sábado, 7 de junio de 2014

El futuro de El Principito, la importancia de la rosa y otros misterios que Carmen Moreno desvela en Principito debe morir

Fragmento de Principito debe morir de Carmen Moreno. Literatura ciencia ficción.

Siempre he pensado que El Principito de Antoine de Saint-Exupéry es un libro que esconde mucha sabiduría entre sus frases. En mi opinión, es uno de esas lecturas que equivocadamente se aconsejan a los niños cuando su lectura es más bien un placer para adultos que no han abandonado al niño que tienen dentro. Y es que los niños conservan la capacidad de comprender cosas que para la mayoría de los adultos se vuelven incomprensibles con la edad. Por suerte, algunos permanecemos ajenos al terrible vicio de madurar. Ese es, leed con atención, el mejor antídoto contra la vejez, cuando perdáis la curiosidad de los niños, la capacidad de jugar, os marchitaréis. Carmen Moreno es otra outsider de la madurez y tiene un superpoder, el de escribir maravillosamente. No sólo es una de las poetas más brillantes que tenemos ahora mismo, con sus últimos relatos y con esta incursión en el mundo de la Ciencia Ficción demuestra que es también una de las mejores creadoras de historias.

No os voy a contar mucho de Principito debe morir, creo que la foto es suficiente para incitaros a leerlo y no quiero revelar nada que quite la emoción de devorar la historia página a página, pero os adelantaré, para los amantes del género y de Exupéry, que la madre de Principito se llama Sara Connor, que hay monos evolucionados y personajes con nombres tan sugerentes como Cornelius o Suxpéry ¿Verdad que ahora os corroe la curiosidad? Pues estáis de suerte porque estos días Principito debe morir está viajando por distintas ciudades, mañana podréis encontrarlo, a él y a su autora, en la Feria del Libro de Madrid y hoy en la Fiesta presentación "Principito debe morir" donde la acompañaremos algunos amigos sobre el escenario y mucha más gente entre el público, donde espero veros.

*Actualizo este post  (octubre 2015) para deciros que ya podéis encontrar en su versión digital en Amazon. Este es el enlace: Principito debe morir en ebook

Si te ha gustado lo que has leído, suscríbete a mi lista de correo y recibe las próximas publicaciones directamente en tu email :)


#ElPrincipito

jueves, 5 de junio de 2014

Nada ni nadie está a salvo en los tiempos de la inquietud

Corriente de agua en Ezaro, A Coruña, Costa da Morte, Río Xallas

Se me ha olvidado dormir. No es raro, me ocurre a menudo que me olvido de cómo se hace. Me acuesto, leo un rato, apago la luz y lo intento. Nada. Vuelvo a encender la luz, leo durante horas, apago la luz y al no dar con la clave que desconecta el cerebro, dejo que la mente fluya. En ese fluir surgen ideas, sueños despiertos, diálogos internos y se reactivan los recuerdos. Entonces llega la nostalgia, que a veces es buena porque me hace recordar quien fui, las raíces de lo que soy, pero otras veces es demoledora. En esos momentos, pienso que me he olvidado de mi misma, que ya no hago muchas de las cosas que me gustan, esas en las que me reconozco, que hace mucho que no veo la mayoría de mis películas y series fetiche, las que siempre han estado ahí, las que de verdad me llegan, las que casi nunca ponen en la TV y por ello no veo en un descuidado cambiar de canales, que si no pongo los DVDs no las veré de casualidad. Y caigo en la cuenta de que no voy a todas las exposiciones que me gustaría, que no devoro el Arte como hacía antes, que olvidé mi corazón de prehistoriadora, que casi nunca saco tiempo para crear cosas con mis manos, que tengo olvidadas mis maderas, mis lanas, mis papeles, mis pinturas y hasta los cuadernos. Quedan los libros, a ellos no los abandono nunca, los leo de vez en cuando, enteros o por fragmentos, siempre están ahí. Y el capturar mi forma de ver el mundo en fotos que no sé hacer bien pero que adoro. Ellos me salvan de ahogarme del todo. En ese fluir de pensamientos, me doy cuenta también de que además del sueño he perdido la inspiración y no la encuentro por más que me recorro por dentro y me entran unas ganas terribles de huir, de perderme por la playa o por el campo con un trozo de madera, una cuchilla y un cuaderno y tallar y escribir y pensar, buscar la soledad para divagar y el hacer cosas con las manos para concentrarme. Con esos pensamientos me despierto aún más, pero trato de sacar provecho del insomnio y escribo un rato y me digo a mí misma que no importa, que siempre he sido nocturna y que ya dormiré cuando sea. Con el paso de los días, pierdo la coherencia. Es cierto lo que cuentan, el cerebro no funciona igual de bien cuando no descansa. Pero todo llega a su fin y, de repente, una noche recuerdo como se hace, toco el resorte del sueño y consigo dormir. Nunca demasiadas horas ni demasiado bien, lo suficiente para disfrutar de la bendición que es soñar. Y es que yo cuando sueño lo hago con mucha intensidad y se produce un cataclismo que remueve todo. Y al despertar quiero cambios, todo tipo de cambios, me doy cuenta de que nada ni nadie está a salvo en los tiempos de la inquietud, se me revuelven las aguas y durante unos días mi cerebro es un bullir de caos creativo, de frenético y enfermizo caos que me hace olvidar que al cabo de un tiempo todo se volverá a repetir, que retornará el aburrimiento, que volveré a perder la ilusión, que se irá el sueño y los sueños con él.

Y como final, un fragmento de Los Sueños de Akira Kurosawa: No está subtitulado, pero la belleza está sobre todo en las imágenes. Si no la habéis visto, tenéis que hacerlo. Es una de las mejores películas de la Historia del cine


#Sueños #AkiraKurosawa

domingo, 1 de junio de 2014

De repente, sin itinerario, como un impulso eléctrico, como la palabra precisa, la sonrisa perfecta o la chispa adecuada

Carmelo Gómez, Enma Suárez y Nancho Novo en La Ardilla Roja

Existen momentos que marcan vidas. De repente, alguien se cruza en tu historia o te mira de una forma especial y te vuelve del revés. Los planetas se detienen, silencian su música y el mundo entero cambia. Son unos segundos, pero son para siempre.

He estado pensando en esos detalles precisos en los que cambiamos la percepción que teníamos de alguien o creamos un “nuestro” donde antes no había nada, esos momentos que hacen única nuestra relación con otra persona. Hablo del instante en el que empezamos a ver a alguien de forma diferente. Pensadlo, ¿Podéis recordar la sonrisa concreta que hizo que vuestro corazón diese un vuelco? ¿Esa palabra dicha en el momento justo que lo cambió todo? ¿Quizás esa mirada que os dejó sin habla? ¿Ese segundo en que empezasteis a ver a un amigo de otra forma? ¿La primera conversación? En el mundo del otro lado del espejo tenemos la teoría de que los amores que de verdad marcan, sean consumados o no, son los que podemos retrotraer hasta ese momento en el que nuestro cerebro colapsó por culpa de esa otra persona, mucho más si fue un momento compartido, pero no es imprescindible. En otros tipos de relaciones interpersonales ocurre algo muy similar, en el fondo es un detectar corrientes de atracción, de simpatía o de afinidad, pero la teoría es más precisa si hablamos de amor, no pidáis números ni cantidades, hay cosas que no se pueden ni se deben medir, lo que sí sabemos los habitantes del espejo es que si el reconocimiento es compartido, las endorfinas hacen una fiesta y se anudan hilos invisibles entre los individuos implicados que casi nunca se rompen, se estiran cuanto sea necesario si se alejan, pero siempre suelen permanecer.

¿Empezáis ya a recordar algún momento de vuestra vida en el que hayáis sentido algo así? Momentos como girar la cabeza para mirar con disimulo a esa persona de la que tanto has oído hablar, encontrar una sonrisa capaz de derretir piedras preparada solo para ti y notar que en ese momento se tiende un hilo entre ambos que impide que os separéis en la multitud. Aparecer un hombre que nunca has visto y sentir un cierto desasosiego, una inquietud , un darse cuenta de todo lo que no es perfecto y al segundo ver que todas esas mismas cosas se vuelven perfectas de repente con una mirada, sentir entonces el hilo anudándose en tus pupilas que para siempre van a querer bucear en las suyas. Que un día cualquiera, al contacto de la mano de un amigo o con un entretenerse los ojos sientas una corriente eléctrica, te tiemblen las piernas y se desaten los nudos de la amistad para atarse los del deseo. Una palabra precisa en un camerino lleno de gente, una canción cantada para una sola persona que ata más que una cuerda. Un comentario escrito que se transforma en el hilo que hace bailar una peonza hecha de mil cosas acumuladas en el tiempo y que de ese girar loco surja otra forma de sentirse. Un cruzarse de repente con alguien absolutamente inesperado y que te mire, te sonría y te salude y luego te mire a escondidas y te sonría mucho más si le descubres y notar como se forma un nudo en una parte escondida del cerebro donde bailan juntos la alegría y un toquecito de vanidad. Un comunicarse sin voz con un artista desconocido con el que no compartes idioma y atar nudos con pinceles y risas. Se podría poner mil ejemplos más, reales e inventados, pero a estas alturas ya deberíais saber bien de qué hablamos. Actualmente, estamos trabajando en la comprobación de si los hilos se crean en el instante preciso o si preexisten esperando la conexión que los ate. También investigamos si a veces funcionan dentro de los sueños, creemos que sí, pero aún está por ver.

 Pensad en vuestros hilos, es casi seguro que los tenéis, está demostrado que algunas de las leyes que ordenan el mundo del espejo pueden exportarse al mundo normal, es posible (y probable) que esta sea una de ellas, aquí, donde vuestra realidad es extraña, nunca estamos seguros de nada.

Si habéis visto "La Ardilla Roja" de Julio Medem, entenderéis esta escena y el motivo de que os la ponga para ilustrar este texto. Lamento la calidad del vídeo, no lo encontré mejor


Y como banda sonora, no se me ocurre nada más perfecto que "Eléctrico" de Supersubmarina

"...Algo giró en mi barriga, 
la fricción me provocó.
Algo que no podré explicar, 
algo parecido a una descarga, 
algo parecido a un huracán...

...Como un impulso eléctrico, eléctrico, eléctrico...

...Porque me temblaron las entrañas...."


Pd: El título del post, como muchos habréis notado, es una unión alocada de palabras geniales de Iván Ferreiro, Silvio Rodríguez, Bunbury y Supersubmarina. A veces las mezclas imposibles saben bien.

Pd2: El día después de escribir esto, vi que alguien compartió esto en Facebook: http://elacorazado.com.mx/la-leyenda-del-hilo-rojo/. Desde entonces me siento menos loca

viernes, 30 de mayo de 2014

Hay cosas en la noche que es mejor no ver. La leyenda de Dante Gabriel Rossetti y Elizabeth Siddal

Lady Lilith, Dante Gabriel Rossetti, Elizabeth Siddal
Lady Lilith, por Dante Gabriel Rossetti, 1866-1868. Retrato de Elizabeth Siddal.


Enterraré de nuevo el corazón en las profundidades
Aprenderé a desconfiarte en sueños
(Si apareces)
Vendrán chicos malos que traerán hambre
Yo dejaré que sus labios perversos halaguen mis oídos y mi piel
con palabras que serán caricias y arañazos que dolerán como versos
y les sonreiré mientras afilo mis colmillos
(Relamiéndome con disimulo)
sabiendo que esta vez seré yo quien gane la partida
Luego, ahogaré  la primavera en hielo hasta que estalle
Y cuando ya no me quede ni un atisbo de humanidad
le pondré tu nombre a la culpa
porque me dejaste ir

Hay una interesante leyenda sobre Elizabeth Siddal, modelo en este cuadro  y musa preferida de Dante Gabriel Rossetti y otros pintores prerrafaelitas, que no me resisto a contaros. Rossetti, reconocido mujeriego, se obsesionó con la bella modelo, modista y poetisa Lizzie que llegó a convertirse en su esposa y fijación pictórica. El matrimonio fue corto y tormentoso ya que él nunca abandonó su interés por otras mujeres, siempre pelirrojas, y la enfermiza y desgraciada Elizabeth acabó con su vida con el mismo laúdano con el que mitigaba sus dolores. Dante, en un momento de culpable desesperación, enterró un cuaderno de poemas junto al cuerpo de su amada y, como su homónimo en "La Divina Comedia", se dedicó a descender a los infiernos del sufrimiento durante varios años. Mucho tiempo después, en una reunión, el alcohol le llevó a confesar lo que había hecho con el cuaderno y es probable que fuese ese mismo alcohol el que le hizo aceptar la idea propuesta por sus amigos de tramitar la exhumación del cadáver de su difunta esposa para recuperar los versos perdidos. Y es en este momento cuando la leyenda cobra su verdadera magnitud, pues al abrir el ataúd, vieron que Lizzie permanecía intacta, fría y bella, como recién fallecida, excepto por su cabello, que había crecido tanto que les costó encontrar el libro que servía de almohada a la bella muerta y que también estaba en perfecto estado. 

domingo, 25 de mayo de 2014

La humanidad en las pupilas (Reinterpretando Blade Runner)

Ojo a través de las gafas de sol. Autorretrato Mar Goizueta 

Deckard me hace preguntas extrañas, me habla de banquetes en los que sirven ostras vivas de aperitivo y perro cocido de primer plato. Me levanto y salgo de la habitación. Miro mis pupilas en el espejo. Soy humana, me repito una y otra vez, digan lo que digan, soy humana, por eso, a veces me duele el corazón si él me esquiva la mirada. Pero, en realidad, de nada estoy segura, no sé si esa oveja que pasta en la azotea es eléctrica, si yo soy una replicante, si mi mundo es ciencia-ficción, si la felicidad existe fuera de la máquina que produce sensaciones... todo es tan raro, ese test tan estúpido, la realidad tan irreal... y yo me abismo mirando imperturbable a los helicópteros que vigilan mi ventana. Da igual si Deckard me va a destruir o no, ya lo hace con sus dudas.

*Blade Runner, escena del Test de Voight Kampff. 

Texto antiguo que ya publiqué en El Mar de la Vieja Sirena (por si alguien lo leyó en su momento), estoy recuperando cosas que son recurrentes en mi cabeza y que son más de este lugar de locura que del otro, tan lleno de música

lunes, 5 de mayo de 2014

Astronauta soy en órbita lunar o de las estrellas que enseñan a pensar

2001 odisea espacio, fotograma, 2001 spacial oddity



De niña, uno de mis deseos “para cuando fuese mayor” era ser astronauta, también quería ser bióloga, pintora, escritora o un Indiana Jones femenino. A algunas de estas cosas he llegado a acercarme un poquito, pero hoy quiero hablar de estrellas y para eso nos quedaremos con mi anhelada faceta de astronauta, que para mí, en esencia, significaba ser un viajero del espacio y, aunque me gustaba lo de los trajes con escafandra y toda esa parafernalia, lo que en verdad quería era pilotar naves espaciales como las de “Star Wars” (“La Guerra de las Galaxias” en aquellos tiempos en los que un Jedi era un “Yedi” y no un “Yedai”). Por eso, salía a hurtadillas de casa cuando ya no había luz y me metía dentro del coche que se guardaba en el garaje, y que, a escondidas del resto del mundo, tenía la virtud de convertirse en mi nave personal sólo con activar la llave de contacto de mi imaginación. Adoraba especialmente el fantástico Halcón Milenario, tan audaz, clandestino y veloz, con el que imaginaba viajar de planeta en planeta a través de rutas plagadas de estrellas, esas mismas que vigilaba tumbada en una colchoneta en el jardín para encontrar movimientos extraños que indicasen que había vida más allá de la Tierra. Era un trabajo duro, demasiado cielo que controlar y demasiada responsabilidad para alguien tan pequeño, pero ocurrió que en el tiempo dedicado a esas observaciones aprendí a pensar, y es que no hay nada tan absolutamente inspirador para el cerebro como observar lo que no se entiende en soledad y buscando explicaciones. Dijo un sabio, real o inventado, ahora no recuerdo bien, “La sabiduría nace de observar una hilera de hormigas”, es algo parecido a lo que me pasó a mí con las estrellas, de ellas aprendí a recrearme en el pensamiento, a disfrutar de mis momentos solitarios, a tener un enorme mundo interior que sólo en ocasiones dejaba y dejo asomar fuera de mi cabeza y, sobre todo, aprendí el gozo casi místico que acompaña al hecho de abismarse, la sobrecogedora sensación de dejar que la inmensidad inunde el alma a través de la incomprensión de algo tan difícil de aprendeher como el Universo, la vida, la Eternidad, la infinita tristeza del espacio, la infinita felicidad de la nada. Supongo que es mi forma de meditar, de apagar el ruido interior, de que desaparezca todo por unos instantes, de entenderme. También me ocurre algo parecido con el cielo diurno, el Sol y las nubes, por eso los observo con mimo, pero la noche es mejor, en ella viven las estrellas y la Luna de las que mi espíritu se alimenta. Probadlo, dejad que os inunden una noche oscura, lejos de la ciudad, en silencio, fundíos con la nada, desapareced…



Una postal desde Lewinland (Andrés Lewin)

A cuento de esto, tengo algunas referencias culturales que con el tiempo fui encontrando y que ayudaron a centrar tanta y tan temprana rareza. Algunas de mis películas fetiche, varias de ellas situadas en el delicado territorio de la obsesión, se encuadran en la Ciencia Ficción, pero hoy viene a cuento especialmente “2001, odisea en el espacio” en la que se perfilan algunos conceptos que desde muy pequeña me acompañaron y que se fueron definiendo poco a poco. Por eso descubrirla fue toda una revelación, un impacto en mi vida, la amo, es una obra maestra y por ella (y por muchas otras), siempre adoraré a Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke, el autor de la novela en la que se basa, también fantástica y que, al igual que la película he disfrutado mil veces. Los monos, embriones de lo que será el Hombre, aprendiendo a pensar, evolucionando ante algo que se escapa de su entendimiento como es el monolito, las escenas en el espacio, Hal 9000 cantando su muerte (“Daisy…. Daisyyy…”), el final, su música, su fotografía. Todo sublime. De las secuelas no merece demasiado la pena hablar, aunque cuando un tema me gusta, me recreo también, sin perder el criterio, en sus alrededores, siempre ansiosa de más. Otras novelas y cuentos de los muy recomendables Arthur C. Clarke e Isaac Asimov también se me enredaron en la mente, así como las numerosísimas, breves y viciosas novelas pulp de Ciencia Ficción que desde pequeña leí con devoción. A la soledad del espacio también nos acerca la reciente “Gravity”, que aunque me gustó, me dejó el regustillo amargo que deja el saber que algo que está bien podría haber sido mejor, pero aunque sólo sea por su fotografía, merece la pena. En cuanto a la música, algunas de mis canciones preferidas también hablan de ello. Tremendamente impactante fue la primera escucha de “Halley 2061” de Andrés Lewin, sobre todo la frase “entonces comprendí que la tristeza viene del espacio” y sentí en lo más profundo que alguien lo comprendía. Otra maravilla es “Spacial Oddity” de Bowie, sublime en todo. Bunbury también es fascinante en “Lady Blue” y M-Clan en “Llamando a la Tierra”. Y no me olvido de otros muchos como Iván Ferreiro, en todo él vive el espacio y salpica de su esencia muchas de sus canciones, hasta tal punto que podrá desbordar este post, por eso mejor otro día le dedico uno entero, y es que cuando escucho sus letras me da la impresión de que podría entender todo esto. Son suposiciones, igual que mi empeño en ver amor a las estrellas escondido entre los versos de Antonio Vega. Tengo mucha imaginación y no puedo evitar divagar.

Disfrutad de los vídeos, lo mejor de este blog son las canciones. Hay muchas más y es posible que lo vaya ampliando, acepto sugerencias





lunes, 28 de abril de 2014

De los amantes fantasmas

Un tendedero de tu vida a la mía. Título basado en una canción de Paco Cifuentes. Foto Mar Goizueta
"Un tendedero de tu vida a la mía"
       Los amores entre fantasmas se tejen cuidadosos, conscientes de su inconsistencia, con hilos de humo, deseos y sueños. El más leve soplido en contra de su trayectoria puede disolverlos en nada, por eso siempre tienen que buscar vientos favorables. Si pasa el tiempo suficiente para que se cocinen con el fuego del conocimiento y las llamas de las desbordantes pasiones anheladas, su fragilidad se torna dureza y se vuelven indestructibles. Es entonces cuando los amantes fantasmas se visten con trajes hechos con este tejido y se vuelven corpóreos para poderse acariciar. Es un proceso complicado, pero así son las cosas en el mundo de los intangibles.

Jorge Drexler y su "Eco" ponen la música, porque ecos, sueños y fantasmas tienen mucho que ver


"...Yo, sin embargo,
siento que estás aquí,
desafiando las leyes del tiempo
y de la distancia.
Sutil, quizás,
tan real como una fragancia:
un brevísimo lapso de estado de gracia.

Eco, eco
ocupando de a poco el espacio
de mi abrazo hueco….."

* El título de la fotografía está sacado de una canción de Paco Cifuentes

miércoles, 9 de abril de 2014

Primavera

Sueño. Foto Mar Goizueta


Es primavera 
                    ...y mis entrañas me gritan que yo también soy un animal confundido
Es primavera 
                    ...y yo me asusto de mí misma


Leiva lo canta así de bonito




martes, 5 de noviembre de 2013

"Soplaré y soplaré y tu casa derribaré"

Noche Estrellada. Vincent Van Gogh, 1889

"Soplaré y soplaré y tu casa derribaré". El viento está gritando palabras que aprendió de un lobo de cuento mientras sopla espirales y simula aullidos.

Y tanto sopló y sopló que la Tierra tembló

(Memorias somnolientas de una noche de viento que acabó en terremoto en mi ciudad)



Y para los oídos una canción de vientos que viajan allende el mar:
 http://www.youtube.com/watch?v=LyD7jQ36kTM

jueves, 22 de agosto de 2013

Cuentos oscuros de Luna llena

Cuentos oscuros en esta noche de Luna llena.
Mientras, dejo abierta la ventana por si quieres entrar y aullarme al oído
... O por si tengo que salir a buscarte

  #Luna con magia  #Moon

miércoles, 10 de abril de 2013

La Vieja Sirena llora a José Luis Sampedro

Glauka cierra los ojos recordando al hombre al que tiempo atrás contó su larga historia de sirena humana, el hombre sabio que supo envolver su vida en papel y tinta llevándola para siempre al mundo nebuloso donde viven las realidades que poco a poco se hacen leyenda. Da un coletazo furioso recordando su muerte y se deja flotar, consciente de que tiene un hombre más al que llorar una eternidad con lágrimas invisibles de agua salada


Serpientes Acuáticas I (Gustav Klimt)

jueves, 7 de marzo de 2013

De sueños, luciérnagas e ideas

En el Mundo del otro lado del espejo a veces se nos apagan los sueños, entonces enroscamos luciérnagas en nuestras orejas. Con este método suele suceder que se nos iluminan las ideas y vuelven las ganas de imaginar. Eso sí, os advertimos que no es algo sencillo de hacer, las luciérnagas necesitan tener mucha confianza para prestar su luz y hace falta mucha técnica para no volverse orejudo.

Por qué algunos animales brillan
Fotografía http://medioambientales.com/por-que-algunos-animales-brillan/

jueves, 28 de febrero de 2013

Nadie había roto aún la nieve

Aún había nieve, que es paz
Después vinieron y la robaron
y yo me enfadé
La paz se escondió por las rendijas del recuerdo
y no se volvió roja porque ya no estaba

Nadie ha roto la #nieve del...

martes, 5 de febrero de 2013

lunes, 24 de diciembre de 2012

También es Navidad en el mundo del otro lado del espejo

En el mundo del otro lado del espejo, los días a veces se disfrazan de otros días. Pero no nos engañan, sabemos que hoy es la noche que es y por eso ponemos un árbol de Navidad, colocamos en él semillas de cuentos y dejamos que los peces imaginen que beben en el río. Y así conseguimos que el día parezca lo que tiene que parecer...  y celebramos y cosechamos cuentos para el resto del año





No siempre los peces beben en... En mi árbol de Navidad viven cuentos

domingo, 16 de diciembre de 2012

El deseo insistente

El deseo insistente de que me vengas a lavar el pelo rojo con las manos manchadas de Navidad

347700268298760958_3565918720130724-3955-nqddbz

Te recomiendo escuchar "Nadie podrá con nosotros" de Quique González con César Pop (Dos in translation, 2010):  http://www.youtube.com/watch?v=iGlrVFvEA9g


Ventana al pasado

A veces lo malo no es el día después, lo malo es la inexistencia del día anterior. 

Ventana al pasado
"Ventana al pasado"

martes, 4 de diciembre de 2012

Lo que las gambas de acuario ocultan

Hace unos días, pocos, os iba a hablar de la Gamba de mi acuario, con G mayúscula porque es evidente que no existe nombre más apropiado para una gamba que "Gamba", pero justo antes de hacerlo, hice un pavoroso descubrimiento, una cabeza con patas desunida del cuerpo yacía en una esquina del acuario, chupeteada por otros de los habitantes. No es que Gamba fuese un animalito especialmente simpático, más bien podría definirse como algo hosca y siempre medio escondida, pero ver la imagen de sus restos resultaba perturbador. En los últimos días andaba muy rara, más inmóvil de lo habitual, más escondida, más cabezabajo de lo que el orden del mundo ordena, con la excepción de los murciélagos, esos seres tan originales que tienen los pies en las manos y viceversa. El caso es que no me vi fuerte para sacar aquellos restos macabros y decidí dejar que la naturaleza siguiera su curso y que desaparecieran comidos o desintegrados. Un par de días después, mientras contemplaba la amena vida de mis peces, algo cruzó el acuario como un rayo y me sobresaltó ¡Era la fallecida Gamba que de nuevo estaba entre nosotros! Llegué a la conclusión de que cabían dos posibilidades, que mi desconocimiento profundo de la vida de los crustáceos me hiciese ver aquellos restos como mortuorios cuando en realidad estaba ante un simple cambio de traje o que en realidad la leyenda del animal capaz de renacer fuese erróneamente atribuida al Fénix y no a la Gamba, mi Gamba, que tal vez llevase desde el principio de los tiempos en el mundo. Por si acaso, ahora la miraré con más amor

Gamba

sábado, 1 de diciembre de 2012

Estrenar agenda aunque se acabe el mundo antes de su primer día

He estrenado agenda ya, sí, eso quiere decir que ya tengo cosas planeadas para el 2013, a pesar de que puede que sea una temeridad por mi parte anticipar acontecimientos que tendrán lugar en un mundo que, según los Mayas y creo que también el agorero de Nostradamus (no domino mucho el tema), se va a acabar dentro de unos días, concretamente el 21 de diciembre. No confío mucho en este tipo de cosas, no me creí que con el cambio de milenio se acabase el mundo y es obvio que no me equivoqué, en cambio, siempre tuve fé en que en el año 2000 ya existirían pequeños platillos voladores para dos o cuatro personas como los de los Supersónicos y me decepcioné mucho cuando no fue así. Eso sí, hay fechas que me gustan por su estética y creo que el valor o la fuerza de algo viene dado en parte por la energía que se emplea en dotarlo de importancia, por ejemplo, dentro de poco llegaremos al 12/12/12 y poquito después al 21/12/2012, esta última no sabemos si vamos a poder disfrutarla, pero la otra si, y podemos pensar que será un día bueno y tal vez así lo sea. En fin, la magia existe solamente si se cree en ella, así que en vuestras manos está. Y después de esto, me voy a ver si relleno la agenda, que si cubro muchos días, igual evito que se acabe el mundo antes de que me toque la lotería.


Estrenar agenda aunque se acabe el...

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Tendiendo atardeceres








En el mundo del otro lado del espejo, cuando el día está gris, colgamos un atardecer bonito en el balcón, aunque luego se nos olvide recoger las pinzas




Tendedero
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...