martes, 7 de octubre de 2014

El Decamerón. El Triunfo de la Muerte o el Triunfo de la Vida

Fragmento de El triunfo de la muerte de Bruegel El Viejo
El Triunfo de la Muerte (Fragmento). Bruegel El Viejo (Hacia 1562)   
       Se respira el miedo. Periódicamente, el mundo nos da una razón para temer, para pensar que en cualquier momento moriremos todos; a veces es la inminente llegada de un cometa destructor, otras el caótico e imprevisible fin del milenio o las funestas predicciones de un calendario ideado por los Mayas y, cada vez más a menudo, la llegada de un virus fulminante y horroroso que nos va a exterminar casi sin que nos de tiempo a reaccionar. Y olvidamos que somos casi indestructibles, que de puro malos no se nos puede aplastar, que no son las ratas como en la Edad Media las que propagan la temible Peste, nosotros somos ahora la Peste y el transmisor, todo junto, y que si alguien va a acabar con nosotros seremos nosotros mismos, algo que con mucha dedicación, trabajo y estupidez, vamos camino de conseguir. 

       Hay algo que no cambia cuando el miedo está en el aire, la necesidad de vivir provocada por la inminencia de la muerte. Si vamos a morir, disfrutemos primero de lo que más nos gusta, piensa el inconsciente venciendo a la reprimida consciencia. En eso se basaba El Decamerón, esa fantástica colección de cuentos escrita por Giovanni Boccaccio entre el 1351 y el 1353, que me viene a la mente ahora que el miedo al Ébola está a pie de calle, como lo estaba la Peste en la época de Boccaccio. Aunque no es del todo igual, ahora sabemos más del comportamiento de las enfermedades, de medicamentos y de higiene y en lugar de enredar a un dios castigador en las teorías sobre su origen, enredamos a gobiernos codiciosos e insensibles, tan odiosos en sus probables intrigas unos como inútiles otros en sus políticas absurdas para detener el peligro.

       Imagino el miedo que se debía sentir en aquella época oscura que fue la Edad Media, el irracional miedo a lo absolutamente devastador y extraño, ese mismo pánico tan intrínseco a nosotros al que recurre la cultura del Terror imaginando elementos tan ajenos al ser humano que no entendemos y por tanto no podemos combatir, porque si hay algo que nos da miedo es lo desconocido: alienígenas, zombies, monstruos, virus letales y novedosos.... ah, no, que de esto si sabemos y precisamente por eso nos asusta más ¿Qué pasaría por la cabeza de una persona en mitad de una Peste al ver morir a todos a su alrededor y saber que ese mismo destino probablemente llevaría su nombre en un tiempo breve, que con toda probabilidad pronto la carreta llena de cadáveres que acaba de pasar a su lado transportaría su propio cuerpo, que por más que quemase hierbas o rezase a sus dioses o intentase purgar sus pecados, lo más seguro es que le esperase la muerte? El Decamerón reafirma mi recurrente teoría de que la muerte es maestra que enseña a vivir y añade que el Amor en todas sus vertientes, es Vida.

       Esperemos que este miedo no vaya a más, como otros, pero para eso hará falta usar la inteligencia que algunos parecen no tener.

      Si os preguntáis por qué uso mayúsculas para nombrar algunas cosas como enfermedades el motivo es que para mí tienen una identidad tan propia que la merecen.

       Y para no perder la costumbre, aquí van algunos documentos gráficos. 

       Primero unas escenas de "Los Señores del Acero", de mi adorado Rutger Hauer y dirigida por Paul Verhoeven, película que aunque no lo creáis, para mí refleja bien la confusión que debía haber en esa época ante algunos acontecimientos.


       Y como postre, para distraer la mente de cosas trágicas, un poquito de cine clásico, "El Decamerón" de Pier Paolo Pasolini al completo

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