Arrastró sus pies y su vergüenza fuera del perímetro de la aldea, condenada al aislamiento por impura, por provocar con su femineidad la sangre que brotaba entre sus piernas. Caminaba aterrorizada, pensando en las noches que le esperaban en el abrigo solitario, con las bestias rondando su carne fresca y desprotegida y la noche húmeda de la cueva como único refugio.
Fueron pasando los días de su Luna y de mucho observar el mundo instada por el miedo, hizo sabiduría y tanto horror acumulado se convirtió en oscuridad. La negrura que anidó en su interior fue una invocación para el Mal, que acudió galante a su llamada, y en él encontró la ausencia de temor que necesitaba.
Cuando llegó la hora de regresar, ya no quedaba nada de la niña que se fue. Lo último que vio cada uno de los habitantes del poblado fue algo parecido a una mujer con sangre goteando de su boca terrible, un largo cabello enmarañado y el delirio en sus ojos enrojecidos, tan acostumbrada a la soledad, que limpió el poblado de toda humanidad que pudiese perturbar el silencio de su nueva vida muerta.
* La imagen es una fotografía del Camarín de las Vulvas, en la Cueva de Tito Bustillo (Asturias)
#ArtePrehistórico #TitoBustillo
*Microterror en 200 palabras para el concurso Microterror III de El Círculo de Escritores
Misterioso, íntimo, lleno de vital soledad y de sentimientos encontrados... buen relato.
ResponderEliminarMisterioso, íntimo, lleno de vital soledad y de sentimientos encontrados... buen relato.
ResponderEliminarGracias Jaco, por tus palabras y por la visita :)
EliminarJoooooooder¡¡¡¡
ResponderEliminarEso es bueno ¿no? Jaja
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