Dora y el Minotauro. Pablo Picasso. 1936 |
LA SINRAZÓN DEL MINOTAURO
Entré en el laberinto inhóspito con una cuerda atada a la
razón,
y al lamer la oscuridad, húmeda y aterradora,
rompí el hilo que me unía a la humanidad,
permitiendo que me devorase el Minotauro,
que era desenfreno y sinrazón,
para resucitar, animal y palpitante,
de entre las fauces del deseo.
La bella, independiente, inteligentísima y fascinante fotógrafa Dora Maar no podía imaginar que se convertiría en musa, deseo, alimento y víctima de aquel pintor de mirada intensa que conoció en París un día en el que, sentada en la mesa del mítico café Deux Magots, jugueteaba con una afilada navaja entre sus dedos. El artista, impresionado, le pidió que le regalase sus guantes manchados de sangre. Él era Pablo Picasso y justo ahí empezaba una intensa historia de amor, pasión desenfrenada y destrucción que llevaría a Dora a la locura.
De Los Mitos griegos de Robert Graves |
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