones con piernas, lentos y acorazados. Ellos me miraban hipnotizados y luego, al regresar a su mundo, eran tomados por locos si hablaban de la mujer acuática de pechos descubiertos. 

Ahora que perdí la cola de pez y me adorno con tacones en lugar de escamas, que mis estrellas son de luz y no respiran y mi techo tiene espuma de nubes, amo a los astronautas que surcan el espacio en sus trajes protectores. Los miro, pienso en mis amores con los buzos perdidos y espero que uno me coja de la mano y me lleve a volar. Tal vez así me crezcan alas.

Sospecho que siempre me gustarán las miradas desde detrás de un cristal.

#VolemosAstronauta

*No conozco al autor de la fotografía en la que está basado este gif que tampoco sé quién ha hecho. Lo encontré en el muro de Facebook de un amigo por casualidad y surgió el texto automáticamente, casi sin pensar, por eso lo escribí directamente en la página de fans de Viviendo al otro lado del espejo. Como parece ser que gustó, lo he traído al blog. Si alguien sabe el nombre del autor de la foto que me lo haga saber y lo pondré.

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domingo, 21 de junio de 2015

La Puerta


El viajero se quitó el sombrero y secó la gota de sudor polvoriento que le caía por la frente. De espaldas al resto del mundo, contempló la puerta. Había cambiado mucho desde que la construyeron. El tiempo había sido inclemente con lo accesorio, pero había respetado aquello sobre lo que no tenía influencia, por eso no quedaban nada del resto del edificio ni de la decoración que rodeaba el portal y sólo se mantenían en pie las piedras que formaban el arco que lo enmarcaba, medio insertadas en el Tiempo Impreciso. Recordó como era aquel paisaje en su época, cuando, guiado por su intuición, siguió un camino de estrellas que le llevó a un otero con un extraño remolino fluctuante en su centro, ese mismo que ahora observaba. No se atrevió a cruzarlo entonces, poseído por el miedo a lo desconocido, demasiado condicionado por la superstición medieval. No duró mucho ese temor. La curiosidad venció al terror al Maligno reinante en su época de oscuridad y volvió la noche siguiente. Ya no había sendero de estrellas para guiar sus pasos y si llegó fue porque conocía la ubicación exacta con la precisión de los que acostumbran a guardar los mapas en su mente. Esa noche ya no había nada interrumpiendo la visión desde lo alto del monte. Volvió varias noches más, anotando cuidadosamente cada factor que pudiese influir, convencido de que aquel fenómeno ocurriría de nuevo. Le llamaron loco, insinuaron que hacía algún tipo de brujería en sus correrías nocturnas y le empezaron a dejar de lado. Nada importaba. Aquello se había convertido en el centro de su mundo. Sólo una persona le comprendía y apoyaba, su único amigo, al que perdió siglos antes, o después, según se mire, en uno de sus viajes alucinantes. Entre los dos construyeron el edificio en torno al lugar una vez que descubrieron el secreto que activaba la magia del portal, una magia que ahora llamaban ciencia y que jamás revelarían al mundo por ser un conocimiento peligroso que las paredes de piedra protegerían de miradas curiosas. Por eso, a pesar de la impaciencia impetuosa que anidaba en sus corazones, esperaron a acabar la construcción para atravesar el objeto de su veneración. El día elegido para la partida, cerraron cuidadosamente la puerta por dentro. No sabían si encontrarían la muerte o un pasaje a ese Infierno terrible de fuegos eternos que los vidrieros estaban pintando en la catedral y, aun así, se les hacía imprescindible descubrir qué ocurría allí dentro. Se dieron la mano y cruzaron juntos. Nadie volvió a ver a ninguno de los viajeros hasta ese momento. No en esa época.

Siglos después, uno de los viajeros había vuelto. En su mochila traía recuerdos de mil épocas recorridas. Conocía el principio de la Humanidad y lo anterior a ella, y el futuro casi hasta el fin de su existencia. Desde allí vino a bordo de su máquina del tiempo, la que él inventó mezclando la tecnología del futuro más extremo con la magia aprendida investigando el portal a otras épocas que ahora contemplaba mientras secaba la gota de sudor que caía por su frente confundiéndose con las lágrimas ocasionadas por el reencuentro con el principio de todo.


*Las fotos, maravillosas y evocadoras como todas las que hace, son de Víctor Gibello Bravo. Le agradezco mucho que me deje utilizarlas para ilustrar este cuento que ellas mismas han inspirado. Podéis ver más ejemplos de su trabajo en PhotoZen

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jueves, 13 de noviembre de 2014

Poeta de Ciencia Ficción

Imagen Pilar Zeta
Imagen: Pilar Zeta
      La mujer entre mundos se siente irreal, inconsistente con sus partículas esparcidas en diferentes universos, tan imposiblemente dividida que anda siempre al límite de la demencia. Poeta de ciencia ficción, escribe delirantes versos sin sentido con la electricidad de sus dedos mientras espera la nave extraterrestre en la que buscar respuestas como la explicación de su dualidad y la verdadera naturaleza de su sangre diferente. Tantas veces sueña con su cabeza reventada en millones de salpicaduras de estrellas formando galaxias con su esencia y su dolor, que se le ha quedado el espacio guardado en la mirada y si miras bien dentro de sus ojos, podrás ver reflejada la tristeza brutal y desoladora que sólo puede nacer en el infinito. No le importa el mundo ya, sólo quiere flotar ingrávida, sin pensamientos, ahogarse en un vacío tan abismal por dentro como por fuera, no pensar. Anhela suprimir su capacidad de estar en varios lugares y habitar en el mundo de los sueños, y no ser nada ni nadie en ninguna parte se le figura como la mejor de las bendiciones. Sabe que no hacer caso jamás al corazón es una recomendación que ningún ser extraño como ella debería olvidar, pero a veces pierde la memoria y se deja llevar y con su magia crea personajes que parecen de verdad y los ama, aunque por inventados no merezcan tanto amor como ella da. No quiere sufrir más y por ello, en secreto, cada día planea cuidadosamente asesinar a su imaginación, arrancarle las venas a bocados, extraerle hasta la última gota de sangre y destilarla en vulgaridad. Piensa en despedazar al tiempo, desmembrar las agujas de su reloj, parar su tic tac irregular, absurdo y anómalo que no sigue el ritmo del resto de la gente. Todo haría por detener el girar enloquecedor de sus pensamientos, hasta morir, si la muerte no fuese un mundo más en el que vivir.

      Para poner música a la historia de la Mujer entre dos mundos, nada mejor que este tema de la B.S.O. que ha compuesto Hans Zimmer para Interestelar, la recién estrenada película de Christopher Nolan. El tema se llama "Day One Dark" . Una obra maestra la película y la banda sonora. Y ya puestos, opino que Matthew McConaughey debería formar parte del reparto de todas las películas.



 #MatthewMcConaughey #ChristopherNolan #HansZimmer #Interstellar #Interestelar

domingo, 28 de septiembre de 2014

Aquellos maravillosos años. Niños sobre ruedas

La niña de la foto soy con mi primera bici
Ayer volví a ver Exploradores (Joe Dante, 1985) y Super 8 (J. J. Abrams, 2011). Me encantan las películas de los años 80 con niños como protagonistas, especialmente si son de ciencia ficción, de fantasía o de aventuras, géneros muy cultivados en aquellos años. Sí, lo sé, Super 8 es de antes de ayer, pero tiene el mismo espíritu que que si fuera de 1985. Tengo que reconocer que me fascina el cine ochentero, casi todas mis películas míticas son de esa época, las que son para todo el mundo y las rarezas más oscuras y extrañas que sólo me gustan a mi y a cuatro exquisitos y adorables locos más.

Después de la sesión cinéfila de ayer, tan de niños, bicis y ciencia ficción, estoy en modo "mi infancia son recuerdos...". Los más intensos recuerdos de cuando yo era niña y feliz están ligados a los fines de semana y los veranos eternos en mi casa del campo. La mayoría de los niños cuando decían que se iban al pueblo se referían a un pueblo en el que tenían raíces, abuelos, etc., en mi familia, muy de Madrid, el pueblo no venía de serie, así que lo adoptaron mis padres comprando una casa en uno que les gustó. Allí, mis amigos, mi hermana y yo éramos como los niños de esas películas de los años ochenta, todo el día viviendo aventuras, siempre encima de la bicicleta, de la que uno solamente se bajaba por imperativo materno o para echar una partida a algún juego, planear trastadas, recoger la merienda, bañarse en la piscina o ver la serie que pusieran después de comer. Era un prolongación de las piernas infantiles, un instrumento maravilloso que permitía irse muy lejos en muy poco rato en aquella época en la que las distancias eran tan flexibles como el tiempo. Recuerdo que muy a menudo organizábamos lo que llamábamos rallies o raids y que consistían en planear un recorrido por el campo para hacer en bici por lugares generalmente imposibles y que más de una vez acababan con alguno escalabrado, raspado de cuerpo entero o con un miembro escayolado. Y cómo resistían las bicicletas y los cuerpos, teniendo en cuenta que por entonces aún no se habían puesto de moda ni los cascos ni las bicis de campo y a lo sumo se veía alguna con ruedas de tacos, como la BMX de uno de mis amigos o la Motoretta que regalaron a mi hermana cuando hizo la comunión y que nunca me gustó porque pesaba mucho más que mis ligeras y ágiles Orbea de paseo, de las que tuve dos, una pequeñita y otra más grande ya, con su bocina y su cesta, especialmente útil cuando me mandaban a por algún recado al supermercado, cuando había que llevar provisiones a alguna excursión de un par de horas, para llenarla de petardos o similares o para llevar a E.T. si se pasaba por allí. Se dice que los niños son de goma, yo sospecho que las niñas más aún porque yo, haciendo el bruto exactamente igual que ellos, nunca he pasado por el trance de la escayola y aunque no lo recuerdo bien, dudo que alguno de mis amigos de esa época tenga un brazo o pierna que se haya librado de pasar por urgencias, eso sí, cicatrices tengo unas cuantas, son heridas de guerra, heridas de vida, recuerdos. Había más juegos con la bici como protagonista, todos bastante violentos, pero serían más complicados de entender fuera de una mente infantil.

Después llegaron la adolescencia y las motos aunque, en realidad, yo ya había tenido una moto de campo siendo muy pequeña, y la bici quedó en un segundo plano, en un lugar fronterizo entre la infancia y la juventud. La bici era más divertida, pero la moto molaba. Aunque al final, mezclando conceptos, uno acababa haciendo rallies con la moto, que no estaba preparada para eso, pero no eran tan emocionantes. La bici permitía llegar mucho más lejos, no en distancia, pero si atravesando campos y lugares, tapias, riachuelos y accidentes geográficos con el socorrido método de bajarse de ella. Con el tiempo, llegaron también las mountain bikes. Con ellas, ya más mayores, recorríamos kilómetros y kilómetros, pueblos y más pueblos, pero nunca tuvieron tanto encanto como las antiguas y al final las fuimos abandonando con los años y con la llegada de los tiempos de "no quiero ir al pueblo porque he quedado con un chico o con mis amigos de Madrid".

Ahora, a veces pienso que cuando la ciudad por fin me acabe de saturar y me haga rural, desempolvaré mi vieja Orbea y la restauraré o me compraré una bici chula de paseo, con cesta y marchas y volveré a sentirme como aquella niña que se creía invencible y capaz de llegar al fin del mundo sobre su bicicleta.

Y os dejo con la intro de "Aquellos maravillosos años" que, aunque referida a un tiempo anterior, creo que queda perfecta para reflejar lo que cuento. La canción es With A Little Help From My Friends de Joe Cocker

lunes, 8 de septiembre de 2014

I came across time for you. Sueños de amores y relojes blandos.

La bola de cristal, 1902. John William Waterhouse
La bola de cristal, 1902. John William Waterhouse
Anoche acompasé mi corazón con el latido de un reloj blando. Era capaz de sentir cada segundo disolviéndose con el calor de mis dedos mientras hacía girar un corazón invisible con pericia de malabarista. Tenía engranajes de hierro en la garganta atrapando las palabras, convirtiéndolas en un tic tac sin ritmo. Me había convertido en la Dama hechicera, manipuladora del tiempo del amor, con minutos de arena en una mano y labios de fuego. Salté por los recuadros de un tablero de ajedrez inmenso de hierba y barro, arrastrando la falda, los pies descalzos. Encontré al Rey Rojo buscándome a través del tiempo, llevaba en su corazón el recuerdo de cada fragmento de Historia recorrida y arena de reloj bajo sus pies. Me dio la mano. Él era música, y yo bailé su canción. Intenté hablarle, tenía tanto que decirle que me ahogaba, pero de mi boca solamente salían calor y un monótono tic tac. Entonces paró el mundo y pude contarle un secreto al oído. Al despertar, me quedó el recuerdo, tan real como la vida, y un latido inconstante en el pecho midiendo el tiempo irregular en el que le pienso.

Hace poco alguien me recordó que "Terminator" es una de las películas más románticas de la historia del cine. Si un hombre atraviesa el tiempo por ti, hay que amarle si o si. Va por ti.


 I came across time for you, Sarah. I love you. I always have. Terminator

John Connor gave me a picture of you once. I didn't know why at the time. It was very old—torn, faded. You were young like you are now. You seemed just a little sad. I used to always wonder what you were thinking at that moment. I memorized every line, every curve... I came across time for you, Sarah. I love you. I always have  (Fragmento de diálogo de "Terminator")


#Terminator #SarahConnor #ICameAcrossTime

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lunes, 4 de agosto de 2014

En el mundo de los sueños despiertos

Habitación Roja Twin Peaks

EN EL MUNDO DE LOS SUEÑOS DESPIERTOS

Hay lobos con casco de astronauta viajando entre mentes distantes,
navegantes oníricos, colonizadores de mares con sede en la Luna,
llegados de más allá de la realidad a conquistar selenitas,
habitantes  de una noche eterna en abismales mundos de fantasía.

Existen mujeres noche escurridizas como sueños,
escapadas de espejos que conectan mundos,
derramando estrellas por sus ojos repletos de galaxias,
si hablan de inquietantes amores interplanetarios

Ella, viste coraza de armadillo e indiferencia cuando viaja por la vida,
guarda en un volcán del Asteroide B612 su corazón de piedra, 
protegido  y prisionero de las espinas de una rosa prestada,
y sueña con vivir en la Tierra entre colinas, abetos y madera

Él la busca entre cortinas en una habitación extraña,
y habla con ella del revés en un lenguaje que nadie más entiende,
intentando no ver a las lechuzas que vigilan sus pasos,
cuando sueña con volar aferrado a sus manos

Ella se pinta los labios de rojo y baila sola mientras espera
que en su viaje él la encuentre en la habitación correcta,
esa en la que renacerán juntos mientras suena un piano,
programado mucho antes de que ellos nacieran

Mientras, Todo brilla en el mundo de los sueños despiertos
incluso el miedo a que Todo deje de brillar.


domingo, 27 de julio de 2014

El día que Viviendo al otro lado del espejo tuvo voz y mi poema se convirtió en canción gracias a Fran Fernández

Hace unos días me invitaron a ir a un programa de radio. Esta vez no era para hablar de música, era para hablar de mí, de lo que escribo y de este blog y, aunque al principio me daba cierto pudor, me pareció tan bonito que se interesasen por esa faceta de mi vida que accedí a ir. Fue una entrevista muy agradable, a la luz de una vela y con el maravilloso equipo de "A media luz" de Radio Vallekas haciéndonos sentir como en casa a mí y a Fran Fernández, que era el otro invitado al programa.

Quiero dar las gracias a Javier Durante, director del programa, por invitarme, al resto del equipo por su saber hacer y también a Fran Fernández, que en principio sólo iba a leer un poema mío y acabó convirtiéndolo en canción. Fue tan emocionante que no lo voy a olvidar nunca.

Aquí podéis escuchar la entrevista (desde el minuto 8:00 más o menos)


Aquí podéis ver y escuchar a Fran cantando mi poema


Y aquí podéis leer el poema Si te gusta mirar el cielo, yo llevo galaxias en la falda


martes, 15 de julio de 2014

A veces me gustaría ser física para entender el tiempo

Big Bang Theory La Máquina del Tiempo
Escena de Big Bang Theory con La Máquina del Tiempo
A veces me gustaría ser física para entender el tiempo. Y por eso, para jugar con el tiempo, hoy escribo en rigurosísimo presente, según lo pienso os cuento lo que me ronda por la cabeza, en un intento de abstraerme del pasado y del futuro, como si estuviese dentro de una campana de cristal de las que se usan para aislar los experimentos del medio ambiente. Esto, obviamente, no es posible hacerlo. Si en realidad el tiempo existe, correrá por mucho que me empeñe en pararlo, si no existe, no se puede guardar lo que no es, si es circular, realmente no tendrá ninguna importancia todo esto y si retorna eternamente, en su volver a ocurrir habrá un momento en el que aún no lo haya aislado y por tanto será libre. Y aun así, lo intento. Es parecido a empeñarse en resolver un juego paradójico, un puzle sin solución, una de esas ecuaciones que los matemáticos intentan una y otra vez despejar. Intentar comprenderlo es un juego irresistible para la mente, el mejor de los rompecabezas.

Siempre me ha gustado mucho la Antropología y creo que el conocer características de otras culturas hace que se abra la visión acerca de la realidad. A veces pienso que en el fondo nuestro mundo no es más que una creación nuestra y somos nosotros los que lo construimos formulando teorías o definiendo términos de forma más o menos exhaustiva en función de nuestras capacidades. Es fácil pasar por alto lo que no estamos predispuestos a ver porque ignoramos su existencia o porque no queremos admitirla, ya se sabe que no hay mayor ciego que el que no quiere ver. Por ejemplo, para un pintor existen muchísimos más colores que para el que no lo es, puede que sea porque tiene la capacidad de distinguir mejor los tonos o porque esté acostumbrado a analizarlos minuciosamente o, en el mejor de los casos, por ambos motivos. Con la música pasa lo mismo, un músico o un melómano distinguen miles de matices más que el resto de la gente. Sí, creo en las capacidades innatas para las distintas Artes, también creo que pueden aprenderse las técnicas, pero con la genialidad, duende o como se quiera llamar, se nace, aunque el que se potencie o no dependa de la historia personal. Volviendo al tema del tiempo, no en todas las culturas ni en todas las épocas se ha entendido de la misma manera. Básicamente y abstrayéndonos de la multitud de teorías en torno a esto, hay dos formas de concebir el tiempo: lineal y circular. La lineal es la nuestra, pasado, presente y futuro, un transcurrir de la vida que puede llevar por caminos muy diversos, no todo está predeterminado. La circular es cíclica, suele ser propia de sociedades primitivas por estar muy ligadas a los ciclos de la Naturaleza, el tiempo no tiene demasiada importancia, viene definido por las estaciones, la vida es un continuo hacer lo mismo en ciclos. Luego está la Teoría del Eterno Retorno, que para no ponerme pesada ni entrar en temas filosóficos, resumiré con un ejemplo por todos conocidos, La Historia Interminable. Hay mucho más en torno a esto, pero a mí me resulta especialmente fascinante una tribu que vive al margen del tiempo, los amazónicos Amondawa. Son tan especiales que no tienen tiempo porque no tienen términos para definirlo o no tienen términos para definirlo porque no conciben el tiempo, según se mire, es como lo del huevo y la gallina. Parece ser que no entienden el tiempo como algo ajeno a lo que en él ocurre, son los eventos y su orden los que conforman una trayectoria temporal sin nombre. ¿Y qué me decís de las últimas teorías planteadas por los físicos? Cada vez parece más real entender como posibles los viajes en el tiempo, aunque sea de átomos o partículas. Como decía al principio de este texto, a veces me gustaría ser física para entender el tiempo. También me gustaría ser etérea para nadar entre dimensiones, si se me permite el juego de palabras.

Lo que si está claro es que, digan lo que digan los sabios, el tiempo es inconsistente, escurridizo, blando como el blandiblú y elástico como una goma ¿Cómo se explica si no que a veces los minutos sean eternos y otras apenas nos de tiempo a apreciarlos?

No podía faltar si se habla del tiempo en este blog este fragmento de "A través del espejo y lo que Alicia encontró allí" de Lewis Carroll
-Pero ¿cómo? ¡Si parece que hemos estado bajo este árbol todo el tiempo! ¡Todo está igual que antes!
-¡Pues claro que sí! -convino la Reina-. Y ¿cómo si no?
-Bueno, lo que es en mi país -aclaró Alicia, jadeando aún bastante- cuando se corre tan rápido como lo hemos estado haciendo y durante algún tiempo, se suele llegar a alguna otra parte...
-¡Un país bastante lento! -replicó la Reina-. Lo que es aquí, como ves, hace falta correr todo cuanto una pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido.
Creo que es el momento de releer la “Historia de la Eternidad”del maestro Borges.

Perdonad los posibles errores en las explicaciones, la culpa es del afán de presente y de la ignorancia en cuanto a algunos temas que apenas puedo esbozar pero no me resisto a pensar

Y la canción de hoy tiene que ser sí o sí "Never Ending Story" de Limahl


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viernes, 4 de julio de 2014

Si te gusta mirar el cielo, yo llevo galaxias en la falda

falda galaxias. Foto Mar Goizueta

Si te gusta mirar el cielo,
yo llevo galaxias en la falda
y una constelación por descubrir en la cadera.

Tengo un cometa por corazón,
la Luna orbitando en mi cabeza
y un asiento reservado en un anillo de Saturno.

Mil historias de luchas interplanetarias
guardadas en mi nave,
y el Universo en mis pupilas dilatadas
de falsa replicante.

Llevo una flor negra en mi mano,
recuerdos de un Santuario,
y el sonido en mi mente
                            de una computadora
cantando su muerte.

Atesoro seres de otros mundos
en un zoológico delirante,
y en los días solitarios
los saco a pasear
por planetas abandonados.

Tengo una máquina del tiempo
que sólo uso para ir al pasado,
y el miedo al futuro palpitando
en mis manos cobardes

Si te gusta mirar el cielo,
yo llevo galaxias en la falda,
y si me llevas a los bailes de Marte,
te enseño mi amor sin gravedad

* Fran Fernández convirtió el poema en canción durante una entrevista de radio, fue muy emocionante.Podéis ver el vídeo con la canción aquí: http://viviendoalotroladodelespejo.blogspot.com.es/2014/07/entrevista-Mar-Goizueta-Fran-Fernandez-cancion-inedita.html

Y para bailar...



jueves, 3 de julio de 2014

Suena la música, suenan los planetas, suenan las voces

Pitágoras. La armonía de las esferas

      Cuenta la leyenda que Pitágoras podía escuchar la silenciosa música que producen los planetas en su recorrido. Él fue el que definió el universo como un "cosmos" en el que los planetas al describir sus órbitas emitían unos sonidos o notas musicales que compondrían lo que denominó La Armonía de las Esferas. Tal y como él lo veía, el mundo en su totalidad estaba compuesto por números y la armonía sería la proporción entre las partes y el todo. Quizás su teoría de la música celestial sea más bella que exacta, pero que sus amadas matemáticas gobiernan el mundo de la Música y del Arte es una realidad.

      La NASA, con ayuda de las sondas espaciales Voyager-1 y 2 consiguió grabar los sonidos de los planetas del Sistema Solar. En el vacío no hay sonido, pero aquí os explican el proceso. A mi el resultado me impresiona mucho, me fascina escucharlo. Aquí debajo os pongo el ejemplo de Saturno, en el enlace, además de la explicación, tenéis el resto: https://sites.google.com/site/sinfoniadelosplanetas/


      Últimamente, algunas coincidencias me han hecho pensar en los sonidos y en la forma en que interactúan con los seres vivos. No puedo hablar de una forma científica sobre este tema porque ni tengo los conocimientos necesarios ni las ganas de investigar en este momento, aunque tarde o temprano la curiosidad me llevará a ello, por eso sólo hablo sobre mi propia forma de percibirlos y para mí, hay sonidos que además de escucharse, se sienten. ¿Habéis escuchado alguna vez un cuenco tibetano o cuenco cantor? Son cuencos hechos de forma artesanal con una aleación de siete metales, la plata, el oro, el mercurio, el estaño, el plomo, el cobre y el hierro y se tocan golpeándolos como una campana o recorriendo su superficie con una vara de madera pulida. Hace poco me reencontré con el mío y recordé la primera vez que escuché uno y lo maravillada que me quedé al notar su música vibrando dentro de mi cuerpo, fue algo casi místico. Si lo toca uno mismo es una sensación intensa, pero si es otra persona la que toca para ti y te puedes dejar llevar es una maravilla. Las ondas vibrantes de la música de los cuencos tibetanos se entremezclan de alguna manera con la carne, con la sangre, con el agua, con el cuerpo entero. La música se enreda en cada parte, hace dibujos en la piel, te cosquillea por dentro. Probadlo, es pura relajación.

      Si lo pensáis bien, tiene cierta lógica si tenemos en cuenta que las vibraciones de sonido forman patrones geométricos en un puñado de sal esparcido sobre una placa de metal que cambian según la frecuencia. Si tienen ese efecto en la sal ¿por qué no van a tener efecto en las personas? Mirad este vídeo, los dibujos que se forman con la vibración unen de forma preciosa y precisa matemáticas, armonía y música.


      No sólo pienso que la música afecta a los seres vivos, lo pienso también de las voces, que al fin y al cabo son otra forma de sonido, Para mí, son muy importantes, igual que me pasa con los olores, hasta el punto de que me inquieta terriblemente no recordar como habla una persona o su olor, algo que, por suerte, no suele ocurrirme mucho. Hay voces que me gustan simplemente por ser la voz de alguien a quien quiero, o por ser voces que están conmigo desde siempre y escucharlas es como estar en casa, otras me gustan porque su acento me lleva a lugares que amo, como ocurre con las voces gallegas, otras me reconfortan, otras me son atractivas como las voces masculinas profundas, otras me ponen nerviosa y me erizo como un gato al escucharlas, algunas, simplemente, no me gustan, otras me hipnotizan y luego están las voces de hombre que se me meten dentro, las que me dan la vuelta, las que me hacen vibrar, las que hablan directamente con mis entrañas. Esas son peligrosas, me revuelven los sentidos y, en los casos más graves, los sentimientos ¿Y qué ocurre si cumplen varias de las características que me gustan? ¿Y si además cantan? En ese caso, crean adicción y tentación y yo soy de la opinión de que las tentaciones están hechas para caer en ellas lo más rápidamente posible. A esta conclusión llegué porque mientras rondaba por mi cabeza lo que os contaba más arriba de los sonidos, me encontré con el dueño de una voz a la que en su momento no pude resistirme y que sigue siendo un placer escuchar. Más allá de lo que diga, más allá de lo que cante, más allá de las circunstancias, más allá del pasado, más allá del hombre, su voz sola, aislada de cualquier contexto, siempre me va a gustar. ¿Será que la voz es una estrategia de la Naturaleza para unir a las personas como lo son las feromonas? Yo creo que sí.

      Como remate una de mis voces perturbadoras preferidas, la de Luis Tosar, que además de buen actor, es cantante en Di Elas. Hay muchas más voces que se me hacen irresistibles, pero no daré nombres porque algunas son muy cercanas a mi y otras en la teoría de los Seis Grados de separación no llegarían ni al 1 y quién sabe quién puede llegar a leer estas palabras

miércoles, 25 de junio de 2014

Desde mi pequeña nave de hojalata

Fotograma de Gravity. Astronautas, espacio
Fotograma de Gravity

Recuerdo tu sonrisa escondida tras el polvo cósmico, tu voz viajando a la velocidad de la luz hasta mis oídos, tus deseos teletransportados, los secretos de tu viaje por la vida, tu doble cara misteriosa. Recuerdo también que en mitad de la tormenta de asteroides, extraviamos el rumbo, soltamos los amarres y nuestras naves se perdieron en órbitas distintas. Nos fuimos alejando: tu voz cada vez más tenue, las palabras más diluidas en ese todo que se iba convirtiendo en nada, tu imagen desdibujándose en la pantalla, volviéndose transparente, hasta que dejé de verte. Recuerdo bien el abismo entre nosotros creciendo con terrorífica celeridad, esa masa de negrura infinita que nos fue engullendo, el vacío, el silencio. También que justo antes de eso fuimos dioses, demiurgos, un Big Bang, y que de la nada en que flotábamos hicimos algo parecido a un amor extraño entre astronautas con trajes espaciales. Tal vez tenías razón y no es posible juntar mundos situados a años luz, pero yo nunca quise creerte. Tú habías olvidado que con voluntad se construyen futuros, que sin esa fórmula que une intención e ilusión nadie habría podido volar, y yo no supe recordártelo. Te dejé partir. Comprendí que hay cosas que debes entender por ti mismo. Yo me quedé en el espacio, orbitando en torno a una idea en mi pequeña nave de hojalata, ingrávida, navegando en un sueño sin fin. Tú volviste a la Tierra, aún no sabías volar, necesitabas la realidad como combustible, a mí me valía con darle cuerda a mi esperanza. Ahora que ha pasado algo de tiempo, lanzo este mensaje al espacio con las coordenadas del lugar donde habito, dejando en manos del destino el que lo captes, por si quieres volver a buscarme, por si ya te han crecido las alas.

La canción de hoy es "Perdidos" de Iván Ferreiro

 

Cuando las ventanas lloran una fuerza
me secuestrará
La noche cerrada cerca muy cerca de ti
Rueda la noche estrellada
sobre mi cabeza
Sácanos de aquí
Y si lo que no ha pasado ya no tiene
porqué pasar
Y si no es posible y no
nos vienen a buscar
Todo lo que yo intenté nada de lo que
decir
Nada es siempre nada y
nada lo contestará
Y si lo que no ha pasado
ya nunca vendrá
Solo se que alguna vez me sentí especial
Una y otra vez con una vuelta más de luz
Nunca más sin ti para ver volver
lo que prometí
Y si lo que no ha pasado ya no tiene
porqué pasar
Y si no es posible y no
nos vienen a buscar
Todo lo que yo intenté
nada de lo que decir
Nada es siempre nada y
nada lo contestará

sábado, 7 de junio de 2014

El futuro de El Principito, la importancia de la rosa y otros misterios que Carmen Moreno desvela en Principito debe morir

Fragmento de Principito debe morir de Carmen Moreno. Literatura ciencia ficción.

Siempre he pensado que El Principito de Antoine de Saint-Exupéry es un libro que esconde mucha sabiduría entre sus frases. En mi opinión, es uno de esas lecturas que equivocadamente se aconsejan a los niños cuando su lectura es más bien un placer para adultos que no han abandonado al niño que tienen dentro. Y es que los niños conservan la capacidad de comprender cosas que para la mayoría de los adultos se vuelven incomprensibles con la edad. Por suerte, algunos permanecemos ajenos al terrible vicio de madurar. Ese es, leed con atención, el mejor antídoto contra la vejez, cuando perdáis la curiosidad de los niños, la capacidad de jugar, os marchitaréis. Carmen Moreno es otra outsider de la madurez y tiene un superpoder, el de escribir maravillosamente. No sólo es una de las poetas más brillantes que tenemos ahora mismo, con sus últimos relatos y con esta incursión en el mundo de la Ciencia Ficción demuestra que es también una de las mejores creadoras de historias.

No os voy a contar mucho de Principito debe morir, creo que la foto es suficiente para incitaros a leerlo y no quiero revelar nada que quite la emoción de devorar la historia página a página, pero os adelantaré, para los amantes del género y de Exupéry, que la madre de Principito se llama Sara Connor, que hay monos evolucionados y personajes con nombres tan sugerentes como Cornelius o Suxpéry ¿Verdad que ahora os corroe la curiosidad? Pues estáis de suerte porque estos días Principito debe morir está viajando por distintas ciudades, mañana podréis encontrarlo, a él y a su autora, en la Feria del Libro de Madrid y hoy en la Fiesta presentación "Principito debe morir" donde la acompañaremos algunos amigos sobre el escenario y mucha más gente entre el público, donde espero veros.

*Actualizo este post  (octubre 2015) para deciros que ya podéis encontrar en su versión digital en Amazon. Este es el enlace: Principito debe morir en ebook

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#ElPrincipito

lunes, 5 de mayo de 2014

Astronauta soy en órbita lunar o de las estrellas que enseñan a pensar

2001 odisea espacio, fotograma, 2001 spacial oddity



De niña, uno de mis deseos “para cuando fuese mayor” era ser astronauta, también quería ser bióloga, pintora, escritora o un Indiana Jones femenino. A algunas de estas cosas he llegado a acercarme un poquito, pero hoy quiero hablar de estrellas y para eso nos quedaremos con mi anhelada faceta de astronauta, que para mí, en esencia, significaba ser un viajero del espacio y, aunque me gustaba lo de los trajes con escafandra y toda esa parafernalia, lo que en verdad quería era pilotar naves espaciales como las de “Star Wars” (“La Guerra de las Galaxias” en aquellos tiempos en los que un Jedi era un “Yedi” y no un “Yedai”). Por eso, salía a hurtadillas de casa cuando ya no había luz y me metía dentro del coche que se guardaba en el garaje, y que, a escondidas del resto del mundo, tenía la virtud de convertirse en mi nave personal sólo con activar la llave de contacto de mi imaginación. Adoraba especialmente el fantástico Halcón Milenario, tan audaz, clandestino y veloz, con el que imaginaba viajar de planeta en planeta a través de rutas plagadas de estrellas, esas mismas que vigilaba tumbada en una colchoneta en el jardín para encontrar movimientos extraños que indicasen que había vida más allá de la Tierra. Era un trabajo duro, demasiado cielo que controlar y demasiada responsabilidad para alguien tan pequeño, pero ocurrió que en el tiempo dedicado a esas observaciones aprendí a pensar, y es que no hay nada tan absolutamente inspirador para el cerebro como observar lo que no se entiende en soledad y buscando explicaciones. Dijo un sabio, real o inventado, ahora no recuerdo bien, “La sabiduría nace de observar una hilera de hormigas”, es algo parecido a lo que me pasó a mí con las estrellas, de ellas aprendí a recrearme en el pensamiento, a disfrutar de mis momentos solitarios, a tener un enorme mundo interior que sólo en ocasiones dejaba y dejo asomar fuera de mi cabeza y, sobre todo, aprendí el gozo casi místico que acompaña al hecho de abismarse, la sobrecogedora sensación de dejar que la inmensidad inunde el alma a través de la incomprensión de algo tan difícil de aprendeher como el Universo, la vida, la Eternidad, la infinita tristeza del espacio, la infinita felicidad de la nada. Supongo que es mi forma de meditar, de apagar el ruido interior, de que desaparezca todo por unos instantes, de entenderme. También me ocurre algo parecido con el cielo diurno, el Sol y las nubes, por eso los observo con mimo, pero la noche es mejor, en ella viven las estrellas y la Luna de las que mi espíritu se alimenta. Probadlo, dejad que os inunden una noche oscura, lejos de la ciudad, en silencio, fundíos con la nada, desapareced…



Una postal desde Lewinland (Andrés Lewin)

A cuento de esto, tengo algunas referencias culturales que con el tiempo fui encontrando y que ayudaron a centrar tanta y tan temprana rareza. Algunas de mis películas fetiche, varias de ellas situadas en el delicado territorio de la obsesión, se encuadran en la Ciencia Ficción, pero hoy viene a cuento especialmente “2001, odisea en el espacio” en la que se perfilan algunos conceptos que desde muy pequeña me acompañaron y que se fueron definiendo poco a poco. Por eso descubrirla fue toda una revelación, un impacto en mi vida, la amo, es una obra maestra y por ella (y por muchas otras), siempre adoraré a Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke, el autor de la novela en la que se basa, también fantástica y que, al igual que la película he disfrutado mil veces. Los monos, embriones de lo que será el Hombre, aprendiendo a pensar, evolucionando ante algo que se escapa de su entendimiento como es el monolito, las escenas en el espacio, Hal 9000 cantando su muerte (“Daisy…. Daisyyy…”), el final, su música, su fotografía. Todo sublime. De las secuelas no merece demasiado la pena hablar, aunque cuando un tema me gusta, me recreo también, sin perder el criterio, en sus alrededores, siempre ansiosa de más. Otras novelas y cuentos de los muy recomendables Arthur C. Clarke e Isaac Asimov también se me enredaron en la mente, así como las numerosísimas, breves y viciosas novelas pulp de Ciencia Ficción que desde pequeña leí con devoción. A la soledad del espacio también nos acerca la reciente “Gravity”, que aunque me gustó, me dejó el regustillo amargo que deja el saber que algo que está bien podría haber sido mejor, pero aunque sólo sea por su fotografía, merece la pena. En cuanto a la música, algunas de mis canciones preferidas también hablan de ello. Tremendamente impactante fue la primera escucha de “Halley 2061” de Andrés Lewin, sobre todo la frase “entonces comprendí que la tristeza viene del espacio” y sentí en lo más profundo que alguien lo comprendía. Otra maravilla es “Spacial Oddity” de Bowie, sublime en todo. Bunbury también es fascinante en “Lady Blue” y M-Clan en “Llamando a la Tierra”. Y no me olvido de otros muchos como Iván Ferreiro, en todo él vive el espacio y salpica de su esencia muchas de sus canciones, hasta tal punto que podrá desbordar este post, por eso mejor otro día le dedico uno entero, y es que cuando escucho sus letras me da la impresión de que podría entender todo esto. Son suposiciones, igual que mi empeño en ver amor a las estrellas escondido entre los versos de Antonio Vega. Tengo mucha imaginación y no puedo evitar divagar.

Disfrutad de los vídeos, lo mejor de este blog son las canciones. Hay muchas más y es posible que lo vaya ampliando, acepto sugerencias





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