Septiembre y el ahogo,
el nudo en la garganta,
el ansia de quebrarme
los huesos
y no volver,
o volver a otro mundo
que quizás no exista,
o desaparecer tras la puerta
del calendario.
Septiembre trae la muerte
de todas las cosas
incumplidas,
de las cosechas no recogidas
pudriéndose
por dentro
de mi misma, que soy
mar con fondo revuelto
y mucha sal
incapaz ya de sanar
y llevo
aroma a tomates tardíos y hierbabuena
en los dedos,
y el los ojos, el rojo
de las uvas maduras, que dejo
secar en silencio,
observando su degenerar.
Septiembre, implacable
látigo que rompe
la piel de los deseos
y
siembra miedo
en
los surcos abiertos,
palpitantes.
Septiembre de ojeras eternas,
catarsis de risas y llantos
privados,
de mareas vivas y naufragios.
Septiembre suena a frufrú de alas rotas,
a despertador de monstruos
Septiembre suena a frufrú de alas rotas,
a despertador de monstruos
durmientes, que resurgen
buscando a su creador.
buscando a su creador.
Septiembre, implacable,
oculta un maldito recuerdo de fragilidad:
igual que
se nace,
se muere.
*La foto es The skeleton and the women, de Franz Fiedler (1885-1956). En un principio puse otra imagen para ilustrar el poema, pero buscando otra cosa, me di de bruces con esta fotografía que es mucho mejor.
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*La foto es The skeleton and the women, de Franz Fiedler (1885-1956). En un principio puse otra imagen para ilustrar el poema, pero buscando otra cosa, me di de bruces con esta fotografía que es mucho mejor.
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