miércoles, 29 de julio de 2015

No hay límites para el cazador (Microrrelato de terror)

León Cécil

La imagen de la mujer que fue rebotaba en su mente. Esa que la miraba desde el otro lado del espejo en un tiempo que no era capaz de precisar bien mientras flotaba en una pesadilla eterna. Ya no sufría físicamente, su cerebro, alcanzado el límite del dolor, había paralizado todo menos un grito mudo y recurrente, un eco desgarrador resultado de su llegada a la cumbre de la agonía en la que su mente permanecía desde que aquel hombre le robase la piel y la melena que la convirtieron en reina de belleza.

El león agonizaba en la sabana ardiente como el fuego, sintiendo como sus entrañas se disolvían a cada paso. La herida de la flecha maldita bullía de vida animal, intoxicando su sangre gota a gota. Dos días vagó sumido en una muerte en vida rebosante de dolor, recordándose como rey de su reserva, impresionante, admirado hasta por los hombres. Y cuando casi había apagado su luz, aquel hombre vino a cobrarse su premio, la cabeza y la piel que le hicieron famoso.

El hombre sonrió satisfecho, admirando los trofeos tan bellos y caros que decoraban su salón y se llevó una mano a la entrepierna.

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No imagino nada más terrorífico que agonizar durante horas, ni nada más cruel y estúpido que la bestia causante de tales dolores. Si puedes matar al poseedor de tanta profundidad en la mirada, puedes matar a cualquiera. Este es mi homenaje al león Cecil, el más famoso de la reserva de Hwange (Zimbabue), que no es para mí más importante que otro león, pero que espero que se convierta en símbolo de la atrocidad del hombre. Recordad, no hay límite para el cazador.

*No sé quién es el autor de la foto, si alguien lo sabe que me lo comunique y lo pondré.
#Cecil #LeonCecil #Hwange #Zimbabue
*Microterror en 200 palabras para el Círculo de Escritores

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7 comentarios:

  1. Corresponde a algunos ser cabeza de león o de turco cuando para llegar a ser noticia se saltan las seseras de símbolos nativos por vejez y antes de tiempo. Desconcierto de propios y extraños aún bien lejanos que si el guía fuera docto no lo hubiera dejado; mas me parece que el fin era ése y algún que otro que se me escapa de la mente. Incongruencias exploradoras del atino con impunidad consentida o tal vez interesada.
    En cualquier otro caso innecesario. Un desacierto; no así tu relato que es *fantas...magórico por la parte finada.
    ¿Es escándalo pretendido o ejemplo para docencia?
    Igual que los toros ya va siendo hora que algunas cosas pasen a la historia.

    Depredando sobre tierras lejanas con rifles de dineral gobierno, pegando tiros con escopetas de disculpas que a malas horas son innecesarias.
    Y aún nos quejamos cuando vemos que las migraciones, desde aquellos albores, no han cesado todavía. Poca capacidad y mucha incongruencia.
    Y de aquella garganta nos viene el mismo origen.
    Ya es mito el muerto. Una pena. d:´
    [*Fantástico :))´]

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Y le envío un par de retratos felinos donde bien habría que buscar otros disparatados cazadores imputados sin ir tan lejos.
      En cualquier caso es siempre atroz y todo va de tiros...como si de una escopeta nacional fuera el asunto se revelan fagocitos por todos lados...
      Son coincidencias cuasireales o ambas
      Y yo con estos pelos; menuda melena...bruuu :)´
      Deicaludos

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    3. Fantásticos y llenos de matices tus comentarios, qué gustazo buscar entre líneas los significados y cuánta razón tienes en ellos.
      Por supuesto, es escándalo pretendido y ejemplo para docencia. No debe obviar nadie que disfrutar cazando así tiene un componente sádico y malvado y que los instintos no son siempre acomodables al gusto del consumidor. Lo mismo digo de los toros.
      Magníficos los leones recibidos, no tanto como lo que custodian, que no merecen su impresionante presencia.
      (Ya sabes que yo de melenas leoninas sé mucho)
      Bruuuu de vuelta ;)

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  2. Cazar por gusto. Matar a un animal solo por placer. Totalmente aterrador. No tengo palabras. Un gran relato. Un abrazo.

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    1. Gracias por tus palabras, María, me alegro de que te haya gustado. Cazar por gusto y asesinar por placer, para mí están muy cerca.
      Abrazos

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